Nace un nuevo banco en Lanzarote: sin comisiones, sin sede y sin dinero. Se depositan habilidades y capacidades y se recibe trabajo realizado, asesoramiento o ayuda. La unidad de intercambio es el ‘millo’ y el banco se aloja en la dirección www.bancodetiempolanzarote.org.

Se une a la red de bancos de tiempo que se han ido creando en muchas ciudades en los últimos años. Es un proyecto de economía social y solidaria y pretende promover “la generosidad, el altruismo y las redes de encuentro entre personas, a través del intercambio de servicios”.

El funcionamiento es sencillo. Aunque el banco se organiza a través de una web, para inscribirse hay que hacer acto de presencia, para evitar los perfiles falsos, o bien en Musical Tocoyma en la calle Figueroa o en el Bar Andalucía.

Una vez inscrita, cada persona refleja lo que sabe hacer y el servicio que demanda. Lo que se intercambian son horas de trabajo y todos los trabajos se miden en tiempo y tienen el mismo valor. “No es un intercambio entre dos personas, sino que se toman servicios o productos de otras personas”, señalan desde el Banco de tiempo. Cuando una persona acumula cinco horas de trabajos  a su favor sin haber devuelto ninguna, no puede seguir utilizando los servicios del banco.

Para los impulsores de este banco, “es un complemento que pretende tejer redes de confianza entre las personas, porque la sociedad de consumo nos ha aislado, y se trata de crecer en comunidad para ayudarnos unos a otros”.

“En la medida en que podemos ofreceré y recibir capacidades y habilidades, estamos generando riqueza y podremos lograr mayor independencia respecto de este sistema económico”, señalan, y destacan que el sistema de trueque “crea relaciones horizontales, de igual a igual, porque se basa en el consenso, en un pacto por el que las personas satisfacen sus necesidades por acuerdo, sin plusvalías ni comisiones” y “porque propicia el encuentro, la interacción y el diálogo”.

“Economía del futuro”

“El Banco de tiempo, igual que la moneda social o las centrales de compra, es buen ejemplo de una posible economía del futuro, que pone en valor el producto local, el trabajo local y el bienestar generado gracias a los esfuerzos locales. De esta manera potenciamos la creación de tejido social y favorecemos la integración y el sentimiento de pertenencia a una comunidad; nos acercamos a la satisfacción autogestionada de las necesidades, reduciendo la dependencia del exterior y el consumo de lo innecesario”, señalan.