Javier Díaz-Reixa

Respuesta cerrada al periodista Coll (II)

Respuesta cerrada al periodista Coll (I)

Hemos visto en los últimos años las cosas más insólitas que se han visto en el periodismo canario: el repugnante linchamiento público del juez Pamparacuatro y, especialmente, del fiscal Stampa, a partir de los delirios alucinatorios del plumífero errante y sus asistentes locales, basados en una explicación paranoide que me lleva a pensar en la existencia de una epidemia grupal; la disparatada proyección de tales delirios alucinatorios sobre la actuación de los componentes de la Sala de la Audiencia Provincial, con claras insinuaciones sobre una actuación prevaricadora al confirmar el cierre de la bodega por orden judicial, que se explicaría por sórdidos intereses electorales de algunos de sus componentes; el “marcado de diana” sobre Transparencia Urbanística, con frecuentes amenazas apocalípticas de revelaciones sensacionales que nunca se concretan; para acabar apuntando la diana hacia la propia jueza instructora, y contra peritos que están interviniendo en un procedimiento penal, lo cual se me antoja una osadía de consecuencias impredecibles, por lo que no le arriendo la ganancia ni al autor, ni al inductor.

Vistos el texto y el contexto, Don Antonio, no he pretendido darle ni a usted, ni a toda su cohorte mercenaria (que, obviamente no incluye a todos los trabajadores del grupo Lancelot), lecciones de ética y pureza profesional, porque el esfuerzo inútil conduce a la melancolía, y yo sé que sería infructuoso cualquier intento de apelar a la ética periodística, como vano sería invocar el juego limpio a quienes tanto se juegan. Y yo puedo hasta ser benevolente, porque como dijera Upton Sinclair, uno no puede entender una cosa, cuando comprenderla implica no comer.

De modo que no acabo de entender su brote alucinatorio porque yo tilde de periodismo basura o periodismo mercenario la entradilla en cuestión (y note usted que no hago lo propio con su amable carta). Hay quienes han entendido y quienes viven todo este asunto como una guerra, de modo que nada tiene de extraño que, como en todas las guerras, la primera víctima haya sido la información, que se hayan desplegado servicios de contrainteligencia, y que sea claramente visible la presencia de soldados a sueldo en una batalla mediática, cuyo propósito de fondo no se limita a la esfera periodística.

En fin, entrando ya en la esencia de su misiva, una vez desechados los múltiples elogios y piropos que me dedica, como el regalo envenenado que son, y después de rechazar que pueda compartir con usted eso que llama “opinión generalizada”, he de recomendarle, y le pido encarecidamente que lo traslade a su caterva, que mejoren algo sus fuentes de información, porque los veo un tanto erráticos y desorientados.

Pocas cosas pueden causarme mayor placer que me identifiquen como mercenario cubano, pero en eso se equivoca, porque yo para los cubanos solo he trabajado en funciones de asesoramiento gratuitamente, lo cual es documentalmente demostrable, mientras que los mercenarios cobran, como bien sabe. El trabajo ganador del Concurso Internacional del Malecón de La Habana fue financiado con dinero exclusivamente canario, primeramente de nuestro propio bolsillo, y después parcialmente recuperado con el modesto premio concedido por la Unión Nacional de Arquitectos de Cuba y una subvención del Gobierno de Canarias. Como le confirmará cualquier de sus muchos amigos arquitectos, presentarse a un concurso es casi tan estimulante y placentero, como francamente ruinoso.

Respecto de eso que llama, con mucha razón y con tantas razones, urbanismo basura, no he tenido oportunidad hasta la fecha de participar en ninguna chapuza, ni aquí, ni en el Mediterráneo, como tampoco en Cabo Verde o en Agadir. Y créame que resulta un poco frustrante haber trabajado en el mundo del urbanismo durante treinta años, y no haber conseguido todavía que me imputen alguna prevaricación, aunque sea chiquitita, o una falsedad en documento público o una malversación, aunque sea de esas que el plumífero errante considera anecdóticas o insignificantes.

Quizá sea que no está entre mis habilidades, aunque yo creo que debe tener bastante que ver con el hecho de que no debo ser una persona muy fiable para quienes suelen recurrir a las malas mañas para prosperar (aunque no se lo crea, la mayor parte de los empresarios compiten limpiamente, no hacen chapuzas y no recurren a chanchullos). Ahí sí le digo que va a encontrar usted más afinidad entre sus amistades, entre las que se encuentran los inventores, los ejecutores y los más fervientes defensores del “urbanismo del cambalache y la trapisonda”, al que me referido en los foros públicos de esa isla en muchas ocasiones.

En cuanto al amor por la viña y mi respeto por los viticultores, baste decirle que, dejando aparte multitud de actuaciones profesionales, que si quiere le detallo, ninguno de mis muchos esfuerzos por congraciarme con mi suegro tuvo nunca tanto peso como mis esporádicas colaboraciones en la cava, la poda, el azufrado y la vendimia, aunque he de reconocer que tengo más recorrido y experiencia con la cata. Ya en ese terreno, declino su amable invitación a probar el moscatel del que me habla, porque con la edad uno coge sus manías, y yo soy más del malvasía dulce de Fuencaliente.

Pero ya que estamos en confianza, y como veo que sus fuentes de información sobre mi persona son tan erróneas, como obsoletas, le haré una confesión. Hace un par de años, cenando en Caleta del Sebo, probé el Malvasía Seco de Stratvs, porque si de vino se trata uno solo puede opinar con rigor mediante la cata, y porque como decía mi amigo Eduardo, “la verdad es la verdad, aunque la diga el enemigo”. Oiga, las cosas como son, el vino se deja beber, pero yo sigo prefiriendo Bermejo. Entendido no soy, pero dice mi mujer que es el mejor vino blanco de Canarias. Y yo, por la cuenta que me trae, más que a la Fundación César Manrique o al despacho de La Plazuela, a quien verdaderamente le hago caso es a mi mujer.

Comentarios

Excelente artículo. En forma y en fondo. Pero permítame que le diga, Sr. Reixa, que en materia de alcoholes no va a poder usted competir con los grandes conocimientos que acumula en la materia el Sr. Coll ... De hecho, cuando escribe sobre Rosa (su amo), su vaporosa redacción recuerda mucho a los efectos que produce la alta graduación ... Lo del pobre Sr. Coll hay que tomarlo a broma. El hombre, como bien dice usted, trata de ganarse los garbanzos escribiendo lo que el dueño quiere oír. Enhorabuena.
Me ha dado usted un susto de muerte, pensé que era otro Tato
Enhorabuena por sus preclaros artículos, Sr. Díaz-Reixa. Eso si, me temo que la reacción de los blackwater en nómina del capo (en sus versiones mediáticas, políticas, jurídicas, etc) va a ser brutal. Se lo digo por propia experiencia, porque aparte de meterme una demanda que me dejó "campaniando" (afortunadamente sin consecuencias para mi exiguo pecunio), la cacería periodística fue tal que hasta el editorialista beodo me dedicó unas líneas . En fin. Por cierto, coincido plenamente con el exquisito gusto de su sra. esposa: yo también soy de Bermejos.
Gracias, Don Miguel. Yo me precio de haber hecho, como jurista, algunas modestas contribuciones a muchos de los combates en defensa de la libertad de expresión que han tenido lugar en esta isla, siempre bajo la dirección (y cuando digo dirección, póngale mayúsculas) legal de Irma Ferrer, una abogada de porte frágil y apariencia angelical, pero lista como una tea y correosa como un tollo, que no me gustaría tener como enemiga (procesal, se entiende): Cuadernos del Sureste (finalmente lo ganamos), Jesús Fernández vs Zorro plateado (lo ganamos), CACT´s vs Andrés Barreto (lo ganamos), JFR vs Miguel González (goleada escandalosa) y El Agitador (vamos ganando, aunque el partido, ya sabe, dura 90 minutos). Mi mujer? No soy de esos hombres que presumen de mandar en su casa, yo sin ella me pierdo. Bermejo, sin duda, pruébelo con un tartar de salmón
Pues yo soy de Grifo...prefiero los caldos de quien respeta y protege lo de todos. Desmereciendo sólo a quien merece el desprecio: Stratvs
Me adhiero a la apreciación que hace el comentario 5, no solo en cuanto al caldo se refiere, sino también en cuanto a sus instalaciones que son un auténtico ejemplo de tradición e integración en el Paisaje, sin desmerecer lo que han hecho otros como Rubicón y demás. La Geria tiene un sabor y tradición que nada tiene que ver con el negocio turístico e inmobiliario que pretendía hacer el cacique local, que, por cierto, llegó él último haciendo una obra que no se le ha permitido -ni se le habría permitido- hacer a nadie en La Geria (de hecho, por cuartos de pocos metros cuadrados han ordenado muchas demoliciones). Así que brindo por las bodegas existentes antes que la Stratus del Rosa, que son las que han dado nombre y sabor al paisaje protegido.
Aceptamos Grifo como animal de compañía. Si la bodega no está bien pertrechada, también se admite Yaiza malvasía seco o Vega de Yuco. Pero póngase en mi lugar: mi mujer sigue prefiriendo Bermejo, y ella es la única persona a la que yo le hago caso, incluso aunque no tenga razón. Y en este caso, además, la tiene
Jvier, yo me quedo con Grifo coleccion barrica y el tinto que tienen, creo que se llama Ariadna, realmente maravilloso, eso si irremediablemente caro.
Oiga, transparente, voy a seguir su consejo al pie de la letra, no ya porque su comentario denota que tiene usted casi más recorrido que yo con la cata (en esto, como en tantas otras cosas, la veteranía es un grado), sino porque un bodeguero capaz de poner ese nombre a un vino, ya merece todos mis respetos: tengo una preciosidad de sobrina con ese nombre, que además de bellísima, canta como las diosas, imagínese el maridaje ... Respecto del precio, no me preocupa en demasía: mi mujer es rica de familia.
un aplauso señor Diaz-Reixa por sus comentarios tan bien expuestos y no le dedique mas al señor Coll que su insignificancia no lo merece.yo tambien soy de Grifo en vino.
Se puede decir más mas alto, si algunos lo prefieren , pero no tan claro como los comentarios del Sr. Reixa, En cuanto al vino, coincido con su señora, se nota que tiene buen olfato,(o bien podría gusto). Aunque si se trata de tinto, bien se podría probar Ariadna, y al mismo tiempo haríamos el honor a su sobrina, un placer haber leído sus comentarios. Saludos

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