“Se da una correlación casi perfecta entre el aumento de turistas y el incremento de la población”, destaca el geógrafo José León García
Un estudio aborda la relación entre la desalación en Lanzarote y Fuerteventura y el crecimiento de la población
“Se da una correlación casi perfecta entre el aumento de turistas y el incremento de la población”, destaca el geógrafo José León García
La historia reciente de Lanzarote y Fuerteventura está unida por la llegada del turismo, pero antes lo estuvo por la introducción de la desalación. El profesor honorario de Geografía Humana de la Universidad de La Laguna, José León García, aborda en un trabajo presentado en las XIX Jornadas de estudios de Lanzarote y Fuerteventura, la relación entre la producción de agua y el aumento de la población en las islas orientales.
Destacó que la Comisión de reto demográfico creada por el Parlamento de Canarias se preocupa del problema de crecer demasiado y de analizar la sobrepoblación, al contrario de lo que suele ser habitual en este tipo de retos, que es analizar la pérdida de población. “Se da una correlación casi perfecta entre el aumento de turistas y el incremento de la población”, señaló García Rodríguez, y esa relación no se había dado hasta la llegada de la desalación, que es el elemento clave para hacer posible el desarrollo.
Ese progreso llegó gracias a una solución tecnológica. “La dinámica de la población de las islas Canarias anterior a los años setenta del siglo XX ha dejado importantes lastres socioeconómicos y demográficos en las islas periféricas, que el desarrollo turístico del último medio siglo ha mitigado en gran parte en Lanzarote y Fuerteventura, y en escasa medida en el caso de La Palma, La Gomera y El Hierro, mucho peor dotadas para el impulso del turismo de sol y playa”, señala.
El desarrollo acabó “con el importante flujo emigratorio del pasado, e incluso, ha dado lugar a una importante corriente inmigratoria procedente del entorno peninsular, comunitario y exterior, para cubrir una parte de las demandas laborales de la nueva economía vinculada al turismo, a la construcción y los servicios, lo que ha contribuido al crecimiento demográfico del Archipiélago en las últimas décadas, a pesar de la notable caída de la natalidad registrada a partir de los años setenta, lo que ha acabado haciendo negativo el crecimiento vegetativo”.
Hasta los años setenta, el saldo entre emigración e inmigración era positivo hacia el primer caso. Los canarios se iban. La desalación llega a mediados de los años sesenta y poco después las Islas empiezan a recibir población de fuera.
Hasta los años setenta, el saldo entre emigración e inmigración era positivo hacia el primer caso. Los canarios se iban
Previamente se había producido un fenómeno de emigración de los pueblos a las capitales en casi todas las islas, y después se produce otro efecto distinto: la emigración hacia las zonas turísticas, donde se produce el crecimiento. Canarias duplicó su población en tres ocasiones desde el siglo XIX. Lo hizo entre 1857 y 1926, pasando de 230.000 personas a medio millón. El millón lo alcanzó entre el año 1926 y el año 1966, en cuarenta años, y llegó a los dos millones en el año 2009.
Otra característica de la población en Canarias es su concentración. El 86 por ciento se concentra en solo dos islas, Gran Canaria y Tenerife, que suponen menos de la mitad del territorio y dentro de ellas, en unas pocas zonas. En el siglo XX esas dos islas suponían el setenta por ciento de la población de Canarias y ahora son el 82.
Lanzarote, por encima de la media regional
En el periodo entre 2001 y 2021, la tasa de crecimiento en Fuerteventura fue de un tres por ciento, y en Lanzarote del 2,2, frente a una tasa media en Canarias de un uno por ciento y en España de un 0,8. Las islas orientales registran el crecimiento más alto de Canarias en términos relativos, al contrario de lo que ocurre en las islas occidentales, La Palma, La Gomera y El Hierro.
En Fuerteventura y Lanzarote, en los años ochenta y noventa, la llegada de personas supera el propio saldo vegetativo. Lanzarote multiplica su población por 3,6 en los últimos 48 años y por 12,1 el número de turistas recibidos, lo que supone la existencia de una correlación entre ambas variables de 0,95. “Esas tasas se producen a pesar de la limitación de los recursos naturales y de la existencia histórica de un importante flujo emigratorio dirigido al resto del Archipiélago, especialmente a la isla de Gran Canaria, pero también a algunos países hispanoamericanos, como Cuba y Venezuela”.
Fuerteventura: el incremento más elevado
En Fuertevenura, el incremento poblacional ha sido aún más elevado. Se ha multiplicado por 6,3 entre 1970 y 2018, y el número de visitantes lo ha hecho por 29,4 en el mismo espacio de tiempo, superando la cifra de 2,5 millones. La trayectoria temporal de ambas variables proporciona un coeficiente de correlación cercano a la unidad, puesto que se eleva a 0,97, y la evolución de la población insular se explica en un 93,7 por ciento por el despegue turístico.
La desalación llega a mediados de los años sesenta y poco después las Islas empiezan a recibir población de fuera
“Este considerable impulso demográfico de Fuerteventura, el más alto de todo el periodo estadístico de los estudios de población del Archipiélago, contrasta, por una parte, con la pérdida generalizada de efectivos que experimentaron la mayoría de los municipios de ambas islas orientales en los años sesenta, al igual que ha ocurrido en las islas periféricas occidentales; y por otra, con el moderado crecimiento de los años cuarenta y cincuenta, que se relaciona con la actividad agroganadera y pesquera tradicionales”, señala el estudio.
“Pero el contraste resulta aún más llamativo con respecto al pasado, con la etapa anterior a la década de los cuarenta, puesto que, entre 1857 y esta última fecha, la población de Lanzarote y Fuerteventura solo se multiplicó por 1,5, mientras que la de las periféricas occidentales se duplicó y la de Tenerife y Gran Canaria se multiplicó por 3,3 en el mismo periodo de tiempo”, añade el estudio.
El reducido crecimiento de las islas orientales en esa etapa se relaciona con la existencia de una corriente emigratoria intensa y continua, que, sin embargo, resulta compatible con el mantenimiento de una elevada natalidad, que no disminuye de modo destacado hasta los años setenta. “La escasa o nula repercusión de la emigración en la dinámica interna y en las características de la población de las islas orientales, al contrario de lo que ocurre en las occidentales, se debe a la composición familiar de los flujos”. En estas islas, por lo general, emigraba la familia entera, no solo una persona.
Comentarios
1 + dinero sin PIO Mar, 31/10/2023 - 12:02
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