Respuesta cerrada al periodista Coll (I)
“… De ahí que los romanos, previendo los inconvenientes a distancia,
los remediaran siempre, no dejándolos nunca continuar con miras
a evitar una guerra, porque sabían que la guerra no se detiene,
solo se difiere con ventaja ajena
Nicolás Maquiavelo: De principalibus
Espero, Don Antonio, que al recibo de la presente haya logrado usted superar la crisis alucinatoria que relata haber sufrido, por causa de mi comentario del 18 de marzo de 2015 a la entradilla “Se culmina el sumario de Stratvs” del día anterior en Lancelot Digital. Igualmente espero que no se tome a mal que la llame “entradilla”, pero respeto tanto a los buenos periodistas que me resisto a denominarla de otro modo que pudiera herir su sensibilidad.
Creo, sin embargo, que se trata de una actitud fingida, impostada, un mero postureo que tiene otra finalidad distinta a la defensa del buen periodismo, del pensamiento libre o de la libertad de expresión. Si fueran ciertas tales convicciones, ya se les habría notado a ustedes con los casos de Cuadernos del Sureste o El Agitador, con la infame persecución contra Mario Alberto Perdomo o la no menos deleznable contra Ezequiel Navio. Suelo leer sus artículos y sé bien las ideas y los intereses que defiende, de modo que si la entradilla en cuestión hubiera sido uno de sus habituales artículos de opinión, lo más probable es que el comentario no se hubiera producido o no habría sido tan rotundo, y se habría quedado en alguno de los comentarios sarcásticos de mi cosecha que deben tener ustedes grabados en su hemeroteca digital.
Y claro que los periodistas pueden opinar, bueno fuera, de hecho les considero especialmente cualificados para hacerlo, porque suelen tener más información que el ciudadano medio, lo que implica que su opinión tiende a estar mejor formada… y algunos de ellos incluso escriben bien. En esa misma isla, conviviendo con la “baja volada conejera”, tiene usted a grandes periodistas que escriben magníficos artículos de opinión; pero ocurre que cuando el lector medio hurga en la información que se maneja en esos artículos, comprueba que la información es veraz y está rigurosamente contrastada, de modo que uno podrá o no compartir la opinión expresada, pero no puede achacarle manipulación informativa o tildarla de burda tergiversación.
Pero es que la entradilla en cuestión, Don Antonio, no resiste el más mínimo análisis, conclusión a la que se llega sin dificultad con solo aplicar aquellas reglas básicas de la redacción y presentación de noticias que le enseñaron a usted en Barcelona: Quién, Qué, Dónde, Cuándo, Cómo y Porqué.
Antes de la operación de contraste, se constata que la entradilla no está firmada con nombre y apellidos, como si su autor tuviera algún reparo para suscribirla, lo que ya de por sí resulta llamativo y elocuente. Veamos la operación de contraste:
1) Al Quién responde primeramente la entradilla de la “entradilla”, valga la redundancia: “una de las bodegas más prestigiosas de Canarias”. Y luego el texto añade sus incontables virtudes y su titularidad, que corresponde a “uno de los promotores turísticos más importantes”, que “ha promovido en los últimos años las obras privadas más interesantes y de mayor gusto de la isla”. Y le acompañan “17 personas, entre empresarios, técnicos y políticos de la isla de Lanzarote y de otras islas”.
Pero ese es el Quien de los buenos, porque también está el Quien de los malos, que vamos a tener que fletar una guagua, aunque no sé si vamos a caber: La jueza instructora, el fiscal, y Transparencia Urbanística, acompañada de “un grupo de personas en torno a la Fundación César Manrique, el conocido despacho de la Plazuela, un medio informativo ligado al mismo y la parte dura del PSOE”. Por cierto, a mí, si no tiene inconveniente, pueden seguir vinculándome a la Fundación César Manrique, porque en lugar de minar mi prestigio, lo incrementa.
Bueno, y también están los convidados de piedra: los agricultores redimidos de la miseria, los demás bodegueros de La Geria, que han hecho cosas incluso peores, y ahí siguen, tan campantes... Y más gente, aunque no se les distingue bien, quizá porque los “servicios de inteligencia” no andan en su mejor momento: “algunos analistas”, “varios viticultores de La Geria”, y otros grupos del “todo el mundo admira”.
2) Aunque pueda despistarnos la referencia inicial a la culminación del sumario de Stratvs, el Qué no son los delitos presuntamente cometidos, sino “la persecución más descarada jamás producida contra una bodega”, el “ejemplo más flagrante de injusticia”, el “maltrato y persecución” a los buenos, y la “cacería brutal” al más bueno entre los buenos.
3) El Dónde es la Bodega Stratvs, pero también La Geria, ese lugar abandonado hasta que vino su filantrópico promotor a salvarlo de la ruina, a dignificar a los agricultores, y a mostrar la forma de hacer bien las cosas para mejorar el medio ambiente y el paisaje. Y se atisban, como paisaje de fondo, algunos elementos decorativos: el Puerto Deportivo Marina Rubicón, el “hotel de lujo” Princesa Yaiza, el Campo de Golf de Puerto del Carmen, y la “prestigiosa quesería” Finca de Uga. Y eso por no abusar, o porque “la crisis nos afecta a todos por igual”, porque en el primer boceto también estaban el Fariones Playa y el Son Bou.
4) El Cuándo no se dice, pero sabiendo que fue en algún momento antes de publicarse la entradilla, no nos pongamos exigentes. A lo mejor su autor fue un hombre, (o varios, que igual trabajan en equipo) y estaba haciendo dos cosas al mismo tiempo, cosa, según sabemos, ontológicamente imposible.
5) El Cómo podría haberse explicado haciendo referencia a una instrucción judicial rigurosa y con plenas garantías jurídicas de defensa, pero se presenta como una “estrategia” de persecución contra “el citado empresario lanzaroteño”, iniciada mediante la “denuncia interesada” de Transparencia Urbanística, unos malvados que “solo se fijaron en las posibles irregularidades urbanísticas que ahora se juzgarán y nada dijeron del resto de las bodegas”.
6) El Porqué podría haberse explicado como consecuencia del normal funcionamiento del Estado de Derecho, pero se atribuye a la envidia de “ese grupo de personas que desde hace años no le ha perdonado sus obras y la gran aceptación popular de las mismas”.
No voy a entrar a fondo en cuestiones de estilo, que tampoco hay razón para ensañarse, pero el uso de la negrilla, a veces conveniente, tiene también contraindicaciones, una de las cuales es que delata a su autor cuando resalta aspectos que no son relevantes en el contexto del hecho noticioso, y que solo es aquello sobre lo que se quiere focalizar la atención. Y el texto aporta tres auténticas perlas: una es que todo ello se ubica “más allá de las cuestiones técnicas o jurídicas”, que obviamente son totalmente irrelevantes, casi extravagantes, en este caso; la segunda es el innovador concepto de “fosa aséptica”, que pasará a los anales del analfabetismo informativo, penosa dolencia que no se cura con el buscador de google, ni con la Wikipedia; y la tercera que aunque la jueza “trate de hacer ver que se cometió toda una trama para la construcción de una bodega en La Geria”, lo “único cierto”, y lo único “real y palpable” es lo que el autor dice, y que no voy a reproducir porque ofende mi inteligencia y la de cualquier otro lector que use al menos dos neuronas (claro es, operando de manera simultánea y con la correspondiente sinapsis).
Además, Don Antonio, eché de menos una cosa, a mi juicio muy importante. Una carencia o laguna en la que también incurre usted. Y es que el eje del bien, el más bueno entre los buenos, el empresario ejemplar sometido a tan brutal cacería, no solo es el dueño de la bodega Stratvs, y la persona de la que presuntamente irradian los delitos cometidos, insisto presuntamente, por diecisiete personas, sino que es también propietario del medio digital para el que el autor de la entradilla y usted trabajan.
Y eso, que es tan legítimo como el sueldo que cobran por hacer su trabajo, deberían haberlo hecho constar por lealtad y respeto intelectual a sus lectores, porque así podrán juzgar por sí mismos si pueden fiarse de la “información” aportada, y discernir el grado de credibilidad de la opinión que se transmite. Puede que decidan acudir a un medio más fiable para obtener un resumen veraz, o incluso peor, que decidan leer por sí mismos los 102 folios del Auto, lo cual sería francamente dramático para la credibilidad de muchos.
Con todo, ojalá fuera esto lo peor. Lo peor es que en el medio que usted tan acertadamente dirige se permiten, y de modo directo o indirecto, se alientan y se fomentan comentarios peyorativos, ofensivos, insultantes, denigrantes y, en ocasiones, pendencieros, veladamente agresivos o francamente delictivos, que además se amparan en el anonimato y que, en muchas ocasiones, responden a una misma identidad oculta que se cambia con sorprendente rapidez, y con una torpeza inconmensurable, a juzgar por los rastros que deja, para inflar artificialmente el número de “comentarios favorables” a la entradilla de turno y crear la falsa opinión de que existe eso que llama usted “opinión generalizada”.
Yo firmo siempre mis comentarios con mi nombre y apellidos, y no ocurre lo mismo con los restantes comentaristas que frecuentan su medio, algunos de los cuales utilizan nicks claramente ofensivos como “Hijos de su madre” y otros similares. Y la única persona que lo hace con nombre y apellidos es Doña Raquel Rosa, probablemente hija del promotor de la bodega, que en un dechado de gracia, elegancia y primor nos dice que “si estas ratas tocan a la puerta porque les falta un trozo de pan, le abriré la puerta y se lo daré, no todos estamos hechos de la misma pasta”, algo muy cierto y que bien a la vista está… Como usted y Doña Raquel tienen a tiro a un experto en libertad de expresión y derecho al honor como Don Felipe Fernández Camero, me abstengo de aconsejarles que mejoren la gestión de la moderación de los comentarios, pero no me negará que bonito no es ...
En fin, Don Antonio, un texto que habría hecho las delicias de Goebbles, mera propaganda para el consumo de fieles y de algún que otro incauto, que se ubica además en el contexto de una larga operación de desprestigio y de demonización de todas las personas que han tenido que ver con la instrucción del caso Stratvs, del caso Unión, del caso Jable y de cualquier otro de los numerosos asuntos de corrupción detectados en la isla de Lanzarote, protagonizada por muchos periodistas y comentaristas habituales del grupo Lancelot y de otros medios afines.
Y no se ofenda si le digo que el argumentario mayoritariamente utilizado cuadra a la perfección con lo que, según Edwin H. Sutherland, sociólogo y uno de los más influyentes criminólogos del mundo anglosajón, era el patrón argumental y conductual característico de los delincuentes de cuello blanco. No creo que en su entorno cale su mensaje, pero a mí su vida, su experiencia académica y algunos de sus textos me fascinan: he aprendido mucho de ellos, sobretodo en relación con lo que los juristas llamamos el “modus operandi”.
Comentarios
1 Erronius Mar, 24/03/2015 - 17:56
2 Tato Mié, 25/03/2015 - 00:50
3 Rabindranath Tagore Mié, 25/03/2015 - 10:03
4 Pedrito Mié, 25/03/2015 - 10:30
5 Kiko Mié, 25/03/2015 - 13:35
6 Javier Díaz-Reixa Mié, 25/03/2015 - 19:16
7 Javier Luzardo Jue, 26/03/2015 - 13:51
8 Javier Díaz-Reixa Dom, 29/03/2015 - 18:16
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