La vida petrificada: Lanzarote carece de carta paleontológica a pesar de sus valiosos yacimientos
Aunque tiene uno de los registros paleontológicos más extensos y diversos del archipiélago canario, Lanzarote carece de carta paleontológica, un documento indispensable para conocer en profundidad los datos que revelan este tipo de yacimientos. Tampoco existen paneles informativos ni senderos marcados para que los ánimos inquietos puedan conocer el mensaje que encierra una duna o sepan distinguir el fósil de un coral tropical de una simple piedra.
Con sus 16 millones de años de existencia, Lanzarote es la segunda Isla más antigua de Canarias. Sólo le gana en senectud la vecina Fuerteventura. La evolución de la vida y el clima en nuestra isla oceánica ha quedado registrada en los restos fosilizados de los animales que la poblaron hace millones de años.
La Santa huele a salitre y desarrolla sus días entre la pesca, el surf, la gastronomía y el turismo deportivo. Muy pocos conocen que en este litoral se encuentra uno de los mejores testimonios sobre el cambio climático que sufrió la Tierra hace 130.000 años, una antigua línea de costa con fósiles de animales, como el coral Siderastrea radians, que son propios de sitios más cálidos como Gambia, Senegal o Las Bermudas y que alcanzaron esta latitud huyendo de los sofocos de aquel pretérito cambio climático.
Toda la isleta de La Santa contiene relevante información paleontológica. Todavía se pueden ver bloques de roca de hasta tres metros de largo que se extrajeron del charcón para crear los cimientos de una urbanización que se proyectó en los años setenta del pasado siglo. Un material de obra abandonado del que los especialistas podrían extraer muchos datos.
No muy lejos de la recepción de La Santa Sport encontraremos una pared de tres metros de altura cuajada de conchas en perfecto estado de conservación: bivalvos articulados y conchas de organismos marinos que han conservado perfectamente su color y ornamentación. Esta pared está formada por sedimentos que también fueron dragados del charcón.
El yacimiento paleontológico de La Santa es una de las mejores pruebas que conserva Canarias de aquel calentamiento global pleistocénico. Ya no se puede contar con los fósiles que había en las salinas de Berrugo y en las de Matagorda, destruidas para construir el puerto deportivo Marina Rubicón y un rosario de camas turísticas. Bajos los cimientos de los edificios había, por ejemplo, enormes conchas de bucios y conus.
Un ejemplar del coral Siderastrea radians.
Playas levantadas, dunas y ratites
La paleontología nos cuenta cómo ha evolucionado la vida. Playas fósiles levantadas como las que hay en los Ajaches son el resultado de un periodo de calentamiento durante el que subió el nivel del mar hace unos seis millones de años. Dunas como las del jable de Famara se asocian a etapas frías y áridas en las que el mar se retiró. Las canteras de Mala serían un sitio estupendo para ver los cambios de clima y fauna que se han producido en la Isla en las últimos 50.000 anos. ¿Más lugares? Muchos. Uno excepcional y muy frágil es Montana Timbaiba, muy cerca del lugar donde el Ayuntamiento de Tinajo planeaba ejecutar un circuito de rally. Aunque no lo parezca, aquí hay huesos de la extinta pardela del jable y trazas de insectos.
Los vestigios paleontológicos más antiguos de Lanzarote se encuentran en los yacimientos marinos de la ladera de Janubio y en el extremo sur del macizo de los Ajaches. En el barranco de Las Pilas, cuyas areniscas se usaban para fabricar pilas de destiladeras y bloques para dinteles, hay una playa fósil con seis millones de años de antigüedad, que contiene conchas de organismos marinos y corales petrificados. Estos últimos parecen piedras con forma de cerebro. Se identifican por su contorno hexagonal, dividido en septos. Si hablamos de yacimientos terrestres, los ‘reyes’ están en Valle Grande y Valle Chico, cerca de Órzola, donde el Institut Catalá de Paleontología Miquel Crusafont dirige el proyecto de investigación de los huevos de ratite desde 2009, en una campana financiada por el Cabildo de Lanzarote en la que también participan investigadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, coordinados por el especialista en geología y paleontología canaria Joaquín Meco.
Fue en los años sesenta cuando científicos alemanes y holandeses descubrieron por primera vez las cáscaras de estas aves no voladoras, parientes de las avestruces y cuya presencia plantea un enigma. Si Lanzarote nunca estuvo unida al continente porque surgió del océano tras varias erupciones, .cómo pudo llegar el ratite a la isla hace cinco millones de años? ¿Qué pasó para que pudieran alcanzar este territorio? Es intrigante y todavía no hay conclusiones. Lo que sí está claro es la excepcionalidad de este yacimiento. La paleontóloga lanzarotena Esther Martín, fiel defensora de la divulgación, propone una “reconstrucción” gráfica para comparar cómo era el paisaje isleño hace seis millones de años y cómo es ahora. “Sería un espectacular valor didáctico”.
Esther Martín, paleontóloga del Museo de la Ciencia y el Hombre.
Ver los fósiles “in situ”
¿Dónde se pueden ver fósiles de Lanzarote? Únicamente en el Museo de la Naturaleza y el Hombre, en Tenerife. El Museo Canario también alberga la colección de Joaquín Meco, pero actualmente no se exhibe. “Hay que conservar material para investigación, pero yo defiendo que los fósiles hay que verlos in situ”, dice la paleontóloga conejera, que acaba de descubrir por cierto diez especies nuevas de organismos marinos para la ciencia.
En el año 2001, el Cabildo de Lanzarote firmó un convenio de colaboración con la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria para redactar informes sobre los yacimientos paleontológicos más relevantes de Lanzarote y La Graciosa. El resultado fue la incoación de nueve expedientes para declararlos Bien de Interés Cultural (BIC), la máxima figura de protección que contempla la Ley de Patrimonio Histórico de Canarias. A día de hoy, estos yacimientos siguen sin estar puestos en valor.
Hoy también vivimos las consecuencias de un nuevo calentamiento global, uno que hemos acelerado con la contaminación persistente de nuestro entorno. Este proceso también dejará huella y quedará registrado. El suelo que hoy pisamos se convertirá en suelo antiguo, inactivo y fósil para los que nos sucedan.
“A la gente le gusta su territorio y hay que crear una economía sostenible para la isla”, dice Esther. Como otras islas oceánicas, Lanzarote es desde el siglo XVI un codiciado laboratorio para científicos de medio mundo, que vienen a estudiar la evolución, las ciencias de la tierra y muchas otras materias. “Somos unos privilegiados. Saber conservar la isla no reduce nuestro bienestar, al contrario. Existe el sol y la playa, sí. Existe Timanfaya, sí. La isla tiene muchos otros atractivos, pero nadie habla de la paleontología, otra riqueza insular más antigua e igual de importante”.
Bivalvos y conchas de organismos marinos.
Comentarios
1 DE PLAYA BLANCA Lun, 22/01/2018 - 09:13
2 A los Reyes Magos Lun, 22/01/2018 - 10:19
3 Realidad Lun, 22/01/2018 - 14:48
4 cuyobai Jue, 25/01/2018 - 10:50
Añadir nuevo comentario