“Los primeros habitantes de Canarias no eran pobladores, eran colonos”
Antonio Macías, autor de ‘Los aborígenes canarios. Tres milenios de Historia’
-¿Existe aún o ya no existe controversia sobre el origen de los antiguos canarios?
-La controversia que existe demuestra con total claridad que lo que ha faltado en el estudio de la historia de nuestra comunidad, de su origen, es reflexión. Sobran datos. Lo que ocurre es que no se han examinado desde una perspectiva metodológica, analítica, correcta. Nosotros ya sabemos, perfectamente, con total nitidez, que la economía aborigen constaba de ganadería menor, por lo tanto no tenían ni vacas, ni bueyes, no tenían arado, carecían de hierro, tenían instrumental lítico y semillas de cereales, entre los cuales destacaba la cebada, y en el caso de las leguminosas, las habas y las lentejas. Si examinamos detenidamente este stock de capital, llegamos a la conclusión de que los primeros habitantes de nuestro archipiélago no eran pobladores.
-¿Estaban de paso?
-No, no. Si observas la literatura, te habla del poblamiento del Archipiélago, pero eran colonos, que no es lo mismo. Una cosa es venir con una mano delante y otra detrás, y otra venir con un proyecto colonizador. La primera cuestión es que no eran cazadores recolectores que vivían de la naturaleza porque, entre otras razones, no había nada que comer. Era una gente que tenía una cultura superior y que vino con un proyecto colonizador. Ahora tenemos que reflexionar a partir de esas variables. Nadie va a ningún sitio sin saber a dónde va, cualquier isleño que ha estudiado las migraciones lo sabe. Todo el que va a un sitio tiene que conocer ese sitio previamente y decide ir. Hay una causa por la cual ha ido y tenemos que averiguarla. El análisis del stock de capital nos dice su procedencia. Estas son preguntas de teoría migratoria, de teoría de la historia y no se entiende el debate que se ha montado con pies de barro. Si los trajeron y vinieron del norte de África, no se comprende cómo un señor del norte de África podía conocer la existencia del Archipiélago. Imposible. Segunda premisa: se supone que si vienen, traen su capital, y en el norte de África ya tienen su propia oleicultura, arado, bueyes, palmera datilera, campos de cereal... Entonces, ¿qué causa les motiva a marcharse? Porque tendrán que explicarnos por qué se iban. Y resulta que ningún capital mencionado existe en el Archipiélago. Nadie los trajo. Si los romanos los trajeron, tendrían que tener un motivo y por lo tanto sería el de explotar el Archipiélago y les darían instrumental de hierro, traerían todo su bagaje cultural...
-Se parte de la premisa de que no conocían la navegación y entiendo que usted defiende que sí la conocían y que vinieron por su cuenta, que no los trajo nadie.
-Claro. Si tú ordenas las piezas del puzle, te das cuenta de que no es posible. Es un problema de pensar, no de datos. El stock de capital es obviamente de un ámbito desértico: las cabras, las ovejas sin pelo, la cebada, las habas, las lentejas. La procedencia tiene que ser un desierto. Y además tiene que ser de tal manera que ellos conocían la existencia del Archipiélago. ¿Había causa para marcharse del Sáhara? Pues sí, el Sáhara fue un paraíso verde y se fue secando, y en el segundo milenio antes de nuestra era ya desierto total. A 14 kilómetros del litoral existían unos lagos que terminan totalmente secos. La gente que estaba allí tenía que ir a algún sitio. Aquí se plantea que tenían que ir e investigar y volver, una exploración inicial, que si las islas se ven, que no se ven... La isla de Pascua no se ve desde ningún sitio, y se pobló, como las islas del Pacífico. ¿Por qué? Pues simplemente por una razón: las aves van y vienen, cruzan el canal.
“La premisa de que los trajeron porque no navegaban es falsa”
-Entonces, si navegaban tenían relación entre islas. Conforman una única cultura...
-Es una única cultura. El tema de la navegación es otra falacia, porque se basa en lo que llaman los arqueólogos silencio arqueológico. ¿Qué significa eso? Que no lo saben. Y de lo que no saben sientan una tesis. En este caso no han encontrado esa obsesión del dato y parece que sin un dato no se puede construir nada. No han encontrado en los yacimientos ningún artilugio náutico, ninguna barca ni nada, y por lo tanto concluyen que no han navegado, cuando la modestia sería decir: no la hemos encontrado. Lo primero es reconocer que esa premisa de que los trajeron porque no navegaban es falsa y por lo tanto estamos construyendo un edificio sin cimientos. Digamos que no se han encontrado restos.
-Pero tampoco se ha encontrado otro tipo de indicios.
-Pero eso no significa que no navegaban, sino que no los hemos encontrado. Hay un problema en el análisis de nuestra comunidad y es que estamos convirtiendo en dogma un hecho muy grave. Entre los años 7000 y 8000 antes de Cristo se poblaron las islas del Mediterráneo y no se ha encontrado ninguna barca. Entonces, ¿por qué los arqueólogos del ámbito mediterráneo reconocen que no se poblaron estas islas sino que se colonizaron?
-Dice que falta reflexión y sobran datos, pero ¿hay algún otro tipo de sesgo en el estudio del origen? ¿Se ha querido estudiar el pasado para que encaje con una particular visión del presente?
-Yo no diría eso. Diría básicamente que hay una enorme preocupación por el dato y no por la reflexión. Cuando haces un trabajo como historiador, aplicas el método histórico y analizas, reflexionas e intentas ver las contradicciones del discurso. Y lo que está ocurriendo es que no se han parado a pensar. Por ejemplo, trajeron una cultura agropecuaria ¿y no fueron a poblar las tierras más fértiles? Es que eso es evidente. ¿Cómo es posible que no admitan esto? ¿Llegaron y fueron a ocupar lo más difícil, las cuevas de las cumbres? Y los llanos de Telde con las aguas bajando, un barranco, tierra fértil... ¿eso no se ocupa? O se llega a la conclusión de que la última que se pobló fue Gran Canaria.
-Recientemente se ha publicado una investigación basada en la datación de restos con carbono 14 que dice eso mismo, que la última que fue poblada fue Gran Canaria.
-Eso no puede ser. Es que es imposible porque era la isla con mayor potencial agroecológico para una economía. El laboratorio no resuelve la cultura de un pueblo. Al laboratorio tú le das un hueso y te lo data, pero tienes que interpretar. Tienes que preguntarte si ese sitio era el territorio más fértil para una economía agropecuaria. La cueva es el último lugar que se ocupó. Simplemente hay un proceso de ocupación. Esta gente tenía una agricultura, pero era una economía agrícola sin arado y la esperanza de vida era de 24,5 años, hoy estamos en 80.
“En el estudio de la historia de Canarias falta reflexión y sobran datos”
-¿Se puede determinar el número de habitantes que podría haber hace dos mil o tres mil años o es muy aventurado?
-Se puede calcular, pero sería un número muy reducido. Yo en el libro hago un cálculo para lo demográfico, para lo económico, para estimar las poblaciones de este periodo, por el potencial agroecológico y los rendimientos por hectárea. Es un cálculo estadístico que no se pretende que sea exacto.
-Las primeras islas habitadas tuvieron que ser Lanzarote y Fuerteventura pero, ¿se puede saber cuándo llegaron por primera vez?
-Creo que no se puede saber cuando vinieron, es imposible. Es una pretensión estúpida plantear que vinieron en una fecha determinada. Lo más que puedes decir es que en tal sitio hay gente en tal época. Lo que yo planteo en el libro es que a partir del segundo milenio hay un proceso ya total de desertización y después resulta que las dataciones del profesor Atoche dicen que a principios del primer milenio antes de Cristo ya hay gente en Lanzarote. Si a eso le añades el lento crecimiento de todas las poblaciones, porque para que una población de este periodo se multiplique por dos, pase de 100 a 200 personas, tienen que pasar 700 años.
-¿Y por qué está tan extendida la idea, entre la población, de que todo lo que rodea a los antiguos canarios es un misterio, o al menos que hay más misterios que certezas?
-En un capítulo de Los Simpsons, la niña va al Museo del Pueblo y descubre un papel que decía que era falso quién había sido el fundador. Entonces reunió a la gente del pueblo para decir que era falso y la abuchearon, la insultaron... Un bombardeo de datos sin conexión alguna crea un caldo de cultivo en el que la gente no sabe a qué atenerse.
-La concepción que uno tiene sobre el pasado influye en el presente. ¿Cree que esa concepción de que no era una cultura única ha afectado a una visión atomizada del Archipiélago?
-Claro, porque se ha trasladado también al pasado la idea que nos está afectando ahora. Siete islas diferentes. Y eso tiene que ver con la forma en que Canarias accedió al capitalismo, cómo se construyeron las islas en el mundo contemporáneo. Viera y Clavijo decía que la nación guanche es una sola, un pueblo único, en 1772. En 1880 se decía que no, que una cosa eran los gomeros, los herreños, los palmeros... ¿Y eso por qué? Porque con Viera y Clavijo, el Archipiélago tenía una economía unitaria, los granos de Lanzarote y Fuerteventura daban de comer al Archipiélago. En 1880 ya se importaban los granos. Como decía Velázquez, el gran político majorero, si un fenómeno sísmico se lleva una isla, no pasa absolutamente nada en la economía regional. Es terrible. Y ese discurso de dividir, de no ser solidario, está presente. Uno lee los textos de los cronistas más perspicaces que vinieron aquí, que se integraron, y entiende que no se hablaban lenguas diferentes, que se entendían con los palmeros, con los gomeros, con los de Tenerife... ¿Por qué le hacemos caso a un arqueólogo que dice que hablaban lenguas diferentes? O el testimonio de un gomero, que dice: ‘Sí, yo nací en La Gomera pero soy hermano del rey de El Hierro’. Cuando el gran mercader Thomas Nichols, que escribió el primer tratado en inglés sobre los orígenes canarios y dice que hablaban todos la misma lengua, que él se entendía con todos, y que algunos decían que Canarias viene de la palabra perro pero que él había hablado con todos los aborígenes y todos le decían que no, que la palabra canario no viene de perro. Pues no, señor. Y tiene ahí los perros flanqueando el escudo.
-A todo esto se suma que tradicionalmente se ha menospreciado la cultura aborigen frente a la europea.
-Eso sigue presente y los propios historiadores te dicen cuando hablan de los aborígenes que es un poblamiento y cuando hablan de los europeos, que es colonización. Hay un prejuicio sutil. Es decir, lo que viene de los europeos tiene sustancia, colonización. Hay una visión colonialista y se está tratando al otro de bárbaro. Eso hay que tenerlo en cuenta.
-¿Y cómo deberíamos llamarlos? ¿O cómo los llama usted?
-Prefiero la palabra aborigen. Puedes usar aborígenes o indígenas, pero normalmente la palabra indígena se refiere a los americanos, tiene una connotación americana, mientras que aborigen es el nativo de un territorio.
-Me refería a si se les puede llamar guanches a todos...
-Yo prefiero llamarlos canarios. Esto no quiere decir que cuando hable de Lanzarote diga los majos, sí, bien, pero yo prefiero los canarios. Porque además en todas las primeras crónicas desde mediados del siglo XIV, a los habitantes de las Islas les llaman canarios. Una voz para todo el Archipiélago.
Comentarios
1 Caramba Sáb, 10/08/2024 - 07:44
2 al autor Sáb, 10/08/2024 - 10:29
3 Pedro Sáb, 10/08/2024 - 14:02
4 Jose D. Sáb, 10/08/2024 - 14:50
5 Mariano Lun, 12/08/2024 - 07:15
6 Ruyman Lun, 12/08/2024 - 12:09
Añadir nuevo comentario