Cuando arreciaba la crisis como un temporal que barría galerías de arte, precios y mercados y los pintores hacían cuadros cada vez más pequeños, casi en papelitos, por si alguien se animaba a comprar en el desolador panorama, Carlos Matallana (Arrecife de Lanzarote, 1956) comenzó a pintar ‘Las cenizas del tiempo’, una obra de veintiún metros de largo. Este cuadro desmesurado que refleja el espíritu a contracorriente del artista forma ahora parte de la muestra ‘Tiros al aire’, que abarca parte de su actividad pictórica en la última década y que se exhibe hasta el próximo 7 de abril en el Centro de Arte La Regenta, uno de los espacios expositivos de referencia en Las Palmas de Gran Canaria y el conjunto del archipiélago.

“Soy un poco complejo para aclararme porque es que yo no quiero aclarar nada”, afirma Matallana desde su domicilio en una urbanización a las afueras de Santa Cruz de Tenerife. “Lo que pretendo es que ese hermetismo dialogue con el espectador y que éste saque las conclusiones que sea, que pueden ser totalmente contrarias a las mías. O no. La obra de conceptos cerrados no me interesa absolutamente nada”, proclama este “nómada de estilos”.

“A mí siempre me ha gustado una pintura con conceptos e ideas interiores, pero también me gusta jugar con el espectador, engañarlo y meterle en laberintos”, apunta. Además, Matallana se aferra a “un acabado que atrape la vista” del que se acerque a su universo creativo: “Quiero atrapar al espectador por los ojos. En la forma actual de entender la modernidad se remite mucho al concepto, y a mí me parece muy bien, pero yo quiero ir a contracorriente de todo esto”.

El crítico Ramiro Carrillo sostiene que Matallana “se recrea en el juego de los significados, proponiendo asociaciones que sugieren comentarios más o menos evidentes sobre la vida y la trascendencia, el tiempo y la existencia, la violencia y la ternura, la identidad y la dualidad; haciendo funcionar a la pintura como aquello que decía Santiago Palenzuela, un resonar de gritos silenciosos. Su táctica consiste en dejar que las imágenes hablen, como si el artista no tuviera nada que ver ahí”. Estos ‘Tiros al aire’ se escucharán a partir de julio en El Almacén, en Arrecife, en un formato reducido por cuestiones de espacio pero igualmente sonoro.

“La obra de conceptos cerrados no me interesa”, dice Carlos Matallana (Arrecife, 1956), que exhibe ‘Tiros al aire’ en el Centro de Arte La Regenta de Las Palmas de Gran Canaria

Carrillo añade que Matallana “a veces se permite explorar metáforas o activar resortes surrealistas, pero en general simplemente dispone una figura al lado de otra, con una estudiada apariencia de neutralidad, para que surjan los choques culturales y visuales, los contrastes y también las confusiones entre la naturaleza de las imágenes: pinta gases de combustión de los cohetes, que parecen humo de tabaco o los vapores de los trenes de Monet, que a veces parecen blancas vísceras de algún animal extraño, que evocan también nubes en el fondo de algún paisaje romántico; que parecen, o sugieren, o a lo mejor está en la mente de cada cual, eyaculaciones”.

Carlos Matallana es patrono de la Fundación César Manrique (FCM), ha exhibido individual o colectivamente en diversos países. Además, ha participado en varias ediciones de la feria ARCO, ha colaborado en diseños de escenografía para teatro y realizado diversos trabajos de diseño gráfico. Su obra, igualmente, está recogida en diferentes centros de arte, museos y colecciones, tanto del ámbito nacional como internacional, entre cuyos ejemplos destacan el Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) de Las Palmas de Gran Canaria, el TEA, el Museo Goslar en Alemania, Colección CajaCanarias o Colección Sandro Rosada en Trieste.