Sergio Fernández: “El éxito es una plantilla que se puede copiar”
Sergio Fernández (Madrid, 1978) es 'coach', emprendedor, periodista, conferenciante y formador especializado en crecimiento y desarrollo personal. Su discurso, optimista y defensor a ultranza de la formación como garantía de éxito, fue seguido en Lanzarote por un nutrido grupo de asistentes al I Congreso de Viveros de Empresas de Canarias organizado por la Fundación INCYDE, la Cámara de Comercio de Lanzarote y financiado en un 80% a través de Fondos FEDER y la Dirección General de Promoción Económica del Gobierno de Canarias.
- ¿Qué hemos perdido por el camino y por qué motivos, para necesitar de tanto entrenamiento personal, tantos consejos para cambiar la vida y formación en comunicación?
- Lo que hemos perdido es el sentido común. Las cosas importantes de la vida no nos las enseñan en el sistema educativo. No nos enseñaron sobre salud, a comer, a diferenciar entre una manzana y un bollo industrial; no nos enseñaron relaciones de amor y del trabajo, muy poco. Nos dijeron: encuentra un trabajo para toda la vida, esfuérzate y cuando te jubiles podrás dedicarte a lo que te guste. Esa es una fórmula anacrónica. ¿Dinero? Nadie nos explicó cómo ser libre financieramente para no tener que soportar un trabajo que no ame... Esta ola de ahora es porque por fin somos muchas las personas que queremos vivir con mayúsculas y eso requiere de un aprendizaje y de un entrenamiento. Podríamos aprender con el tiempo, pero por qué esperar a ser sabios con sesenta años si podemos ser sabios con treinta.
- Antes, los emprendedores se llamaban pequeños comerciantes, jefes de taller, panaderos o zapateros. ¿Por qué ese salto de simple oportunidad de negocio al culto al heroico emprendedor?
- La palabra empresario no se puede decir en España porque remite a una persona egoísta, que explota a los trabajadores y solo piensa en sí mismo. Eso es un drama social. Yo no digo que no haya empresarios así, pero en general el empresario español no es el tipo de la CEOE; es un frutero que se mata por mantener su negocio, que paga sueldos a sus empleados y está sometido a una enorme presión fiscal. Por otro lado, ya era hora de que a estas personas se les reconociera porque son las que sacan adelante la sociedad, al menos en lo económico.
- ¿No cree que bastante presión sufre ya quien corre una aventura empresarial como para encima aplastarle con tormentas de ideas, mapas mentales y entrenadores de negocio?
- El retorno en formación dice que de cada euro que metes te llevas tres. Soy un apóstol convencido de la inversión en formación, cursos, libros, webs, vídeos... No se trata de añadir presión a la presión, sino más bien de restarla. Cuando alguien sabe no se equivoca, no roba, no insulta al compañero...
- Reviso sus recomendaciones para vivir mejor y encuentro consejos para dormir más y mejor, comer con sensatez, dedicar tiempo a uno mismo, cuidar a los amigos y vestir con gusto. ¿No es todo eso más sencillo viviendo con un jefe que garantice un salario mensual?
- Desde mi punto de vista, no. Además, en unos años nadie va a pagar sueldos fijos, nadie va a querer contratar a otro y encargarse de los miedos de otro. No tengo nada contra los sueldos, yo mismo tengo uno en mi empresa. Pero en poco tiempo la mayoría de los trabajos irán una parte a fijo y una parte mucho mayor a comisión o todo el sueldo a comisión, en función del valor que realmente se aporte. No entiendo que alguien con interés demostrado en mejorar y aportar más a sus clientes cada año tenga que conformarse con ganar siempre lo mismo. El dinero es una representación de lo que aportamos a los demás.
Sergio Fernández es ‘coach’ y autor de libros de crecimiento personal para emprendedores
- ¿Qué hace que una empresa vaya bien?
- El éxito es una plantilla que se puede copiar. Detrás de empresas que van bien hay patrones y factores de éxito que comparten todas ellas. Eso es lo que no se ha explicado. Por eso hago lo que hago y por eso estoy en Lanzarote, porque hay unos patrones que te llevan al éxito y quiero compartirlos. Porque el éxito de unos no supone el fracaso de otros; la economía no es un juego de suma cero, es un juego de suma más uno: si uno gana, el otro no pierde, sino que gana más, ganan todos. Igual que si todos perdemos, todos perdemos más y lo hemos visto en la crisis. El éxito está ahí para quien quiera cogerlo.
- ¿Se aplica sus consejos? ¡Aparenta una vida muy ajetreada!
- Yo aplico en mi vida la Ley de Pareto o Ley del 80/20, que dice que si el 80 por ciento de las veces tomas las decisiones adecuadas, el 20 por ciento restante puedes hacer lo que te da la gana. En mi casa cuido mucho mi alimentación pero cuando salgo trato de minimizar el impacto. Y si en vez de comer una manzana como un pastel, pues lo hago con alegría, con satisfacción y sin remordimientos. Ya lo dijo el Dalai Lama: la única tarea que tenemos en la vida es ser felices. Además, una cosa que hago en el master para emprendedores que dirijo, en el seminario ‘Vivir sin jefe’ o en el blog pensamientopositivo.org es no recomendar nada que no haya experimentado previamente o gente muy cercana a mí.
- Su cierta aversión a los jefes, ¿no vendrá de su época de asesor de políticos?
- Ayer comí con uno de los alcaldes con los que trabajé, con quien guardo una muy buena relación. He tenido mucha suerte porque con los pocos jefes que he tenido en mi vida, he aprendido muchísimo. Pero al final veía que no iba a ningún lado, el trabajo no me aportaba valor, ni sentido, ni significado. Y ese valor lo es en la medida en que aportamos algo a los demás. Por eso me hice emprendedor.
"Nadie nos explica cómo ser libre financieramente para no tener que soportar un trabajo que no ame"
- A la vista del panorama de corrupción y falta de democracia que padecemos, ¿qué recomendaría a los políticos? ¿Formación en valores o penas más duras?
- Meterse con los políticos se ha convertido en un deporte nacional. Lo que está pasando clama al cielo pero no es más que el reflejo del consciente y el inconsciente colectivo. No tendríamos políticos que robasen si la sociedad no robara. Necesitamos una limpia espectacular en este país, pero todos lo hacemos, sisamos, no advertimos de la cuenta mal hecha, nos colamos en la lista de espera porque tenemos un amigo, defraudamos a Hacienda... Con una sociedad más limpia el problema de la corrupción se resolvería de manera automática.
- ¿No resulta peligrosa la sobreabundancia de libros de autoayuda y gurús del marketing para la credibilidad de quienes sí ofrecen una formación seria? ¿Cómo reconocer el manual de instrucciones adecuado para cada persona y cada caso?
- Hoy en día creo que eso es relativamente fácil, porque al que aporta valor, la sociedad se lo reconoce. Vivimos en una sociedad trasparente, con Internet facilitando muchísima información de todo el mundo. Así que es fácil acertar con lo que uno busca. Nosotros tenemos una norma: si alguna persona no queda satisfecha ni satisface sus expectativas con nuestra formación, le devolvemos el dinero. Es lo más honesto que podemos hacer. Solo queremos “happy money”: lo que te parece bien darme estoy encantado de recibirlo.
Comentarios
1 Godos no Sáb, 13/12/2014 - 01:34
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