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Al atracador le delataron sus huellas: así fue la investigación del violento atraco a la joyería

Ana Rodríguez, en la puerta de la joyería / Foto: De la Cruz.
Yira Arredondo 0 COMENTARIOS 06/09/2014 - 09:31

Ana conoce de cerca el peligro. La Joyería Rodríguez, en la que trabaja, ha sido víctima de ocho robos con intimidación. Aún así, jamás imaginó terminar herida de bala, como su hermano, en el último atraco que ha sufrido la joyería familiar. Poco antes de la una tarde del 26 de agosto un joven irrumpió en su local, en la calle Blas Cabrera Topham de Arrecife, y pistola en mano le exigió que le entregara parte de la mercancía que tenía en el expositor. Ana no daba crédito: “Entró a cara descubierta, pensé que era un cliente”, dice.

Ana asegura que llegó a temer por su vida, pero que su mayor preocupación en aquel momento de extrema tensión era su hermano, que en principio no se enteró del atraco. Al salir Antonio, de 67 años y minusválido, encontró a su hermana siendo amenazada a punta de pistola.

Cuando el ladrón se percató de la presencia de otra persona en el local se puso nervioso. Ana se ocultó detrás de la estantería y se arrastró por el suelo hasta coger un jarrón que estaba en una mesa, mientras el atracador apuntaba a la cabeza de Antonio. Ana se lo lanzó y fue entonces, según ha relatado a Diario de Lanzarote, cuando escuchó los disparos.

“No me di cuenta de que estaba herida. Vi a Antonio en el suelo, ensangrentado y pensé que estaba muerto”. Tras balear a las víctimas, el joven salió del local caminado, al parecer con dos piezas de oro valoradas en unos cuatro mil euros. Ana, presa del pánico, empezó a gritar y varios vecinos salieron a socorrerla. “Todo fue muy rápido y confuso, sentí que algo me quemaba el brazo y fue cuando supe que estaba herida”.

Faber, el presunto asaltante de la Joyería Rodríguez, está acusado de robo y tentativa de homicidio

Ella y su hermano fueron trasladados en ambulancia al Hospital José Molina Orosa: Ana con un tiro que le perforó el brazo y Antonio herido en el glúteo, con una bala que sigue alojada dentro de su cuerpo. Las fuentes consultadas aseguran que las heridas no revistieron gravedad, en parte por el estado en que se encontraban los proyectiles.

De forma inmediata, la Brigada Judicial de la Policía Nacional puso en marcha un amplio dispositivo para localizar al presunto autor del que pasará a la historia como el primer atraco con heridos de bala ocurrido en Lanzarote. Más de 20 agentes trabajaron durante las 48 horas siguientes al asalto, hasta que lograron cercar a un joven de 22 años que se encontraba escondido en la residencia de unos amigos.

El presunto atracador cometió varios ‘errores’: entró a la joyería a cara descubierta, lo que permitió que la cámara de seguridad instalada en el local grabara su rostro. Además, puso las manos en el mostrador, donde dejó las cinco huellas dactilares de una de sus manos.

Con estas pistas los agentes le buscaron hasta que finalmente dieron con él. Distribuyeron su imagen por varios sitios. Los investigadores concluyeron que tras cometer el atraco se refugió en una vivienda situada a escasos metros de la joyería. Las pesquisas les llevaron al barrio de Argana Alta, a donde se trasladó.

Estrecharon el cerco preguntando a vecinos de la zona si le conocían y muchos le reconocieron. Dos días después del atraco, tras varias horas vigilando la casa donde se encontraba, la Policía procedió a su detención. Otras dos personas, madre e hijo, también fueron arrestadas. Durante el registro a la residencia, los agentes hallaron la gorra, la sudadera con capucha, los pantalones y las zapatillas que el joven llevaba el día del robo.

El revólver utilizado en el atraco no ha sido localizado y los detenidos negaron su participación  en el atraco

Sin embargo, el revólver utilizado en el atraco no ha sido localizado. Los investigadores intentan determinar si el presunto atracador está relacionado con otros tres robos acontecidos en la Isla en los últimos meses: uno en una casa de apuestas cercana a la joyería, otro en Playa Honda y un tercero en Costa Teguise; todos violentos. Pese a las sospechas, el historial delictivo del detenido, Faber M.L.E., está vacío. Este joven extranjero carece de antecedentes penales y tiene toda su documentación en regla.

De las otras dos personas detenidas se cree que su participación en los hechos se limita a mantener al principal sospechoso oculto en la casa donde fue hallado. Los tres negaron en su declaración estar vinculados al robo y al tiroteo.

El juez y la fiscal acordaron prisión provisional sin fianza para Faber, imputándole robo con violencia e intimidación y dos delitos de homicidio en grado de tentativa. Para los otros dos arrestados la Fiscalía solicitó libertad provisional. El juez les ha imputado un delito de encubrimiento. La investigación, en fase de diligencias previas, permanece abierta.

“Tengo miedo pero tendré que superarlo”

La cicatriz que le ha dejado a Ana Rodríguez el atraco es más profunda que la provocada por el balazo. “No puedo estar sola, no dejo de pensar en esto”, dice con la voz entrecortada y entre sollozos. Ana mantiene que tras el asalto lo único que ha visto del asaltante es una fotografía. “Y estaba tan nerviosa que fui incapaz de reconocerle”.

Pegado a la pared de la joyería un cartel anuncia su “próxima apertura”. Ana dice que le va a ser muy difícil fiarse de las personas que entren. “Va a ser muy difícil que me recupere. Tengo miedo, pero tendré que superarlo porque hay que comer”. Ha pedido ayuda psicológica. “Aún tengo la imagen de mi hermano ensangrentado”, suspira.

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