Cuando oía el debate por mi receptor humano se proyectaban imágenes inolvidables y hoy en día muy difíciles de comprender: Mi Padre al atardecer miraba al cielo buscando las marcas de un posible buen año de lluvia. Un Campesino con su burro subía por una ladera y vaciaba la arena que contenía el serón de su burro. Otro agricultor se afanaba con su pico, pala y guataca en luchar contra el “gramillo y la corrivuela” que invadía su finca. Mientras un pastor cuidaba su ganado con “lata” en mano y su perro siempre dispuesto a intervenir sobre alguna cabra que se desviara a lo prohibido.

Eran otros tiempos, en nuestra isla no se usaban vocablos que ahora nuestros politiquillos se han inventado, a saber: Ganaderos, Viticultores, Ferias, Romerías, ( por cierto a ver si nos enteramos de una puñetera vez que la patrona de Lanzarote es La Virgen de las Nieves), eventos, etcétera…

También recordamos que pasamos muchas enfermedades y que las listas de espera estaban en los cementerios. Cuando alguien enfermaba en mi pueblo el que ¡tenía una bicicleta! Se trasladaba a arrecife. A la calle fajardo nº 7 la casa del doctor Don Fermín Rodríguez, o a la calle de la carretera de Tías nº 2 del médico Don Pedro Cerdeña, que como los dos tenían coche podían asistir a los enfermos de los distintos pueblos de la isla (años 46/48) si la enfermedad no podía ser tratada en nuestra isla se mandaba al paciente para “Canarias” como se le dijo siempre a la isla redonda.

Cuando escribamos la verdadera historia de Lanzarote, cuando comprendamos de donde venimos, cuando nos enteremos de quienes somos y lo que realmente queremos para nuestra isla, entonces empezaremos a avanzar de lo contrario, es imposible. Cuando en nuestras escuelas se les explique a los “CHINIJOS” de donde procedemos, de nuestros pueblos; su orografía, su agricultura y costumbres; y sobre todo de lo que significa la honradez. Entonces nos sentiremos útiles y progresaremos sin necesidad de depender ni en lo económico ni en lo político del exterior.

Recuerdo muchos jóvenes tumbados en la acera de “La Imparcial” de “baluto”, no había trabajo, se pasaban hasta tres años sin llover y eso era la ruina y hambre para el pueblo, la mayoría de los jóvenes terminaban por emigrar, sobre todo a Venezuela, Argentina, Uruguay, Cuba, etcétera. Se agotaron todas las reservas de agua la ropa se iba a lavar a los charcos grandes que dejaba la marea, con el agua del mediodía se hacia la poca comida para la noche, un potaje duraba “tres días” y pasando hambre se mal vivía esperando la tan ansiada lluvia. Hasta higueras se arrancaron para darle de comer a los animales que siempre fueron imprescindibles para los agricultores, lamentablemente alguna cabra, burro o camello murió de hambre, un auténtico drama.

No puedo continuar sin preguntarme, ¿cómo es posible que los herederos de los que pasaron todos estos trabajos fueran los mismos que se sentaron el día 21 y 22 en el hemiciclo del Cabildo insular. Máxima institución política y administrativa de la isla. ¡No puede ser! Efectivamente, no son las ¡cinco de la mañana! ¡Estoy soñando! Pues no. Estoy perfectamente despierto, pero avergonzado. ¿Y qué le digo yo a mi nieta de 21 años? Le diré que cuando termine su carrera se busque la vida por otros lares.

Llevo horas escribiendo, convencido de que no valdrá de nada, pero me desahogo y los recuerdos siempre tienen la ventaja de hacernos revivir y recordar el pasado que también tiene su parte positiva. Lo que si me van a permitir es pedir al que le toque que se escriba la historia correcta de Lanzarote y que esta sea impartida en todas las escuelas de la Isla.

Desde hace muchos años vengo diciendo que sólo la revolución podría solucionar esta incalificable situación, ¿pero qué estamos esperando? Prefiero ser Revolucionario, Anarquista y Activista, que no un simple conformista entre las gentes de nuestro Pueblo.

Terminaré con una frase de mi admirado, Marco Tulio Cicerón: “Somos esclavos de la ley para poder ser libres”.