CULTURA

Trama2 Producciones: teatro en buena compañía

El nuevo proyecto escénico de Salvador Leal y Germán Barrios apuesta por la profesionalización y la producción de obras teatrales originales de la Isla

Germán Barrios y Salvador Leal, en las instalaciones de la sala Librada. Foto: Adriel Perdomo.
Lourdes Bermejo 0 COMENTARIOS 31/01/2021 - 08:49

Como se suele decir de las meigas, los duendes del teatro haberlos haylos. Esto es lo que parece demostrar la historia de Trama2 Producciones, la nueva compañía teatral de Lanzarote que nace de la unión de los productores Salvador Leal y Germán Barrios, ambos con larga experiencia profesional en proyectos como la Compañía Losotro’h y la asociación cultural Actúa, entre otros.

Salvador alude a Jesús Manuel Rodríguez, Santana, el polifacético artista y comunicador que falleció hace unos meses y que fue el artífice de la unión de sus dos compañeros en la nueva compañía. “Hacía tiempo que Santana y yo estábamos preparando una obra, se iba a llamar Boberías na’ más, las cosas de él -recuerda Leal- y, a la vez, empezó a ensayar con Germán El Crédito, así que por la mañana me hablaba a mí de él y por la tarde a Germán de mí. ‘Tenemos que hacer algo los tres’, decía siempre. Por desgracia, no fue posible”.

Salvador dejó en suspenso la obra que ya se estaba escribiendo: “En principio no iba a tocar Boberías na’ más porque me parecía una pequeña traición terminarla yo solo, ya que había nacido de los dos, y además tener que sustituir al actor que hiciera su personaje. Después recordé su insistencia en que trabajara con Germán, así que lo llamé y le propuse hacer otra obra, Estreno pendiente, dentro de la cual se integra Boberías”.

Estreno pendiente es metateatro: “Escribí la historia de dos actores que están montando algo, pero se separan y, un buen día, se encuentran y deciden poner en escena lo que habían escrito, que es Boberías. Hay una obra dentro de otra y los actores hacen de actores que a su vez hacen los personajes de los sketches”.

La obra se ha estrenado en el teatro El Salinero e hizo honor a su nombre hasta el final, ya que su presentación prevista para el 13 de marzo, tuvo que suspenderse por la orden de estado de alarma, ese mismo día.

Los dos profesionales reconocen tener “muchas cosas en común” y aportar, en cambio, aspectos diferentes. “Germán cuenta con un don de gentes que yo no tengo, bueno, y también aporta juventud”, bromea Salvador.

Barrios: “La pandemia sirvió para empatizar, para conocernos escénicamente”

Germán, que está en permanente formación escénica dentro y fuera de la Isla, asegura que se está “dejando llevar de la mano del bicho este, que tiene cosas en la cabeza que ni él mismo sabe”, cuenta sin esconder su admiración: “Basta que le comentes una idea para que se le encienda el interruptor y te devuelva la llamada entusiasmado: ‘¡Lo tengo! ¡Lo vamos a hacer así!”’.

Con este particular método surgió otro de los proyectos en marcha, Loca historia maha, que en principio iba a ser una función infantil y que fue nutriéndose de hechos históricos verídicos desde la llegada de los mahos de mano de los romanos a las islas orientales, hasta la marcha de Jean de Bethencourt y la pérdida de la condición de rey de Guadarfía, al ponerse a las órdenes de los españoles. “Surgió como actividad infantil y, a medida que iba tomando forma, se convirtió en teatro familiar y, definitivamente, en una propuesta interesantísima para el público en general”, explica Germán.

La originalidad de la obra es que está concebida “como un juego”. Los siete actores, que dan vida a 42 personajes, se cambian en escena con elementos de vestuario “así que pasan de ser generales a mahos con una simple peluca o una tela”, explican.

Otro atractivo de Loca historia es la exhibición de los mecanismos escénicos de utilería, como un caballo de madera articulado, que al darse la vuelta muestra los poleas y mecanismos que le permiten moverse, o barcas que navegan y que también muestran sus secretos de movimiento al público. Toda una lección de teatro, que se añade a la de historia de la Isla.

Producción propia

Trama2 nace con vocación de aportar a la escena local obras “originales, creadas aquí. Eso no quita que podamos hacer adaptaciones en otros momentos, pero lo que vamos a aportar al teatro de la Isla es la producción propia”, subraya Salvador.

El dramaturgo admite que la pandemia supuso un shock de tal envergadura que le paralizó durante dos semanas. Al bloqueo creativo se sumó la suspensión de todos los proyectos en curso de la compañía, desde teatro de calle a funciones para escolares o el propio Estreno pendiente.

Por fortuna, y como han contado casi todos los artistas, al cabo de unos días, se recuperó la ilusión e, incluso, el parón creó las condiciones ideales para ensayar y, en el caso de los nuevos socios, para conocerse escénicamente. “Desde que pudimos, nos citamos en la sala Librada para repasar texto y ese tiempo sirvió para empatizar, para engranarnos. A los dos nos gusta jugar y todo fluyó. De hecho, nos dijeron que daba la impresión de que llevábamos toda la vida trabajando juntos”, recuerda Germán. Un pequeño milagro, si se piensa en “lo que nos cuesta en el sector tratar con otra gente de teatro. Somos muy nuestros”.

Una vez asegurada la empatía escénica, queda el eterno escollo para las empresas artísticas profesionales: la supervivencia financiera, ahora, además, en medio de una pandemia que obliga a reducir los aforos y el número de representaciones. “Es cierto que desde el Cabildo, por ejemplo, se hizo todo lo posible por favorecer a los grupos y se nos ofreció un caché por la actuación contratada, en lugar de la taquilla, al haberse reducido drásticamente el aforo. Sin embargo, no fue posible repetir la función por motivos logísticos y la acumulación de compromisos contraídos en el departamento antes de la pandemia, con lo que solo pudieron vernos 170 personas”, explican los productores.

“Las entidades no ven la cultura como herramienta de desarrollo de un pueblo”

Salvador Leal es ya veterano en la lucha por unos protocolos burocráticos más adecuados a la actividad teatral, en este caso. Las reivindicaciones son las mismas de hace treinta años: adelanto de parte de la partida económica, para sufragar los gastos de la producción y pago en un plazo razonable: “Ya que está aprobado, sería un respiro contar con antelación con el dinero para pagar el montaje, a los actores o el vestuario. Y, en cuanto a los plazos, estamos seguros de que ni los responsables públicos ni los técnicos de las áreas de cultura tienen interés alguno en retrasarlos, pero lo cierto es que no pueden controlar el trámite una vez sale de su despacho”.

“Muchas veces ocurre que vas a reclamar una factura a los tres meses y te dicen que está paralizada por un reparo de intervención. Y nadie se ha molestado en comunicártelo. Eso sí, los pagos a la seguridad social y el IGIC vienen puntualmente y a veces estamos hablando de producciones de decenas de personas. Sinceramente, creo que se podría ayudar más. Por un lado, te hablan de darle valor a la cultura, pero luego a la gente de la cultura nos destrozan”, reflexiona Salvador.

En el caso de las artes escénicas, Arrecife sigue siendo el patito feo de la Isla, con un futuro Palacio de Congresos que lleva dos décadas en proyecto y un único espacio habilitado en la capital: el teatro Víctor Fernández Gopar El Salinero, hasta hace poco de imposible acceso a grupos no profesionales y, en los últimos años, envuelto en la polémica, precisamente por el acceso selectivo de grupos amateur con propuestas no estrictamente escénicas.

La alternativa que fue durante años la Sala Librada, acondicionada por la compañía Losotro’h en la planta alta del centro sociocultural de Altavista, se encuentra cerrada al público a la espera de la ejecución de un proyecto de uso que incluye plan de emergencia y de accesibilidad. El informe técnico municipal está hecho para todo el edificio, pero la realidad es que solo se han ejecutado las obras de la primera planta, la sede de la asociación de vecinos.

Como anécdota, cabe destacar la mano de pintura a las paredes, que se corta en seco en el descansillo de la escalera de la primera planta, donde está la Sala Librada. Hubo algún amago de habilitar salas públicas, que tampoco llegó a buen puerto por distintos motivos. Conclusión: la capital de Lanzarote no tiene una caja negra donde se exhiba el trabajo teatral o de danza de los colectivos.

Leal se pregunta si en el fondo de esta situación casi kafkiana no estará “que no hay interés real y no se valora el teatro desde las instituciones. Que en el fondo no se considera importante la cultura para el desarrollo de cualquier pueblo”.

Los miembros de Trama2 proponen que las administraciones “no se limiten a programar y traer espectáculos, lo cual también es importante, sino que se tienda más a fomentar la cultura de la gente para la que se administra, que es, en definitiva, la finalidad de un departamento de cultura. ¿Para qué programas conciertos con instrumentos de los que no hay enseñanzas en la Isla? Vas a despertar vocaciones condenadas a frustrarse”.

A pesar de todo, los productores quieren ser optimistas con respecto al futuro. Aunque no creen que la pandemia nos haya hecho mejores personas ni que a corto plazo vaya a cambiar la anquilosada maquinaria burocrática de la administración, el hecho de que haya nacido una compañía contra viento y marea es motivo de esperanza. Salvador Leal lleva treinta años oyendo decir a concejales de todos los signos políticos: “Salva, no va a ser todo teatro”. Él contestaba: “Hombre, todo no, pero al menos que sea un día”. Quién sabe. Con la llegada de Trama2, puede que ese día sea hoy.

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