ENTREVISTA

“Europa entiende que la cuestión migratoria es más un negocio que un problema”

Javier Martín, periodista y autor de ‘No hay tierra sagrada para los vencidos’

Eloy Vera 2 COMENTARIOS 19/10/2021 - 07:15

El corresponsal en Túnez de la Agencia EFE, Javier Martín, visitó recientemente las Islas, invitado por Entre Mares, para presentar su último libro, No hay tierra sagrada para los vencidos, un libro con el que intenta desterrar la imagen distorsionada sobre la inmigración y plasmar su experiencia después de una década viajando por Libia.

Martín visita Canarias en unos momentos en los que ONG y administraciones esperan en los próximos meses un incremento en la llegada de pateras procedentes de Marruecos y cruzan los dedos para que no se repitan imágenes como la del muelle de Arguineguín. El periodista no duda en asegurar que “mientras Marruecos siga controlando el Sahara Occidental, la ruta canaria seguirá estando muy activa”.

-‘No hay tierra sagrada para los vencidos’ toma Libia como espacio central. ¿Cómo es Libia tras la caída del régimen de Gadafi?

-Es un Estado fallido, como casi todos los que quedan después de una guerra, como pasó con Irak. Se destruyen sus frágiles instituciones y se quedan convertidos en grupos armados que pelean entre sí por el poder y por los recursos, sobre todo, petroleros. La Libia que hay hoy es en realidad un mercado del contrabando. El sistema económico que existe se ha destruido y solo se puede hablar de un Estado corsario en el que quien domina y genera los movimientos económicos son las mafias, que se dedican a todo. Contrabandean con personas, armas, droga, gasolina, harina... Si quieres encontrar un trabajo, te haces miliciano o trabajas con una mafia. El Estado no te da una posibilidad de trabajar.

-Libia se ha convertido en un infierno para el inmigrante subsahariano que llega a su territorio intentando cruzar a Europa... ¿Qué trato da a estas personas?

-Los países del norte de África y Libia en particular son lugares donde hay un gran problema de racismo. A los inmigrantes que vienen del África subsahariana se les trata muy mal. Más que personas son burros de carga que vienen a trabajar. Malviven y hacen los trabajos que los libios no quieren hacer. Otros, como sirios, egipcios y argelinos, son considerados otro tipo de inmigrantes. Para ellos, son hermanos árabes que se buscan una vida. Hay una visión distinta de los inmigrantes dependiendo de si son del África negra o del norte de África.

-La ruta mediterránea ha perdido peso y se ha reactivado la canaria. ¿Qué está pasando en el Mediterráneo?

-En 2017, la Unión Europea llegó a un acuerdo con Níger y Mali para bloquear la ruta. Hasta 2016, que fue el boom de la inmigración en la zona de Níger, el tránsito de inmigrantes desde Níger a Libia era una actividad legal. Comprabas un billete y te cruzabas todo el desierto en coche. Luego, la Unión Europea llegó a un acuerdo con Níger para que frenara la inmigración y Níger convirtió la inmigración en un negocio ilegal. El tránsito en el desierto se convirtió en ilegal y perseguido por la policía. Eso hizo que la ruta se desvíe hacia el lado canario.

-¿Qué causas hay detrás de la reapertura de la ruta canaria?

-Detrás de la activación de la ruta canaria hay un interés por parte de Marruecos para que la inmigración se convierta en un problema para, con ello, buscar una forma más de atacar a la cuestión saharaui. Sabemos que muchas de las barcas salen de El Aaiún, con lo que Marruecos tiene una responsabilidad sobre ello. Quien permite que la ruta canaria esté activa o no es Marruecos. Mientras siga controlando el Sahara Occidental y no se le dé una solución, la ruta canaria seguirá estando muy activa.

-¿Cómo valora la respuesta del Gobierno de Pedro Sánchez a la crisis migratoria en Canarias?

-Creo que la acción del Gobierno central va un poco conforme a la de Europa. Europa ha entendido que la cuestión migratoria es más un negocio que un problema. En los últimos años, la Unión Europea ha enviado miles de millones de euros a la frontera sur del Sahel. En principio, es para intentar parar la inmigración. Sin embargo, es dinero que vuelve. Europa da dinero a países como Malí o Níger, pero son lugares que no están preparados para frenar la inmigración. Necesitan comprar armamento europeo y formación por empresas europeas y eso se paga con el dinero que esos estados reciben de Europa. En el momento en el que la política europea es de militarización y de hacer negocio con la migración no se pueden tomar otras políticas. La respuesta del Gobierno español ha sido muy tímida porque ha seguido las políticas europeas cuando se debería enfocar hacia una inmigración mucho más regulada.

-¿Cómo definiría la guerra que se está librando desde Europa contra la inmigración irregular?

-Creo que la inmigración se ha convertido en un elemento más de la agenda política de cada partido y cada uno de ellos manipula las cifras de la inmigración a su favor. Hablamos de crisis migratoria, llegada masiva de inmigrantes, inmigrantes que vienen a robar el trabajo, pero cuando realmente miramos los números nos damos cuenta de que solamente el nueve por ciento de las personas que migran en África lo hacen hacia Europa. Menos del cinco por ciento consiguen cruzar el Mediterráneo y menos de un uno por ciento de la población europea es migrante. Se está sobredimensionando el problema. Los partidos de la ultraderecha lo hacen para criminalizar la inmigración mientras que partidos más a la izquierda usan la inmigración para justificar políticas militaristas en el sur de Europa. No buscan soluciones sino cómo manipular y sacar provecho.

“Europa entiende que la cuestión migratoria es más un negocio que un problema”

-¿Por qué existe esa imagen manipulada de la inmigración?

-Los medios de comunicación tenemos gran parte de culpa porque nos hemos convertido en portavoces de los partidos políticos y no en lo que deberíamos ser, que es los Pepito Grillo de los partidos políticos. Todo el mundo tiene derecho a dar una opinión, pero esa opinión hay que contrarrestarla. No podemos hacer solo un periodismo de declaraciones. Esto ocurre porque ponemos un micrófono a quien quiere mostrarnos una cara de la inmigración que no es la real. Hay mucho ruido, periodismo declarativo y muy poco periodismo de contexto y de profundidad que explique cuáles son el origen y las circunstancias de todo esto.

-La inmigración es tan antigua como la humanidad. Sin embargo, sigue generando miedo. ¿Por qué?

-Genera miedo porque somos sociedades que tendemos a protegernos. La sociedad ante los cambios es siempre muy conservadora y cuando nos viene alguien de fuera, con maneras diferentes de pensar, nos sentimos inseguros. Cuando nos sentimos inseguros, buscamos una visión mucho más conservadora. Dentro del espíritu humano está migrar, pero también protegerse contra el inmigrante. Al de fuera siempre lo hemos visto como un extraño que viene a nuestra tierra a quitarnos algo. No hemos sabido cambiar la mentalidad de que el otro es un peligro y una amenaza por la que es alguien del que podemos aprender.

-¿Cómo se puede acabar con la inmigración irregular?

-Tendiendo a la igualdad y, sobre todo, entendiendo. Hay una gran mentira, que nos cuentan los políticos, en Europa. Dicen que hay que trabajar en origen, pero eso no es realmente cierto. En origen, vemos que ese dinero termina en manos de gobiernos que no son fiables. El dinero que se da para desarrollar esos países no termina desarrollándolos, sino que se va por la tubería de la corrupción. Hay que aprovechar la emigración. A los inmigrantes que llegan a Europa, en vez de ponerles obstáculos, deberíamos ayudarlos a formarse, enseñarles cuáles son los principios europeos y darles herramientas para que puedan vivir en el mundo de hoy y, con esas herramientas, puedan volver a sus países de origen a construir sociedades nuevas.

Comentarios

Lo que está claro es que nos están invadiendo hasta el punto de que como sigamos así, perderemos nuestra cultura que es lo que nos identifica y nos da nuestro lugar en el mundo.
Ja. Ja la última respuesta es de risa…. Del mundo de yupi total… toda la credibilidad de la entrevista tirada por los suelos…

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