Jaime Puig

La mancha de Kennedy

El alcalde de Teguise, Oswaldo Betancort, cayó de pie en la política lanzaroteña y en gracia entre la opinión pública insular. Con buena prensa, rodeado de gente nueva y apuntalado por el hartazgo ciudadano de políticas de garbanzas, teleclub y tanatorio, el joven empresario se hizo con el primer sillón municipal rozando la mayoría absoluta. El apoyo del PP, primero, y el del PSOE, después, le han garantizado la alcaldía. Es verdad que tanto la negociación del primer pacto como, sobre todo, su ruptura, lanzaron el primer aviso de que no todo es inmaculado en Betancort.

Las fiestas de La Caleta de Famara, recién terminadas, confirman aquella sensación. Oswaldo Betancort, a quien no pocos llaman Oswama  o Kennedy,  con sorna o sin ella, demuestra que en ocasiones se lanza en brazos del más despreciable populismo con tal de arañar un puñado de votos. El precio no importa. Incluso vale la factura del coma etílico a cambio de la papeleta con sus siglas.

El Cabildo de Lanzarote acaba de lanzar una campaña de consumo cero en alcohol y drogas en vísperas de Los Dolores, punto de encuentro de miles de jóvenes atraídos por una llamada a la fiesta que, ni de lejos, llega al desfase que el Ayuntamiento de Teguise permite en La Caleta. Sonroja comprobar cómo desde el despacho de Oswaldo Betancort no sale ni media recomendación similar a la de la primera corporación insular. Al contrario: en el programa de fiestas, y sin advertir de su contenido inapropiado, se incluyó el estreno de un capítulo de una webserie cargada de referencias al consumo de drogas y al sexo, con un lenguaje alejado de, digámoslo con suavidad, lo políticamente correcto.

Escándalo, sí, pero otro más dentro de lo irracional de ir empatando verbenas con fiestas “alternativas” y con más verbenas y fiestas durante horas y horas y permitir, mientras, que calles y solares se conviertan en puntos de botellón incontrolable o voluntariamente incontrolado. ¿Es esta la juventud que quieres, Oswaldo?

Y sé perfectamente que las fiestas de La Caleta no fueron sólo eso y que la responsabilidad de educar a los menores es de la familia, pero falta saber si  en el Ayuntamiento son capaces de reflexionar, con seriedad y sin chiquillajes, si no deben revisar algunos principios que parecen tener olvidados.

Comentarios

En todo de acuerdo
<p>Este pasará a la historia como el Alcalde-Botellón, que Owama ni chorradas...</p>

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