Palmeras. Salvajes todos
No se necesitan muchas palabras para calificar el acto vandálico perpetrado sobre la palmera de Masdache, pero se me ocurre que tal hecho merece algunos apuntes y, aunque estoy a la espera, no veo a nadie que realice ninguna reflexión sobre el asunto. Lo cierto es que no percibo muchas reflexiones sobre casi nada, como si todos estuviéramos idiotizados y se nos hubiera evaporado alguna facultad.
Ya he perdido la cuenta del número de ejemplares de palmera canaria que han sido talados tras una larga agonía sin recibir atención alguna. Y llevamos años así. Nadie ha hablado de ellos y, ni tan siquiera, a quien se les presume determinado grado de competencia se le ha visto intervenir durante largo tiempo.
Arrecife no se ha librado -y aún hoy se repite la misma dinámica- de que sigan muriendo ejemplares por el abandono, obsérvese, si no, las cunetas de la vía que conduce al muelle de Los Mármoles. Nadie ve, nadie mira, nadie observa, nadie denuncia, nadie interviene. A veces pienso que la civilización es un espejismo en esta isla, que parece moverse en una dimensión desconocida, aunque capaz de las mayores tropelías. Le va a la saga Tías, donde la muerte de ejemplares en zonas públicas es notoria, incluso en el mismo casco urbano sin que nadie parezca actuar. Realmente, toda la isla viene siendo un despropósito en su falta de atención a esta especie vegetal, pues las manifestaciones de que demandan tratamiento son perceptibles desde los primeros estadios de sus patologías. Y reversibles. Incluso desde las administraciones con competencia se ha venido informando favorablemente la autorización de talas de ejemplares por encontrarse enfermos. Como si las enfermedades que padecen de forma masiva nuestras palmeras carecieran de tratamiento. La palmera de Masdache, su tala, viene a escenificar la actitud de todos nosotros frente a nuestras palmeras, pues, hasta el último ciudadano, absolutamente todos hemos tenido en nuestras manos una figurada motosierra con la que nos hemos ido cargando una a una los cientos de palmeras que hemos estado matando -y seguimos en ello- durante un montón de años. Si ha leído hasta aquí, por favor, véase con una motosierra en la mano, así sea usted funcionario/a, representante público, político en la oposición, periodista, empresario turístico, alcaldesa, alcalde...
La de Masdache representaba, la batalla de la naturaleza por la supervivencia. Un golpe de viento debió tumbarla hace décadas, pero encontró apoyo en un talud existente que permitió mantener parte de su sistema radicular bajo tierra. No sólo sobrevivió, sino que continuó creciendo hasta adoptar esa forma tan singular. La de Masdache no hace más que representar la muerte de todas las palmeras de la isla en manos de esos salvajes que somos todos. Y que dejen de mirar como culpable a algún visitante desaprensivo.
Se les debería caer la cara de vergüenza a quienes antes se hicieron silencio y hoy claman en los medios, y se lamentan y ponen la maquinaria a funcionar. Y no les pregunto dónde estaban los organismos que deben velar por la naturaleza, lleven o no uniforme. Como si el a abandono de todas las demás palmeras no viniera siendo un delito perpetrado por todos los ayuntamientos durante años. Y por el Cabildo.
No voy a terminar diciendo que es esta una isla de m…, pero me quedo sin palabras para calificar a su gente y a sus dirigentes. Es que es de traca.
Comentarios
1 Juan Alberto Mié, 02/11/2022 - 07:53
2 Idiota. Mié, 02/11/2022 - 09:07
3 X Mié, 02/11/2022 - 15:55
4 aytami Mié, 02/11/2022 - 18:27
5 Anónimo Mié, 02/11/2022 - 18:32
6 Al 2 Mié, 02/11/2022 - 20:22
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