Carolina Bravo, la lanzaroteña que triunfa en el fútbol sala nacional
La joven optó por cambiar el fútbol por el fútbol sala y ha conseguido debutar con la Selección española
Carolina Bravo Curbelo, nacida el 6 de febrero de 2003 en Arrecife, es una joven promesa del fútbol sala español. En conversación con Diario de Lanzarote, Carolina cuenta su trayectoria desde sus inicios en el fútbol, su transición al fútbol sala y su reciente convocatoria con la Selección española. A través de sus palabras, se percibe la pasión y dedicación que la han llevado a alcanzar sus sueños.
Comenzó a jugar al fútbol a los cinco años en su colegio y en su barrio. Aunque también practicó balonmano y atletismo, su amor por este deporte prevaleció. “Compaginé fútbol con balonmano y atletismo. En atletismo y balonmano estuve poco, ya que con los estudios no tenía tanto tiempo y no quería dejar el fútbol”, comenta Carolina. Aunque no era una gran seguidora de la competición televisada, siempre disfrutó practicándolo.
Tras su inicio con el CD Lomo, recala en el CDU Puerto del Carmen, donde continuó formándose. El fútbol fue el motivo que llevó a Carolina fuera de Lanzarote. Un equipo de Tenerife, el Tacuense, se puso en contacto con sus padres y propuso que, aunque entrenara en Lanzarote, pudiera jugar en Tenerife los fines de semana. “Lo viví con bastante ilusión, además de incertidumbre porque no sabía lo que me iba a encontrar. Para mí fue una buena experiencia y recomiendo a quien tenga la oportunidad, que la aproveche”, recuerda Carolina.
El paso al fútbol sala
Estaba centrada en el fútbol, pero durante un campeonato infantil, un entrenador de fútbol sala se fijó en Carolina y, tras seguir sus pasos durante varios años, le propuso unirse al club Costa Sur. “Conociendo el fútbol sala y considerando que me gustaba igual que el fútbol 11, la oportunidad que se me brindaba era bastante interesante”, explica.
Su medio año en el Costa Sur fue maravilloso, con una directiva volcada en las jugadoras y compañeras que aún conserva como amigas. Desde entonces, nunca se ha replanteado volver al fútbol 11.
Su medio año en el Costa Sur fue estupendo, con la directiva volcada en las jugadoras
Tras su media temporada en el Costa Sur, algunos equipos se pusieron en contacto con su madre y así se llegó a un acuerdo con el Sala Zaragoza, que jugaba en la máxima categoría del fútbol sala nacional. Carolina se adaptó bien a la ciudad y a los entrenamientos, aunque tuvo que dedicar más tiempo a asimilar la táctica de juego. “Lo peor fue el esguince de tobillo que me obligó a dejar de entrenar unas semanas, a lo que no estaba acostumbrada, pero afortunadamente y con trabajo del cuerpo técnico me recuperé”, comenta.
El primer año en Zaragoza fue duro, ya que el equipo descendió debido a la falta de jugadoras para cubrir una Primera División. Sin embargo, Carolina no se desanimó y encontró en Marín un nuevo hogar. “En Marín se vive mucho el fútbol sala, tanto masculino como femenino”, afirma. Así, permaneció un año más, la temporada pasada, en la élite del fútbol sala femenino en España.
Selección española
La mejor noticia a nivel particular llegó con su convocatoria a la Selección española, un sueño cumplido para Carolina. “La noticia me llega de boca de la presidenta del club, al que la Federación Española le pasa un comunicado de convocatoria. Es un deseo que siempre he querido ver cumplido”, dice emocionada. No solo debuta con la Selección ante Portugal, sino que incluso consigue anotar un gol, haciendo que su sueño se convierta en épico.
Carolina repetirá en Marín la próxima temporada y espera seguir creciendo. “Para mí la temporada que terminó fue muy positiva, creo que crecí futbolísticamente hablando, y para esta próxima temporada quiero seguir en la misma línea”, comenta.
La lanzaroteña, hablando sobre el fútbol sala femenino, reconoce que hay diferencias en la repercusión, pagos y público entre el masculino y el femenino. “Actualmente, se puede ver que en cualquier deporte, el masculino es más seguido que el femenino y en fútbol sala pasa prácticamente lo mismo”, señala, aunque añade que, para ella es su “único ingreso, y se puede vivir en función de lo que gastes”.
Lamenta que el fútbol sala femenino en Lanzarote esté “muerto” y cree que falta promoción del deporte por parte de los organismos públicos. “Desde que yo empecé en fútbol sala había falta de jugadoras, desafortunadamente sigue así”, comenta.
Carolina Bravo es un ejemplo de dedicación y pasión por el deporte. A aquella niña que jugaba al fútbol en el CD Lomo, le diría: “Qué suerte haber elegido un hobby en el que poniendo esfuerzo y mucho tiempo, siga siendo tu entretenimiento favorito y además tu profesión”. Agradece a todos los clubes y personas que la han apoyado en su camino y espera seguir creciendo en el fútbol sala.
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