Acabar con la huella del franquismo en Lanzarote y La Graciosa
El catálogo de vestigios franquistas refleja nueve símbolos en Arrecife y otros cuatro en Caleta del Sebo
Lanzarote y La Graciosa continúan sin cumplir con la memoria histórica. El borrador del Catálogo de símbolos, calles, monumentos y menciones franquistas en Canarias, realizado por la Universidad de La Laguna a instancias del Gobierno de Canarias, recoge 200 símbolos franquistas en las ocho capitales canarias, y nueve de ellos se encuentran en Arrecife y cuatro en Caleta del Sebo, donde aún se sigue exaltando a militares y políticos golpistas.
Los nuevos grupos de gobierno en Arrecife y Teguise deberán decidir si los borran del callejero o continúan perpetuando la huella franquista. El documento, al que ha tenido acceso Diario de Lanzarote, señala que con la llegada de la Transición se llevaron a cabo cambios, “pero se ciñeron entonces a denominaciones muy específicas, principalmente la eliminación de espacios dedicados al dictador”.
Con la promulgación, en 2007, de la Ley de Memoria Histórica, se reactivó el debate acerca de la necesidad de “contribuir a la normalización democrática”. “Algunas corporaciones locales retomaron esta iniciativa, principalmente el Ayuntamiento de Arrecife, que prosiguió los estudios ya iniciados acerca de los acuerdos adoptados durante el franquismo y añadió nuevas modificaciones de algunas denominaciones de sus espacios públicos”, se detalla.
En el nuevo Catálogo encargado por el Gobierno de Canarias, y con el marco de la nueva Ley de Memoria Democrática, aprobada el pasado mes de octubre, se identifican “militares rebeldes sublevados contra el orden legal”, “militares, voluntarios y civiles fallecidos en la Guerra Civil”, “voluntarios del 18 de julio y posteriores, alféreces y sargentos provisionales”, cargos políticos en el periodo de “excepción y posteriores”, así como “ideólogos, propagandistas” y “colaboracionistas del Régimen”, al igual que “símbolos de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la dictadura franquista”.
El estudio resalta que, en Arrecife, “hubo intentos de contribuir a una modificación de las denominaciones y honores concedidos durante el franquismo desde 1980, pero no llegaron a materializarse”. En 2007, bajo la alcaldía del socialista Enrique Pérez Parrilla, se revisaron algunas denominaciones de centros públicos de enseñanza y colegios como el Generalísimo y el Sanjurjo perdieron los nombres que habían tenido durante décadas, pasando a llamarse Destila y Titerroy, respectivamente.
Hubo calles que cambiaron de nombre, como Combatientes de la Cruzada, Sargento Provisional, 13 de septiembre, Ruiz de Alda, Alférez Provisional, General Goded, Onésimo Redondo y 18 de julio, que pasaron a llamarse Luisa Cabrera, Jesús Soto Morales, El Carenero, Antonio Armas Curbelo, el Valbanera, Nicolás Martín Cabrera, Gregorio Medina Armas y Democracia.
También bajo la alcaldía de Manuel Fajardo Feo se constituyó una comisión integrada por historiadores como Antonia Perera y Mario Ferrer, y “vecinos de prestigio”, como el citado Pérez Parrilla, Félix Hormiga, Pedro César Quintana y Santiago Blancas, además de contar con el cronista oficial de Arrecife, Antonio Lorenzo.
Se eliminó entonces la “alcaldía perpetua” de la capital que ostentaba el dictador Franco y varias calles cambiaron de nombre: Cabrera Tavío se convirtió en Porlier y Sopranis, Calvo Sotelo en Dorotea Armas, General Balmes en Dolores Pérez, Miguel Primo de Rivera en Sol, y las vías Crucero Canarias y Baleares en Von Buch y Telesforo Bravo. La calle Tresguerras pasó a ser Ramón Manchón, y una de las principales arterias de la ciudad, José Antonio, se transformó en Manolo Millares.
También hubo cierta polémica, ante la petición de algunos familiares de que se mantuvieran los nombres de Ildefonso Valls y Jacinto Borges, o el rechazo de algunos vecinos a cambiar el nombre del capitán general García Escámez. “A pesar de esta importante contribución a la memoria democrática, en la actualidad permanecen nueve elementos que se incluyen para su correspondiente verificación y, en su caso, eliminación”, se indica en el Catálogo en referencia a Arrecife. Son los siguientes:
En Arrecife permanecen las placas en honor a Franco en el Hospital Insular
Placas en el Hospital Insular. “Las placas conmemorativas ubicadas en la fachada principal, pabellón lateral y sobre la portada de acceso al Hospital Insular de Lanzarote, consagradas al Mando Económico en la figura de Francisco García Escámez las dos primeras”, que datan del año 1946, “y al general Franco la última”. Todas ellas “se identifican en este catálogo para su retirada”, se explica en el documento encargado por la Viceconsejería de Cultura y Patrimonio a la Universidad de La Laguna. Cabe destacar que el entonces “generalísimo” Francisco Franco inauguró el Hospital Insular el 28 de octubre de 1950, en una visita a Lanzarote.
Reconocimientos en Titerroy. El borrador del Catálogo también localiza varios reconocimientos al franquismo en el barrio capitalino de Titerroy, que deberían ser eliminados. Se trata de una placa conmemorativa del Plan Nacional de Construcciones Escolares, en el entonces denominado Grupo Escolar Sanjurjo, hoy CEIP Titerroy, y también las placas prefabricadas del Instituto Nacional de la Vivienda distribuidas en la barriada de Santa Coloma, hoy Titerroy.
Militares golpistas. En el estudio se identifican “honores concedidos a figuras de militares golpistas que, aunque merecieron reconocimientos por su participación en el raid del Plus Ultra”, el hidroavión que realizó por primera vez un vuelo entre España y Sudamérica, que partió el 22 de enero de Palos de la Frontera (Huelva) y llegó el 10 de febrero a Buenos Aires, “lo cierto es que se involucraron en la rebelión militar en su condición de miembros del Ejército rebelde”.
También permanece como hijo adoptivo y alcalde honorario de Arrecife Severiano Martínez Anido, que fue ministro durante la dictadura de Primo de Rivera y ministro de Orden Público en el primer gobierno de Franco.
Ramón Franco. El hermano aviador del dictador cuenta con una calle en la capital. Tras el golpe de estado de julio de 1936, sirvió en la zona sublevada, ya con su hermano proclamado jefe del Estado. A partir de ahí, sus actos estuvieron al servicio de la rebelión. Fue ascendido a teniente coronel y nombrado jefe de la base de hidroaviones de Mallorca. Participó en acciones de bombardeo contra los suministros que llegaban al puerto de Barcelona y contra las ciudades de Barcelona y Valencia. Murió en octubre de 1938 en un accidente aéreo cuando al salir en vuelo de bombardeo de la base de Pollença, el avión que pilotaba cayó al Mediterráneo.
Jacinto Borges Díaz. Este arrecifeño fue un joven soldado que murió en la Guerra Civil en el bando nacional. Su familia alegó, cuando se planteó quitarlo del callejero, que su nombre “no tiene connotaciones represivas” y que el propio Jacinto vivía en esa misma calle, al igual que gran parte de su familia y que aún hay familiares viviendo en esa vía, próxima al Charco de San Ginés. Los familiares de Jacinto Borges señalaron que el primer empedrado de la calle lo subvencionó la familia Díaz, “padres y tíos de Jacinto”. Y destacaron el aprecio que la vecindad sentía por la familia. El Catálogo del Gobierno de Canarias lo incluye ahora en la categoría de “militares, voluntarios y civiles fallecidos en la Guerra Civil”.
Gobernador José García Hernández. Este político, nacido en 1915 y fallecido en el año 2000, fue el “típico representante de la alta burocracia y elevado funcionariado del franquismo”, tal y como destaca la Real Academia de Historia. Abogado del Estado, fue asesor jurídico de los ministerios de Gobernación, Información y Turismo y Obras Públicas, donde se jubiló. En 1947 fue designado gobernador civil en Lugo y jefe provincial del Movimiento y, desde 1949 hasta 1951, desempeñó los mismos cargos en la provincia de Las Palmas. Llegó a ser, gracias a su “íntimo amigo” Carlos Arias Navarro, vicepresidente primero y titular de la cartera de Gobernación.
García Escámez tiene una calle, una plaza y hasta un monumento en La Graciosa
García Escámez en La Graciosa. El Catálogo destaca que, “en cuanto a la memoria democrática, el caso de Caleta del Sebo es particularmente significativo porque todos sus monumentos, placas y denominaciones se dedican a la figura de Francisco García Escámez, en su condición de capitán general de Canarias y jefe del Mando Económico del Archipiélago”.
“Por las dimensiones” del territorio de la Octava Isla, “es el conjunto más denso en cuanto a reconocimientos y honores de personajes representativos del grupo de “militares rebeldes sublevados contra el orden legal”. En particular, incide el documento, “destaca poderosamente la iniciativa de dedicar una escultura en concepto de retrato con dedicatoria a Francisco García Escámez en 1988”. Además, una calle y una plaza también se dedican al militar.
El Catálogo también apunta a una placa conmemorativa de la consagración de la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, que cuenta con el habitual recordatorio que atribuye la iniciativa al Mando Económico y a García Escámez, pese a que “los terrenos fueron donados por el Ayuntamiento de Teguise. “Parece insólito”, concluye, “que un buen número de las decisiones adoptadas” en cuanto al monumento y las denominaciones de calles a favor de García Escámez “hayan tenido lugar a partir de 1987”.