Fabelo atribuye al camello el inicio de sus lazos de amistad con el pueblo de Uga
La relación afectiva y profesional que desde hace 25 años mantiene el pregonero de las Fiestas de San Isidro Labrador con Uga tiene un culpable: el camello, tanto, que la “fascinación” que en su momento despertara este animal en el veterinario Francisco Fabelo Marrero a la postre conseguiría que el hoy consejero de Promoción Económica, Agricultura y Ganadería del Cabildo de Lanzarote comenzara una relación de estrecha amistad y duradera con el pueblo y su gente.
La alcaldesa de Yaiza, Gladys Acuña, subrayó este viernes durante el acto de apertura de las celebraciones de honra al Santo Patrono de Uga y de los trabajadores del sector primario que Fabelo fue dándose a conocer a través de su trabajo, “y qué mejor forma de hacerlo que en un pueblo cuya seña de identidad es justamente el sacrificio y el esfuerzo diario”. A partir de allí y de su compromiso con el sector primario, agregó la alcaldesa, “empezó a ganarse el cariño de los vecinos de Uga hasta convertirse en uno de los nuestros”.
Fabelo rememoró su primera visita a Uga para asistir a un camello del viejo Perico Viñoly, reservando unas palabras para Don José Leiva, compañero de profesión ya fallecido. “Fue él quien me advirtió sobre las precauciones que se debían tener al acercarse a explorar a este particular animal”.
El pregonero de Uga dijo que la aventura de descubrir todos los misterios de la bestia vernácula, entre ellos, las maneras de manejar el animal, el vocabulario tan particular que se emplea para dar nombre a sus aperos y aspectos poco o nada conocidos de su procedencia, creó tal interés que intensificó su actividad profesional en Uga desde aquel día que atendió el camello de Perico Viñoly.
“Conocí y pasaron por mis manos muchos camellos, cada uno con su propio carácter y comportamiento o mañas, tenían cada uno su nombre...”. Y es que una de las curiosidades que contó Fabelo es que mientras los camelleros llamaban por nombres de personas a sus animales: el Emilio, La Fátima, o Sofía, los ganaderos se llamaban entre ellos con apodos tales como Luna, Gitano, El Porrón, Bellota o Conejo Blanco. El mundo al revés, entre carcajadas de los presentes.
Lo dicho, a través del trabajo constante y su relación con los camelleros, Francisco Fabelo fue alimentando su cariño hacia Uga hasta el punto de conservar recuerdos “con fondo poético”. Citó los huevos azules de las gallinas de Marta Lemes, el café en casa de José Camacho o el vaso de vino casero en el patio de Josefa Ascensión. Todo ellos, hacen parte del ir y venir de Fabelo a Uga.
En tiempos en que no había teléfonos móviles ni internet, “la gente de Uga vivía y hacía la vida en las calles, en los garajes abiertos y en los pocos bares que teníamos”. Tardes que Fabelo guarda en su memoria como los merecidos momentos de descanso para los camelleros después de una larga jornada paseando turistas en Timanfaya que no terminaba, y sigue sin terminar, con la llegada de los animales al atardecer al Vallito de Uga. Los camelleros tienen que desensillar, limpiar y otras tareas propias de la actividad.
Francisco Fabelo nombró a algunos de los pioneros del trabajo de camellero como los hermanos Viñoly, con su “jurria” de hijos cada uno, Pedro Tavío, Antonio González, Eufemio Acuña y Florencio, “al que un camello le arrebató la vida”.
Después de tanto sacrifico, año tras año, llega en el mes de mayo una merecida recompensa: celebrar la vida y disfrutar en familia honrando a San Isidro Labrador. Es lo que hace Uga a partir de la noche de este viernes con la lectura del pregón, el primer baile de verbena con orquestas en vivo y todo el programa previsto hasta el jueves 15 de mayo por la Concejalía de Festejos que dirige Javier Camacho, quien valoró el sí rotundo e inmediato de Fabelo cuando le propuso pregonar las Fiestas de San Isidro.
Francisco Fabelo dio las gracias a Uga “por haberme permitido realizarme y hacer realidad dos de mis aspiraciones profesionales desde mi juventud”: convertirse en el veterinario de cabecera de sus camellos en la cabaña más importante de toda Europa y convertirse en un maestro de la quesería artesanal.
El pregonero de Uga 2014 se siente especialmente afortunado y pagado “de todo cuanto he podido humildemente hacer y desearía, de todo corazón, que ustedes se sientan igual de afortunados que yo, porque compartimos el mismo tesoro: una tierra sin igual y la alegría vivir cada instante de la felicidad de sentirnos testigos de la magia de este pueblo”.
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