El agricultor Manuel Peláez se ha encadenado este miércoles por la mañana en la puerta del Ayuntamiento de Arrecife y ha iniciado una huelga de hambre por el cierre de los mercadillos adoptada por casi todas las autoridades locales de la Isla.

Peláez destacó en declaraciones a Diario de Lanzarote que “no es razonable” el cierre de los mercadillos, que en el caso del de Arrecife, en el que tenía un puesto, “mantienen la seguridad”.

La normativa autonómica para frenar la pandemia de Covid permite la celebración de mercadillos, tanto en el nivel tres como en el nivel cuatro de alerta, en el que actualmente se encuentra Lanzarote.

En el nivel tres no se puede superar el 50 por ciento del aforo en los mercados al aire libre, mientras que en el nivel cuatro, al aire libre, se puede llegar al 33 por ciento del aforo establecido. No se pueden celebrar “mercadillos esporádicos o extraordinarios sujetos a autorización”.

El mercadillo de Arrecife se celebraba de forma regular todos los sábados y el de Teguise cada domingo. Sigue abierto el mercadillo de Tinajo, que se celebra semanalmente en la localidad de Mancha Blanca.

Manuel Peláez ya llevó a cabo un acto de protesta similar a las puertas del Cabildo, en septiembre pasado. “Estamos en la misma situación”, recalca el agricultor, que advierte de que los productores llevan ya dos semanas sin poder vender y “no piensa reabrir los mercadillos de momento”.

En su caso, dice, el cierre le afectó de forma significativa: “Me dejaron con toda la mercancía en el coche”. “No es razonable”, insiste Peláez, que resalta el perjuicio para el sector primario de la Isla. “No tienen por qué cerrar los mercadillos; mantenemos la seguridad”, reitera.

En su opinión, el cierre de los mercadillos decretada en Lanzarote con la excepción de Tinajo es una medida que busca “limpiar conciencias”, por el incremento de casos de coronavirus desde las pasadas fiestas navideñas.

"Atropellar a un sector"

“Lo que no se puede hacer”, insiste, “es atropellar a un sector que ya está bastante deteriorado”. Además, subraya Peláez, “el consumidor tiene derecho a su producto natural, no a lo que le venden en otros lados”.

Peláez señala que su protesta es “espontánea”, como sucedió el pasado mes de septiembre, cuando se recogieron más de 3.000 firmas de apoyo.

“No entiendo por qué nos cierran el mercadillo en Arrecife, con medidas de seguridad, y una gran superficie puede abrir, sin aforo, sin distancias y con los clientes tocando todos los productos”, lamenta. “La ley tiene que ser igual para todos”, concluye.