Soy el último en sumarse a la cola, y eso se paga. Todos me miran extrañados, como si estuviera fuera de lugar. Intento fingir habitualidad. Pretende averiguar hacia dónde va la fila y cuál es el fin. Todos llevan en la mano derecha un papel escrito, igual al que porto yo. Al fondo un cartel dice: DIRECTOR. Se hace la luz. Es un examen. Despliego mi folio y leo en voz alta:

Sabemos, señor primer edil, que no recorre usted la ciudad para detectar sus carencias. Le expondré simples ejemplos, no exhaustivos, que son la más pequeña explicación de su mal hacer: No se ve un guardia municipal; las calles están levantadas y cegadas al tráfico; las aceras sucias y con socavones; semáforos apagados en calles que no están en obras, como Cienfuegos.

Don José Montelongo, es usted un Alcalde opaco. Desde los tiempos en que no nos permitían hablar por imperativo de la dictadura, nunca estuvo tan desamparado Arrecife. Cuando en la pasada legislatura era Teniente Alcalde, usted prometía. Sus intervenciones en Radio Lanzarote de mucha locuacidad, nos hizo suponer que conocía a fondo la problemática municipal y sus responsabilidades, anulando al entonces munícipe. Así debió pensar su partido cuando lo colocó el primero en la lista de candidatos a regir el Consistorio.

Señor Alcalde, debe dar un giro de trescientos sesenta grados si no quiere que su mandato pase con más pena que gloria. Si no lo hace así, hemos de concluir que no debió salir de la mediocridad que le protegía.

Visite la urbe y sienta sus necesidades. Hágase una concienzuda hoja de ruta sobre la que trabajar y rompa la imagen que se ha creado. Ponga sus concejales a laborar; saque los guardias del cuartel y que patrullen por las vías urbanas; mande revisar los puntos de luz. Aún hay tiempo para mejorar su imagen. Ello redundará en beneficio de la capital de Lanzarote, y Arrecife se lo agradecerá.