Los tres agentes de la Guardia Civil del operativo que denunció la caza de pardelas en Alegranza declararon durante el juicio que llevaban tres años intentando coger a los furtivos. Dos de ellos pertenecen a la patrullera marítima de Fuerteventura y la otra es la sargento del Seprona, Gloria Moreno, a la que le abrieron hasta cinco expedientes después de esta operación y que se enfrenta a un juicio penal por la denuncia de un compañero al que se investigó como presunto chivato ante los furtivos.

La declaración más extensa fue la de Moreno, que se alargó durante una hora. Explicó el operativo, que iba a producirse los días 5 o 6 de septiembre y que se hizo finalmente el día 8. El patrón de la embarcación dejó a Moreno y a un teniente en el islote y se apostaron en un risco desde donde vigilaron a las personas que estaban en la playa. Cuando les llegó un fuerte olor a ave cocinada, volvieron a la embarcación y fondearon en El Veril.

La sargento se acercó a quien estaba cocinando las pardelas, Andrés G. Curbelo, a quien preguntó si era pardela y este afirmó con la cabeza, un extremo que Curbelo negó durante el juicio. Después identificó a las personas que estaban en la playa e incautó el guiso.

Moreno dijo que se había fijado previamente en el rol de cada cual y que, aunque estaban distribuidos por la playa, "todos interactuaban con todos", era un grupo "cohesionado". Aseguró que salieron dos personas huyendo, una por el Este y otra por el Oeste, y que no las persiguieron porque había otras preferencias y estaban en inferioridad numérica.

Señaló que uno de ellos se alteró y la increpó. Otro agente declaró que había varios que estaban en estado de embriaguez y los tres admitieron que hubo algún momento de tensión. Dijo que preguntó a los acusados si tenían autorización para cazar pardelas y fue cuestionada por una de las defensas diciendo que sabe que no se puede obtener autorización. "En Lanzarote se emite autorización de demasiadas cosas que están prohibidas", contestó.

También dijo que le habían informado previamente de la posibilidad de que entre el grupo hubiera varios traficantes de droga, un alcalde y hasta un expresidente del Gobierno de Canarias, así como un policía nacional y dos guardias civiles. Comprobó que varias huras en los alrededores estaban vacías y había heces frescas.

La sargento señaló que desde marzo de 2015 la bombardeaban con informaciones sobre los furtivos y le reclamaban que se solucionara ese problema de la caza de pardelas. El patrón de la embarcación dijo que llevaba varios años detrás de los furtivos, que había mucha gente que quería terminar con la caza furtiva y que no había otras veinte personas en la playa. "Los que estaban son los que son", aseguró.

Por su parte, el teniente declaró que la operación se lleva mucho tiempo planificando, desde finales de 2012, y que fue una operación compleja.