Colillas para una Reserva de la Biosfera, ese destino “cualificado y sostenible"
Una Reserva de la Biosfera, RB, pretende ser un territorio cuyo objetivo es "armonizar la conservación de la diversidad biológica y cultural y el desarrollo económico y social a través de la relación de las personas con la naturaleza". Con semejante directriz, resulta chocante que la UNESCO haya otorgado tal declaración a siete islas canarias, total o parcialmente, pues la mayoría de ellas andan muy lejos de aquella intención, Lanzarote incluida. Realmente es más un elemento publicitario que atrae más turistas, sin tener muy claro cuantos volverían después de la experiencia de darse de bruces con una realidad tan alejada de las expectativas que tal declaración genera. Las RB deben ser lugares de aprendizaje donde convertir los principios globales del desarrollo sostenible en prácticas locales. La pregunta es cuánto hay de verdad en ello y si los resultados, tras 30 años cumplidos el pasado 7 de octubre, permiten afirmar que hemos hecho nuestros aquel principio.
Lanzarote habría aportado para inspirar su declaración, entre otras singularidades, un modelo turístico basado en criterios estéticos y ambientales diversos, y una legislación precursora como fue el Plan Insular, pero eso es historia antigua y de sus intereses hemos vivido y hasta delinquido en su nombre.
Lanzarote y la Graciosa se han vendido en Londres como destinos cualificados y sostenibles. No es exactamente que se hayan vendido solas, sino que entre Oswaldo Betancort y Héctor Hernández, presidente del Cabildo y consejero delegado de la SPEL, experto este último en sobrevivir gobierno tras gobierno a pesar de sus manifiestas limitaciones, han echado toda la carne en el asador para seguir creciendo. La habilidad radica en vender La Graciosa como destino sostenible, y Lanzarote como cualificado y sostenible, y centrarse en la recuperación de valores como el “acento manriqueño”, que, en boca de estos representantes, causa rubor. Habría que conocer qué entienden por “acento manriqueño”, concepto novedoso en el marco del abuso de los representantes públicos al legado del artista, pues su nombre ha venido sirviendo de coartada para casi todo, menos para parar a meditar sobre aquel mensaje que ponía el énfasis en las limitaciones del territorio insular. Es como para denunciarlos por el uso perverso del nombre del artista, cosa que la FCM, a la que respeto profundamente, tarda en hacer, al menos, en forma de declaración pública. El Cabildo y la SPEL, vuelven a presentar en Londres, de la mano de CC, el proyecto Premium, como ya hizo el PSOE en una pasada edición, por el que decían pretender, y dicen pretender, una cualificación del destino. Con el PSOE no pasó nada y está por ver con CC qué es lo que va a pasar con tal intención, más si en paralelo siguen aspirando a récords de visitantes.
Vuelven a hablar de números, de conexiones aéreas y de vender lo mismo a los mismos travistiéndolo como destino de calidad a los que siguen buscando sol, playa y cerveza, pues captar turistas exclusivos con estos mimbres parece una utopía y, mucho menos, se acercarían a una RB a convivir con el turismo masivo, que es el destino que somos, como una Marbella embustera sin torres, que intenta engañar para que vean, no ya lo magnífico que somos, sino el espejismo de lo que fuimos.
Lo cierto es que hace demasiado tiempo que constato que el galardón que la isla recibió como RB, sirve de bien poco. Tampoco es que el órgano creado a partir de aquella distinción sirva de mucho si no hay seres comprometidos, ni demanda social, ni inteligencia política.
Si de lo que hablamos es de un observatorio de la RB, el diagnóstico sobre nuestras muchas debilidades y pocas fortalezas, ya está hecho, no habiendo más tarea que la de la toma de decisiones por parte de las instancias públicas. La gestión de tal distinción depende de un órgano creado en 1996 por el Cabildo, el Consejo de la RB, y puestos a esperar algo, sería que los técnicos de tal órgano desplegaran algo de crédito, de influencia, sobre nuestros gobernantes insulares para revertir algunos de los problemas que existen en el tambaleante territorio insular, pero no es esa una aspiración sensata para la RB. Lo adecuado es que la RB del Cabildo de Lanzarote emprenda una campaña de recogida de colillas, esos residuos que enrasan e integran a los fumadores de aquí y de los que nos visitan. Si es que no paran de sorprendernos por la originalidad, la entidad y la trascendencia de las medidas que se adoptan.
Comentarios
1 Anónimo Jue, 16/11/2023 - 00:05
2 Anónimo Jue, 16/11/2023 - 15:42
3 Al 2 Vie, 17/11/2023 - 13:39
4 Al 2 Vie, 17/11/2023 - 13:47
5 El Fracaso Lun, 20/11/2023 - 20:04
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