Imágenes amenazadas
Un buen amigo amante del arte me envió por whatsapp fotografías de su serie creativa más reciente, se trata de una composición de imágenes donde plasma recuerdos, y brotan emociones, con la música afroantillana como denominador común. Son seis obras que armonizan, más que mezclan, fotos en blanco y negro y color, dibujos realizados por el autor, recortes de periódicos, y en una de ellas, hasta una dedicatoria personal de la ‘Guarachera de Cuba’, imágenes que compilan inolvidables encuentros en diferentes lugares y momentos de su vida con grandes compositores, instrumentistas e intérpretes como Celia Cruz, Tito Puente, Johnny Pacheco y Rubén Blades.
El compartir de sus memorias musicales coincidió con mi participación esta semana en una de las jornadas virtuales del Congreso H, simposio internacional de comunicación, medios audiovisuales y análisis que reúne a profesionales e investigadores de universidades públicas y privadas de España y Latinoamérica, promovido en Lanzarote por el Ayuntamiento de Tías.
El uso y desarrollo de la inteligencia artificial (IA), la avalancha de información sobre ella en los medios de comunicación, su regulación, el equilibrio entre progreso tecnológico y el desarrollo seguro y ético y la garantía de los derechos individuales, fueron tratados en la ponencia expuesta por Antonio Monsalve-Alamá de la escuela ESIC Business & Marketing School de Madrid, aunque en otras dos comunicaciones que también atendí, la IA igualmente estuvo presente: Pilar Irala, de la Universidad San Jorge de Zaragoza, y Eva María García, de la Universidad de Málaga, hablaron de la vigencia de la fotografía, imágenes reales y técnicas de creación, entre otras temáticas del mundo de la comunicación audiovisual.
Traigo a colación la referencia de la serie artística real de mi amigo, porque si hasta la fotografía digital está amenazada por los montajes de la IA, que ya no solo tiene la capacidad de percibir, sino de razonar y tomar decisiones a semejanza del ser humano, qué valor dejamos entonces a los álbumes familiares o a esas composiciones creativas de hogar que incluyen fotos que se decoran con papeles estampados, cintas o láminas como forma divertida de guardar y compartir recuerdos, esas ingeniosas manualidades con técnicas mixtas en forma de lo que los ingleses llaman ‘scrapbook’.
Resulta que hasta la organización World Press Photo, fundada en 1955 y con sede en Ámsterdam, que nos ha maravillado durante décadas con su concurso anual de fotografía de prensa, lleno de imágenes impresionantes, estéticas, de ojo clínico y cargadas de contenido, tuvo que rectificar a finales del año pasado las normas de la convocatoria prohibiendo el uso de la IA, debido a que la había autorizado en la categoría ‘Formato abierto’. El reportero gráfico podía mejorar sus instantáneas tirando de IA.
Otro cantar son herramientas como ajustes de colores, pero ahora la prohibición expresa del prestigioso concurso de fotoperiodismo es que no se puede crear una imagen nueva con IA. Por muchos avances tecnológicos, la fotografía siempre será captar un hecho real que está por delante de un testigo que es el fotógrafo (a), buena síntesis de la ponente Pilar Irala.
También el año pasado, colectivos de ilustradores profesionales españoles pusieron el grito en el cielo porque la Feria del Libro de Madrid utilizó imágenes de promoción elaboradas con IA, imágenes desproporcionadas con fallos de bulto, hasta el punto de que la organización tuvo que retirarlas de redes sociales y pedir disculpas públicamente gracias a la denuncia de la industria cultural.
Es cierto que el mundo no puede renunciar a la tecnología y a la capacidad del hombre para desarrollarla y ayudar a resolver problemas, pero si hay preocupación y el foco está puesto en la regulación es porque existe desmadre. Una agencia especializada hizo un análisis de 127 países, de los cuales casi 40 han aprobado leyes relacionadas con la IA, Estados Unidos el que más con 22, y España ya va por 10.
El periodismo dio un paso en noviembre de 2023 con la llamada ‘Carta de París’, un documento redactado por Reporteros Sin Fronteras con el apoyo de 16 organizaciones más, que sin demeritar la utilidad de la IA en la recopilación y difusión de información, remarca los principios éticos en el uso de la tecnología en el ejercicio del periodismo diferenciando los contenidos auténticos de los sintéticos y subrayando el criterio humano como eje central e insustituible de las decisiones editoriales. Si la imagen está amenazada, es la realidad la que se encuentra intimidada, y nosotros, muy propensos a ser engañados.
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