Aguinaldo navideño
Hay una canción colombiana que suena con fuerza en Navidad inmortalizada por Joe Arroyo, maestro del canto y la composición, que como pocos tenía la varita mágica para ponernos a bailar y disfrutar con sus prolíficas producciones de salsa, mezclas de músicas africanas y caribeñas, y hasta con la creación de ritmo propio, el ‘joseón’.
El Joe, como lo llamábamos y seguimos llamando los amantes de la música, falleció en 2011 con apenas 55 años de edad, una pérdida irreparable para la música popular latinoamericana, como irremediable fue la muerte, también temprana, de otro genio de los arreglos y las letras, Jairo Varela, director fundador del Grupo Niche.
La canción de El Joe a la que me refiero es el cumbión ‘El Niño Dios’ que salió al mercado en 1990. Me pilló en plena juventud recién egresado de la U, pero ese estribillo de “Ay niño Dios, Niño Dios, ¿qué nos vas a regalar?” me recuerda la inocencia de la niñez cuando pedía a mis padres que transmitieran al Niño Dios mis ambiciones materiales de cara al 24 de diciembre.
A casi todos nos sigue gustando que nos den regalos, pero ahora quizá prefiramos otro tipo de aguinaldo navideño. Aguinaldo llamábamos a los juguetes y ropa que recogíamos ilusionados del árbol de Navidad a primera hora del 25 cuando el ‘Niño Dios’ había cumplido con creces su misión. Y mis padres tan contentos como yo.
Esta Navidad, la número 22 que paso fuera de mi terruño barranquillero, el ‘Niño Dios’ me regala salud y con ella el disfrute de mi familia, la de aquí y la que vive en la otra orilla del charco, y encima me compensa la lejanía con vivir en este paraíso llamado Yaiza. La salud asimismo nos ofrece la posibilidad de continuar trabajando.
También me regala el compartir con mis amigos, sus vaciles y sonrisas. Este año el aguinaldo navideño me trajo además la continuidad de los estudios de mi hijo y ver a mis sobrinas consolidadas en sus puestos de trabajo en una plaza difícil como Madrid y en un país como España que sigue liderando el paro juvenil entre los países desarrollados. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), tres de casi diez adultos jóvenes en edad de trabajar están fuera del mercado laboral.
Y así cada uno de nosotros valorará sus aguinaldos inmateriales en el fuero más íntimo y personal. Que suene la música, “la fiesta está encendida, no quiero que pare, sigamos compadre…”, dice la letra de ‘La fiesta de Pilito’, otro gran clásico navideño, este, del Gran Combo de Puerto Rico, como suena otra exquisita herencia rumbera, Mapayé, del sonero Cheo Feliciano: “...ahí vienen los Reyes Magos vacilando el mapeyé, mapeyé”, y un sinfín de canciones latinas que agitan la Navidad. ¡Felicidades lectores!
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