Manuel Fajardo

Mayores, una prioridad absoluta

La emergencia sanitaria provocada por el coronavirus Covid-19 está sacando a relucir lo mejor de muchos de nosotros, como la generosidad o la solidaridad, pero también está sacando los colores a nuestra sociedad en algunas materias, como la gestión de los derechos de nuestros mayores. Creo que podemos coincidir en que es muy mejorable la manera como pasa sus últimos años de vida la generación de la posguerra española, padres y abuelos cuyo esfuerzo contribuyó a edificar un país próspero y moderno y nos ha legado una vida mucho mejor a sus descendientes, a nosotros. Una generación que, no debemos olvidarlo, en la crisis de 2008 puso a disposición de la ciudadanía su experiencia, su tiempo y sus pensiones para ayudar a sobrepasarla sin pedir nada a cambio.

Con honrosas excepciones, está en cuestión el modelo asistencial que acoge a nuestros mayores, como ha puesto de manifiesto la pandemia. En muchos casos, estas residencias son gestionadas por inversores privados porque han visto que son oportunidades de negocio, valores seguros y al alza, con baja morosidad y con expectativas de futuro debido al creciente envejecimiento de la población. Es triste decirlo, pero es así de claro: en buena medida nuestros padres y abuelos se están viendo reducidos a meras oportunidades de negocio.

La esperanza media de vida en España está por encima de los 83 años, lo que nos convierte en el país más longevo de la Unión Europea, y entra dentro de lo probable que seamos los más longevos del mundo en un futuro próximo. Por este motivo, es prioritario mejorar la calidad de vida, la salud, la participación y la seguridad de las personas mayores, prestando especial atención al problema de la soledad no deseada de este colectivo, una situación esta que se combate con políticas públicas que favorezcan el envejecimiento activo de la población.

Pero, quizá sea la incapacidad para valerse por sí mismos el aspecto más preocupante del mundo de los mayores, ya que los convierte en seres frágiles y dependientes. En general, vivimos libres de incapacidad, pero, a medida que nos hacemos viejos, llega un momento en el que merma la calidad de vida y precisamos ser atendidos. Después de toda una vida de esfuerzo y de trabajo, lo que está fuera de toda discusión es que las personas mayores no pueden ser abandonas a su suerte, como si fueran trastos inservibles. Así, creo que es urgente transitar del paradigma tradicional que concibe a las personas mayores como simples beneficiarios de asistencia a considerarlos como sujetos de derechos en toda su plenitud. 

Por todo ello, pienso que el modelo residencial de la tercera edad debe ser reformado para que deje, a veces, de ser un aparcamiento de mayores y un mero negocio para algunos inversores, mientras que, en muchos casos, los usuarios sufren carencias porque ese modelo está muy precarizado. En este sentido, hay dos aspectos que me parecen prioritarios: un notable aumento de las plazas públicas y la mejora de los servicios asistenciales. Es decir, más estado del bienestar y más inversión pública, a la vez que tenemos que introducir mayores niveles de exigencia y mecanismos de control a la presencia de la iniciativa privada en la asistencia a los mayores.

Suscribo lo escrito por Salvador Giner cuando expone que una sociedad civilizada es una sociedad decente, y no creo que sea de civilizados ni de decentes convivir con las situaciones que se han evidenciado durante esta crisis sanitaria con nuestros mayores. No pierdo la esperanza de que se haga realidad la respuesta atribuida a Gandhi cuando le preguntaron: ¿Qué piensa de la civilización occidental?, a lo que contestó: Creo que sería una excelente idea.

 

* Senador del PSOE por Lanzarote y La Graciosa

 

Comentarios

¡ Vaya una acumulación de demagogia y de cinismo en cuatro párrafos ! Según este señor el problema de la asistencia a los ancianos se resuelve creando millones de plazas en RESIDENCIAS públicas que deberán ser asistidos por millones de empleados públicos y todo esto con recursos fabulosos tanto materiales como humanos que ESPAÑA tendrá de forma mágica porque Fajardo firmará un decreto. Este es el nivel de nuestros políticos. Están fuera de la realidad y nos toman por idiotas. Afrontamos un empobrecimiento pavoroso, ni siquiera podremos mantener la pequeña red asistencial que tenemos y este señor dice que la culpa es del empresario que abre una residencia para el que quiera y pueda pagársela ( 3000 euros al mes cuesta la que hay en Tías y con muy poquitas plazas ) . .Y no señor Fajardo , esa residencia no es ningún problema para nadie. El problema para todos es la demagogia sin escrúpulos de políticos como usted incapaz de prevenir una ruina brutal como la que se avecina ni de ofrecer ninguna solución.
Aplaudir el comentario 1. La mayoría de los políticos viven en el mundo de las maravillas, eso si cuando tienen sus sueldos y cargo asegurados. Demagogia barata en tiempos de crisis , una vergüenza señor diputado PSOE .
Vendedores de humo. Los hemos puesto nosotros ahí. No les votemos nunca mas.
Verguenza es lo que da su comentario cuando tienen a los mayores de la residencia de Tias donde hay 90 plazas, (supongo que también así estarán la de Haría y Tinajo), confinados en sus habitaciones y ustedes prometiendo test para mañana, mañana, mañana.. y ese mañana nunca llega, y que así puedan tener algo más de respiro, que será bajar al comedor, salir al jardín, etc, y viene usted y publica este artículo.A ver!!!! que hasta comen en sus habitaciones. Es para que se le caíga la cara de verguenza, pero a usted, a Loly y todos. Utilizar a los mayores para hacer política. Pero bueno, también están los periodistas de esta isla, que sólo publican lo que los políticos les hacen llegar, sin discutir ni investigar nada, sino dorandoles la píldora.. Los mayores les importan NADA, a políticos, a periodistas, etc. Es lo que tenemos por haberlos puestos ahí.

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