Por más que se esfuercen los partidos en buscar buenos candidatos que tengan tirón popular en sus municipios o personas con cierto prestigio (si es que ha habido alguna así en los últimos años), las elecciones generales, las del Congreso y también las del Senado, se juegan en otra clave.

No es por quitar méritos al candidato ganador al Senado, ni a los perdedores, pero si en las elecciones pasadas había un consenso amplio de que ganaba la marca (Podemos) frente al candidato (un desconocido Moncho Galindo que no hizo ni campaña), la misma lógica indica que Joel Delgado ha ganado por el empuje de la victoria nacional del PP. Los resultados de las últimas elecciones también lo dicen así. Por más que se esfuercen los partidos en buscar buenos candidatos que tengan tirón popular en sus municipios o personas con cierto prestigio (si es que ha habido alguna así en los últimos años), las elecciones generales, las del Congreso y también las del Senado, se juegan en otra clave.

Desde el año 2004, los tiempos son otros. Atrás quedaron cuatro victorias seguidas del insularismo, dos con Cándido Armas y dos con Dimas Martín, que llegó a ganar en 1989 con más de 17.000 votos de un censo de 49.000. La de Podemos de hace seis meses había sido la victoria al Senado con menos votos desde 1982 incluso por debajo de la de Juan Ramírez en 1986. Es cierto que el voto está más dividido, pero la anomalía fue hace seis meses, no ahora. La oportunidad, no ya en Lanzarote, no se aprovechó, y ahora sólo hay dos opciones: que gobierne el PP en minoría o que gobierne el PP en mayoría si se repiten de nuevo las elecciones.

Volvamos al Senado. Excepto en las de diciembre, en Lanzarote las elecciones las gana, también al Congreso, quien gana en el resto de España: es decir, PP o PSOE. En 2004 y 2008 ganó Marcos Hernández, con 13.500 y casi 17.000 votos. En 2011 fue Óscar Luzardo con 15.500 y ahora Delgado con más de 14.000, con un censo de 92.000 electores.

Para ser la fuerza más votada al Congreso en la Isla, el PP ha sacado 3.166 votos más que hace cinco meses. ¿De dónde los ha sacado si la participación ha sido casi la misma? Pues bien: en primer lugar, que la participación haya sido casi igual no quiere decir que hayan ido a votar los mismos.

Parece que algunos votantes que decidieron castigar al PP hace seis meses, han optado por volver a votar para que se forme gobierno, y que los abstencionistas, esta vez, los ha puesto la izquierda descontenta con todo en general o con el pacto entre Izquierda Unida y Podemos, que en la Isla ha perdido 2.909 votos, casi tantos como los que ha ganado el PP. Una parte, por tanto, por sorprendente que parezca, ha hecho un trasvase de un extremo al otro. El mayor caladero de votos del PP, en todo caso, ha estado en Coalición Canaria, que ha perdido 1.800 votos desde el 20-D.

En España, los partidos más castigados fueron PSOE y Ciudadanos, los dos que intentaron gobernar y visibilizaron su fracaso. En Lanzarote no ha ocurrido ese evidente trasvase de voto útil de Ciudadanos al PP. Ciudadanos ha sacado 200 votos más. El PSOE también ha subido en 862 votos, que habrán llegado de votantes que habían decidido votar a Podemos y ahora han decidido volver, quizá arrepentidos o quizá porque la alianza con IU les parecía mucha izquierda.

Por municipios, y hablando del Congreso, el PP gana en todos menos en Arrecife. Cualquier análisis, de todas formas, pasa por una explicación en clave nacional. Los localismos, en las elecciones generales, parece que influyen en una gran minoría de votantes aunque la mayoría de los partidos y los medios de comunicación se empeñan en darles más protagonismo a las razones insulares, municipales o insulares: ni las mayorías en los ayuntamientos, ni los candidatos ni los pactos o algunas circunstancias locales influyen decisivamente. El votante lanzaroteño, como ente, aunque algo caótico y tendente a dar bandazos, sabe distinguir el ámbito en que se juegan las elecciones.

En Arrecife gana el PSOE y sube en votos, el único consuelo (para el futuro) para los socialistas en estas elecciones. El PP gana en todos los demás. En tres de ellos queda segundo el PSOE: Tinajo, Tías y Haría, y en los otros tres Podemos: San Bartolomé, Yaiza y Teguise. Ciudadanos se mantiene y CC es la tercera fuerza en Haría y la cuarta en Tinajo pero la quinta fuerza en todos los demás municipios, incluso Arrecife, y con diferencia. Cualquier parecido con las locales es pura coincidencia. No es que no sepan trasladar su discurso, como señala el presidente del Cabildo, es que primero tienen que aclarar cuál es su discurso en unas elecciones generales, porque eso de ser la voz de los canarios en Madrid ya no sirve.

¿Y cuáles serán las consecuencias de estas elecciones en la política local? Pues, si atendemos a cómo estaba antes el panorama en el pacto regional entre CC y PSOE y a algunos gestos inequívocos de cambio, va a haber consecuencias. Pedro San Ginés no esperó ni al día siguiente para disimular sus ganas de acercarse al PP. En la misma noche electoral se acercó a felicitar a Joel Delgado, algo que no hizo ni con Podemos ni con Óscar Luzardo cuando él mismo fue candidato. El petróleo parece que ya se ha olvidado y a San Ginés no le sobran los gestos de cortesía. No se trata de fair play.

CC no será decisiva con un solo diputado, a no ser que aparezca algún que otro Tamayo, porque de momento no hay pacto que sume, ni siquiera con el PNV, pero los resultados van a dar alas a todos los que en CC, quieren pactar ya con el PP con el apoyo de la Agrupación Socialista Gomera. El proyecto de Clavijo, con su Ley del Suelo como plato principal, se va a degustar y digerir mejor con los populares, y si eso ocurre en Canarias, en el Cabildo será cuestión de días, si es que no se adelantan. A CC siempre se le ha dado mejor pactar con quien gana en Madrid y el PP preparó sus listas en Lanzarote para poder pactar con San Ginés sin que hubiera roces entre el presidente del Cabildo y la presidenta del PP.