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Cuando la educación se abrió paso en Lanzarote

Enrique Díaz publica la historia de la educación secundaria en la Isla, desde la precariedad del primer centro hasta el desarrollo actual

Saúl García 0 COMENTARIOS 25/03/2025 - 07:02

El primer objetivo confesado del libro, que se recoge en la introducción, es el de “cubrir un vacío en la historia de la educación en la isla de Lanzarote: la implantación y desarrollo de la enseñanza secundaria”, también conocida anteriormente como enseñanza media o segunda enseñanza. Dice el autor, Enrique Díaz, que fue director del IES Blas Cabrera Felipe hasta su jubilación, que hay un “gran desconocimiento” sobre este asunto y que también se desconocen los problemas que pusieron en riesgo la continuidad del instituto: el escaso número de alumnos matriculados, la falta de profesorado idóneo o la ausencia de un local adecuado.

La presentación del libro, titulado El Instituto de Arrecife: los inicios de la enseñanza secundaria en Lanzarote, que publica el Servicio de publicaciones del Cabildo, tuvo lugar en el salón de actos del IES Blas Cabrera Felipe el pasado 5 de febrero. Al acto asistieron numerosos exalumnos y docentes de Secundaria.

Los antecedentes más cercanos al primer instituto, el de las Cuatro Esquinas, habían sido dos colegios privados que preparaban a un reducido grupo de alumnos para los estudios de bachillerato elemental. En la década de 1870 se creó en Arrecife el Colegio San Ginés, que duró hasta 1889 y un año antes se había fundado el Colegio de segunda enseñanza de Arrecife, que cerró en 1904 porque incumplía las condiciones higiénicas y porque los profesores no reunían las condiciones que exigía la legislación.

Cuando abrió el instituto en 1928, volvieron a la Isla algunos de los pocos alumnos de familias acomodadas que estaban cursando estudios en ese momento en La Laguna o en Las Palmas de Gran Canaria, las dos únicas ciudades en Canarias donde se impartía enseñanza secundaria. El instituto de Arrecife fue el tercero.

Se creó gracias al Real Decreto de 1928 que regulaba la creación de institutos locales de segunda enseñanza. Debían ser las instituciones locales las que aprobaran esa creación, ya que tenían que aportar el edificio, el material y consignar un presupuesto de mil pesetas, mientras que el Ministerio aportaba el sueldo de los docentes. Fue el pleno del Cabildo quien aprobó por unanimidad la propuesta, bajo la presidencia de Carlos Sáenz Infante y a propuesta de los consejeros Rafael Cabrera Martinón, Ezequiel Morales Topham y Francisco Lorenzo Quintana.

Fuga del instituto. Alumnos en el Parque Municipal de Arrecife, hoy conocido como José Ramírez Cerdá. Foto: Miguel Ángel Ferrer.

El primer comisario regio fue el escritor Agustín Espinosa, que dio un discurso en la inauguración dedicado a Clavijo y Fajardo. El primero edificio estaba en las Cuatro Esquinas y faltaba de todo. Para empezar, tanto profesores como alumnos. Eran unos cincuenta por cada curso académico. La  matrícula no era gratis, no había apenas transporte para desplazarse desde otros puntos de la Isla y era necesario ayudar a la economía familiar en el campo o la pesca. Esos eran algunos de los principales problemas para llenar las aulas. Además de las circunstancias y los datos, el libro incorpora copias de los documentos y artículos de prensa recopilados para su elaboración.

El instituto de Arrecife fue el tercero que se creó en toda Canarias, en 1928

Por eso se solicitó la construcción de un internado para el resto de la Isla y para Fuerteventura y también se pidió que se pusiera dinero para el pago de matrículas de alumnos pobres y para las clases de repaso, para que estuvieran en las mismas condiciones “que los alumnos ricos, que asisten todos”. Pero esa petición fue denegada, según recoge la publicación Tiempos Nuevos.

En el año 1935, el instituto se eleva a categoría nacional, pero poco después estalla la Guerra Civil y con ella el control ideológico de la enseñanza, así que se impone la enseñanza segregada. Finalmente el instituto se cierra en el curso 1939-40 y se plantea su reapertura dos años después atendiendo “al extraordinario crecimiento de la ciudad de Arrecife”, pero no pueden llegar a completar la plantilla mínima de profesores y la apertura se suspende, aunque se abre para el curso 42-43.

Unos años antes se había comenzado a construir un nuevo edificio, el que ocupa hoy el IES Agustín Espinosa, que se abrió en el año 1948. El primer director fue Ildefonso Aguilar Martín, que solo estuvo en el cargo unos pocos días. Lo sustituyó el párroco de Arrecife, Lorenzo Aguiar, que estuvo doce años. Había 167 alumnos (102 chicos y 65 chicas).

Expansión

El libro también se ocupa después de la expansión de la enseñanza media. En 1960 se implantan los estudios nocturnos, en 1967 se aprueba la extensión de Haría, que tuvo como antecedente inmediato la llamada Academia de Haría, creada por Enrique Dorta, que se había instalado en la biblioteca municipal y que permitió que pudieran estudiar muchos jóvenes del municipio.

Por otra parte, el Instituto de Arrecife se va ampliando y llega hasta los 667 alumnos, así que en marzo de 1966 el Cabildo aprueba la cesión de un solar en el barrio de La Vega, que acaba siendo el actual Blas Cabrera Felipe, a las puertas del barrio de Titerroy, y que es el heredero del primer instituto, mientras que el Agustín Espinosa se queda como sección delegada. Hubo hasta cuatro intentos para bautizar al instituto con el nombre del científico lanzaroteño: el primero en 1960 y después en 1964, 1968 y 1970.

Instituto Blas Cabrera. 

Profesores

Además de Agustín Espinosa como comisario regio, la primera plantilla de profesores  estaba formada por Juan Millares Carló (padre del pintor Manolo Millares y de toda una saga de escritores y artistas), Jacobo Hontoria, José Becerril, Rafael Más, Gabino López, Adolfo Topham, Domingo Armas de Páiz, Pedro Medina Armas, Rafael Medina Armas, Carlos Sáenz Infante, José Díaz Santana y la única mujer: Amelia González Hernández.

Por sus aulas pasaron quienes “conformaron la historia de la Isla”

Entre los directores, después de Espinosa estuvieron José Becerril, Ildefonso Aguilar, Rafael Ramírez y Fernando Cerdeña, todos antes del año 1942, después el cura Lorenzo Aguiar hasta el año 1960. En esa década hubo tres más: Pedro Medina, Augusto Fernández y Sebastián Sosa. En los setenta fue Rafael Sastre en dos ocasiones y Guillermo Bonnín Riera.

Señala el autor Enrique Díaz que por sus aulas pasaron “la mayoría de las personas que conformaron la historia de la Isla en el siglo XX: alcaldes, presidentes del Cabildo, ingenieros...”. Cita como ejemplo a César Manrique, José Ramírez Cerdá, Manuel Díaz Rijo, Ginés de la Hoz, Guillermo Topham, Leandro Perdomo, Agustina Ayala y María Luisa Perdomo.

Las notas de César Manrique

En el anexo documental y fotográfico hay curiosidades como el examen de ingreso de César Manrique, su partida de nacimiento y sus notas, de los cuatro cursos. Era un alumno que aprobaba aunque, seguramente, no de los más brillantes. En el primer curso, de siete asignaturas, cinco aprobados y un “apto” en educación física. En segundo, muy parecido: cuatro aprobados, un apto, y un suspenso en lengua y literatura, que aprueba en septiembre. En tercero son las matemáticas las que aprueba en septiembre, y saca notable en lengua. El resto, aprobado y apto. También se repite una constante: en los tres primeros cursos, el único sobresaliente que saca es en la asignatura de dibujo. En el cuarto curso, que ya no había dibujo, le costó un poco más. Acaba aprobando varias asignaturas en la convocatoria de septiembre.

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