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Domingo Delgado Morín: “La alternativa a las jaulas marinas es el cultivo en tierra”

Como asesor de pesca vivió el auge y declive del sector en Lanzarote. Aboga por una acuicultura terrestre y mayor vigilancia en la Reserva Marina de La Graciosa

María José Lahora 1 COMENTARIOS 23/12/2024 - 06:43

Domingo Delgado Morín es una enciclopedia del mar. Ejerció como técnico y asesor durante una época en la que la pesca seguía siendo la principal industria de Lanzarote y también fue testigo del desmantelamiento que vivió el sector pesquero en la Isla. Fue secretario de la Cofradía de Pesca de San Ginés, cuando era la única existente, y también director de Pesca del Gobierno de Canarias, para finalmente dirigir el área de Pesca en el Cabildo insular.

A pesar de su amplio conocimiento sobre el sector, reconoce que nunca ha cogido una caña, aunque desde pequeño vivió la dedicación a la pesca. Su padre, peón caminero contratado por el Cabildo, solía pedir excedencia para irse a la zafra de la corvina que suponía estar ausente de su hogar en Tías de seis a nueve meses. A su regreso, traía para casa las espinas de las capturas con las que su madre hacía una garbanzada e incluso le servían de trueque en los mercados. 

Como asesor, cargo que aún mantiene de forma honorífica en la Asociación Española de Ciudades de la Pesca (AECIPE) y el Cabildo de Lanzarote, participó en encuentros internacionales donde se fijaban los acuerdos de pesca en caladeros como el de Mauritania y recorrió diferentes puntos de la geografía marítima del área de influencia y la costa española, de los que pudo aprender nuevas técnicas de pesca y una incipiente acuicultura, que tanta polémica ha levantado en los últimos meses en la Isla, por la pretensión de instalar 56 jaulas marinas en frente de Playa Honda para el engorde de dorada, lubina y atún.

El experto se muestra crítico con el Plan Regional de Ordenación de la Acuicultura (PROAC) tal y como se propone. El planeamiento en vigor permite amplias zonas para jaulas en la costa este y sur de la Isla, en frente de zonas turísticas. Domingo habla de una alternativa a la instalación de las jaulas marinas en el litoral lanzaroteño, habitual en Azores, Madeira y la Península: el cultivo en tierra.

Para ello propone un espacio, las antiguas salinas, cuyos cocederos, una vez preparados, podrían servir para el desarrollo de esta industria que, en su opinión, representa el futuro de la pesca. Supone una alternativa sostenible para el cultivo de la dorada y la lubina, que también podría realizarse con moluscos y crustáceos, señala Domingo Delgado.

A nivel turístico, podría acondicionarse un paseo para la visita, como ya se ha visto en Azores. Mientras que los desechos generados de la explotación acuícola se destinarían a la elaboración de compost, en lugar de suponer un daño medioambiental de llevarse a cabo en el mar. La propia Escuela de Pesca desarrolla un proyecto de piscifactoría para instruir a su alumnado en la industria destinada al engorde de pescado.

Reserva Marina

La situación en la Reserva Marina de La Graciosa e Islotes preocupa también a este experto, quien ya vio en su momento cómo los propios pescadores “esquilmaron” el caladero con el empleo del tren de nasas. “Con mar de fondo desaparecían. Cada nasa de esas se convertía en un cementerio de peces, porque si entraban no salían”, dice. El primer paso fue prohibir este arte de pesca y se aumentó el tamaño de la luz de malla, para evitar la captura de peces pequeños. La regulación de la pesca recreativa fue otra de las contribuciones para regenerar el caladero. Sin embargo, advierte de la falta de control y del furtivismo. “No hay vigilancia”, resume. 

Se queja de la falta de vigilancia en la Reserva Marina, la mayor de Europa

En el apartado positivo, pone de ejemplo la evolución del caladero de La Santa. Los pescadores han sabido sacar un alto rendimiento a la pesca del camarón soldado, más conocido como gamba de La Santa, después de que se les instruyera para la captura de esa especie del fondo marino. “Lo están sacando a flote como un negocio extraordinario. Los hijos de estos pescadores sí que están dando el relevo a sus padres”. Explica Delgado Morín que se han dedicado estudios y esfuerzos a mejorar las artes de pesca con el empleo de “nasas camaroneras”, que les permite llegar al fondo para extraer el alimento, y cuentan con sus propios elevadores para evitar el trabajo manual.

Problemas y pasado

Domingo habla con tristeza de la transformación que ha vivido el sector en la Isla. De la flota de cerco-sardinal que alimentaba hasta a siete conserveras se ha pasado a una escasa representación con apenas seis atuneros. “Y dentro de un par de años no quedarán ni tres”, lamenta. El principal escollo es el “cupo” de la pesca del atún, las cuotas impuestas por la Unión Europea que limitan las capturas y la rentabilidad de la zafra. “Como si los atuneros se dedicaran a una pesca estática. Es altamente migratoria. Si los ejemplares no se cogen aquí, en aguas canarias, seguirán su camino hacia el continente africano y los que se salven de la captura allí volverán al Mediterráneo”.

Tampoco se valora el hecho de que sea un tipo de pesca selectiva al tratarse de una modalidad artesanal con caña. “Se pesca uno a uno, sin embargo, luego vienen los barcos coreanos o rusos a aguas internacionales, echan la red y matan a todo bicho viviente”.

Recuerda que vivió el acuerdo bilateral con Mauritania en los años 80, antes de que la política pesquera pasara por Bruselas. En aquel entonces, los socios mauritanos se encargaban de que su Administración tramitase las licencias que permitieran a la flota de Lanzarote la pesca artesanal en sus aguas. “Todo iba rodado hasta que Mauritania comenzó a negociar con la Unión Europea otro convenio”, recuerda Delgado Morín. También evoca que se vivió una época de conflicto por el apresamiento de barcos artesanales lanzaroteños en aguas de Mauritania. Tuvo que viajar hasta la zona para negociar la liberación de los armadores. Se impusieron 63 millones de pesetas de multa, que gracias a la mediación de la Delegación del Gobierno se quedó en 36 millones.  

Apenas hay seis atuneros “y dentro de un par de años no quedarán ni tres”

Domingo explica que la entrada de España en la UE supuso el fin de la flota de cerco artesanal y, por ende, el de la industria conservera lanzaroteña. Dice que no se le olvidará el nombre del comisario europeo de Agricultura y Pesca, Franz Fischler, tras participar en un encuentro técnico para negociar el acuerdo con Marruecos. “El país alauita se mostraba reticente porque no quería negociar el arrastre -explica Domingo Delgado-. Yo le dije al ministro español: ‘Aparque el arrastre y el cefalópodo y negocie la pesca de cerco-sardinal artesanal’. No hubo acuerdo de ningún tipo”.

Fischler se escudaba en que era altamente costoso alcanzar un convenio para que solo se beneficiase la flota de España y Portugal, por lo que la UE optó por incrementar las primas al desguace, que vino como agua de mayo a los armadores lanzaroteños que veían cómo se desarrollaba el boom de la construcción y el turismo. También coincidió que era difícil encontrar marineros que quisieran enrolarse porque preferían dedicarse al sector turístico. La solución la dio Marruecos, al exigir como requisito para que los barcos obtuvieran la licencia en sus aguas que el 25 por ciento de los tripulantes fuesen de origen marroquí. “Los armadores se dieron cuenta que era una cifra incluso escasa, porque en Lanzarote no encontraban trabajadores”. Tampoco benefició a la industria pesquera de la Isla que el banco canario sahariano pasase “gratis” a manos de Marruecos.

Sin relevo

También es crítico por la dependencia total del turismo: “Con una pandemia, se cierran los hoteles y llega el paro y el hambre”. La falta de relevo generacional es otro de los impedimentos para que el sector pueda evolucionar. Pone el ejemplo de las promociones de técnicos que se forman en la Escuela de Pesca. “Prefieren trabajar en los hoteles, antes que enrolarse. Emplean más rápidamente su titulación en unas instalaciones hoteleras para el mantenimiento de sus motores”, señala.

Entre algunos de sus logros, recuerda que estando de secretario de la Cofradía de San Ginés, única por entonces, vivió la fundación del resto de entidades en La Graciosa, Playa Blanca y La Tiñosa. Domingo fue el encargado de crear sus estatutos y legalizarlas, con la idea de que sus representantes defendieran los intereses del sector dentro de su ámbito. Participó también con la Secretaría Marítima del Ministerio de Agricultura y Pesca en la creación de la mayor reserva de Europa: la del Archipiélago Chinijo.

Comentarios

Menudo desengaño y más Bla Bla, que decepción.

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