Unidos a través de la pesca
‘Pescadores del desierto’, del director Ayoze O’Shanahan, será un largometraje documental que mostrará la huella canaria en la pesca en Mauritania
Las raíces del documental se hunden en La huella canaria en África, que es un trabajo de investigación que comenzaron el periodista José Naranjo y el profesor Germán Santana sobre los vínculos históricos entre Canarias y África. Gracias a ese trabajo, Naranjo conoció a los imraguen, los pescadores del Banc d’Arguin (Mauritania) que navegan con lanchas costeras de vela latina canaria y aún pescan con las mismas técnicas y vocabulario aprendido de los canarios, y publicó sobre ellos un reportaje en El País que tituló Los pescadores del desierto y que se ha convertido en el título provisional del documental que está rodando Ayoze O’Shanahan.
Varios años después, la crisis de los cayucos en el puerto de Arguineguín provocó un encuentro entre Naranjo y O’Shanahan, dos canarios que conocen bien África porque han vivido o viven aún allí. “Hablamos de historias de canarios en África, de ese legado que hemos dejado, de nuestra presencia allí...”, cuenta O’Shanahan. “Siempre habíamos tenido la idea de trabajar juntos en historias que propiciaran un encuentro entre las dos orillas para cambiar un poco esta narrativa”.
El director del documental recuerda que el episodio del muelle de Arguineguín provocó “una reacción bastante xenófoba de ciertos sectores de la población” y también evidenció la incapacidad de las autoridades “de resolver un problema de tal magnitud que bloqueó el muelle durante varios meses y a los barcos pesqueros de la zona. Y se da la circunstancia de que la mayoría de las pateras y cayucos son barcos de pesca originales, y que de los países de los que estaban viniendo son países donde la pesca tiene un papel importante, como Senegal”, subraya.
Todas las señales apuntaban hacia la pesca.
El Banco de Arguin es Parque Nacional desde 1976. Es patrimonio de la Humanidad, es la mayor reserva marina de la costa oeste africana y el principal nutriente de la fauna del caladero del Banco canario sahariano. El choque del desierto y el océano genera esas condiciones: un agua turbia, pero llena de vida con varios millones de ejemplares de aves migratorias y en la que está prohibida la navegación a motor.
Los imraguen “son pescadores legendarios, llevan más de mil años en la zona y se dedicaban a la pesca a pie con ayuda de los delfines”, pero después comenzaron a utilizar los barcos de vela latina que conocieron gracias a los canarios y al inicio de la pesca de la corvina que se realizaba en ese Banco desde principios del siglo XX. Cuando se nombra Parque Nacional, las barcas se convierten en el emblema del espacio. Hoy hay 114 barcos de este tipo censados.
“El barco nos sirve para recuperar ese legado, es como el hilo de la cometa del que tiramos para contar la historia, para preguntarnos, ¿qué hacen estos barcos aquí?”, señala el director. Y después de esa pregunta llegan otras: “¿Qué fue de estos pescadores, cómo llegaron aquí, cómo aprendió esta gente a navegar como nosotros y, sobre todo, cómo es posible que aquí ya no quede ni uno y que sea allí el único lugar del mundo donde podemos observar cómo se navegaba a vela para pescar?” Porque no solo es el barco: las técnicas de navegación son las mismas que las de los canarios, y también muchas de las palabras que utilizan.
Tirando de ese hilo se cuenta la historia de personas en las dos orillas: los que siguen allí y los que estuvieron. Los canarios pescaban allí pero se asentaron en Nuadibú. Los primeros llegaron hace más de cien años pero la mayoría lo hizo en los años sesenta. Ese asentamiento “da origen al actual puerto pesquero y a la actual ciudad tal y como se conoce hoy en día, que se la podría llamar la capital mundial de la pesca”. La huella en aquella ciudad es evidente empezando por el barrio de La Charca, en honor al Charco de San Ginés, donde se asentaron la mayoría de las familias lanzaroteñas, porque, si bien se habla de la influencia de los canarios, la realidad es que la mayor parte de los que fueron allí eran de Lanzarote.
Rodaje en Mauritania.
Importancia
Dice el director que parece que en Lanzarote no se le ha dado a la pesca la importancia que ha tenido en su desarrollo y en su historia, así que no es extraño que el gran legado que se dejó en Mauritania también sea tan desconocido. “Se desconoce la importancia, el cariño y las relaciones que forjaron los conejeros y los canarios en Mauritania y es increíble llegar a un país como ese y encontrarte la hospitalidad, el cariño y la cordialidad hacia los canarios”.
Los imraguen “son pescadores legendarios, llevan más de mil años en la zona”
El documental refleja los testimonios de pescadores imraguen y también los testimonios de canarios que aún viven allí y de otros que vivieron o incluso nacieron y trabajaron como pescadores pero también como albañiles o carpinteros o que tuvieron negocios. El rodaje se ha alargado durante varios años para ver la evolución, el paso del tiempo, y se rodó tanto en Mauritania como en Lanzarote. De hecho, el rodaje aún no ha terminado y está previsto que finalice en 2025, al igual que el estreno de la película.
Uno de los canarios, que nació allí, Toni Santana, les ayudó a conseguir testimonios de mauritanos que trabajaron y conocieron a esos canarios, “que nos cuentan en primera persona cómo fue la pesca y qué ha quedado de eso hoy”. El abuelo de Toni Santana llegó en los años 20 del siglo XX porque se le rompió un mástil del barco y se quedó allí primero pescando y después llevando víveres para su venta desde Lanzarote. Y como él, otros muchos. Los costeros, los llamados costeros, lo son por la costa africana, no por la de la Isla, eran los que se iban a la costa africana a pescar. Muchos de ellos se embarcaban siendo aún unos niños, y son parte de esa historia que se fue tejiendo poco a poco.
También fue fundamental el papel de la Sociedad General de la Gran Pesca que crearon los franceses en Nuadibú para desarrollar las pesquerías. El interés de los franceses nace de la necesidad de alimentar a las explotaciones que tenían en sus colonias en África y una de las proteínas fundamentales y transportables era la del pescado salado, ante la falta de refrigeración. La corvina reunía las características idóneas y los canarios ya pescaban por entonces la corvina, así que empezaron a hacerlo para vendérsela a los franceses. “Ellos se alimentaban de lo que producíamos y eso propició unas relaciones comerciales pero también de amistad porque el canario principalmente es una persona humilde, y además teníamos un clima, un paisaje, que es muy similar y no nos costaba adaptarnos a aquello en comparación con un gallego, un andaluz o un francés, en este caso”.
Huella
La presencia canaria ya es testimonial. Solo queda la huella. “Hemos perdido prácticamente toda nuestra cuota de pesca allí y la que mantenemos se hace de otra forma”, señala O’Shanahan, que recuerda la gran importancia de la flora sardinal de Lanzarote y las conserveras, cuya producción, en su mayoría, se vendía al mercado africano: “Y eso sacó de la pobreza a muchísimos canarios, nos dio de comer y pagó muchísimos títulos universitarios”. El banco pesquero sigue, pero lo explotan otros.
“Lo de Nuadibú está al menos a la altura de la fundación de Montevideo”
“Esta historia nuestra que tenemos también es un recurso turístico. El turista no quiere venir solo a un sitio vacío, sin historia, quiere ir a un sitio donde haya historia y la pueda respirar, porque es parte del encanto de la Isla y es parte de su esencia, porque es imposible entender Lanzarote sin entender el papel que ha tenido la pesca en el desarrollo de la Isla”, apunta el director.
“Yo creo que lo de Nuadibú está al menos a la altura de la fundación de Montevideo”, señala Ayoze O’Shanahan, hablando de los hitos o la influencia exterior de los lanzaroteños, que también participaron en la fundación de San Antonio de Texas. “En Nuadibú todo el mundo sabe qué es Lanzarote y dónde está, desde hace años, y hay un gran cariño, se dejó una huella de nombres, barrios, artes de pesca... y ese cariño no es fácil de ver en otros lugares de África”.
‘Pescadores del desierto’ tiene el apoyo de la Dirección General de Patrimonio Histórico de Canarias, del Cabildo de Gran Canaria, del Instituto Canario de Desarrollo Cultural y del Ministerio de Cultura a través del ICAA, y esperan contar con el apoyo del Cabildo de Lanzarote con el objetivo de rescatar y difundir el material que están encontrando de la presencia lanzaroteña en aquella costa. El documental se estrenará en 2025 en la Televisión Canaria y en cines comerciales de Canarias y la Península, además de en varios festivales. También hay un gran interés por parte de RTVE y cuentan con el apoyo y el permiso del Ministerio de Cultura de Mauritania, de la Embajada Española en Mauritania y de la Asociación Cultural Imraguen.
El rodaje comenzó en diciembre de 2022 y se alargará durante el primer trimestre de 2025. Está producido por MGC Producciones, Siroco Factory, Hormigas Negras y Azabache Films (Canadá). El director es Ayoze O’Shanahan, que además hace el guion junto a Julieta Martín Fuentes. Rita Vera es productora ejecutiva, Gracia Ayaso trabaja como directora de producción y Mario Blanco como director de fotografía. Sandra Sebbe es la directora de producción, Pepe Naranjo es asistente de producción y dirección, el sonido es de David Cuerpo y la música de Belén Álvarez Doreste. También trabajan en esta película Marine Discazeaux, Alberto Pérez Castellano, Juan Luis Hernández o Fernando Alcántara, entre otros.
Añadir nuevo comentario