El Sol de La Graciosa es una comunidad energética que se ha empeñado en comenzar el camino de la descarbonización total de la octava isla y conseguir el mayor grado de autonomía hídrica y energética posible. Después de varios meses de trabajo, la comunidad ha elaborado un documento que sirva como guía para transitar ese camino. El documento está sujeto al estudio, modificación y ampliación por todos aquellos que quieran colaborar. Se trata de un “documento informativo y propositivo para el conocimiento, la reflexión, el debate y la acción” y analiza la situación de la isla en cuanto al suministro de agua, energía, saneamiento, residuos o movilidad.

La Graciosa tiene cerca de 700 habitantes censados que reciben a más de medio millón de visitantes al año. “Este volumen de visitas desborda sistemáticamente la capacidad de respuesta a la demanda de energía y agua, a la gestión de residuos sólidos y aguas fecales y a la movilidad terrestre en el interior de la isla”, señalan. Ese el punto de partida.

 “La dimensión poblacional y territorial de La Graciosa, así como la voluntad de su población para avanzar en la transición energética, reúnen los elementos necesarios de viabilidad para que esta isla se convierta a corto plazo en un referente internacional en la mejora de la calidad de vida de sus habitantes y visitantes, en la reducción de los costes económicos facturables, en la lucha contra el cambio climático y en los procesos de descarbonización y de autoconsumo energético e hídrico”, dice el documento. El camino parece difícil pero no imposible.

El estudio hace un breve repaso histórico en el que se asegura que los avances en infraestructuras y servicios en la isla, “que han contribuido a mejorar la vida y el bienestar de la población local”, no se corresponden, sin embargo, con un plan preestablecido y pautado, sino más bien con “puntuales impulsos o saltos aleatorios”.

Esos saltos comienzan en 1943 con la construcción de tres aljibes en Caleta del Sebo y uno en Pedro Barba y la adquisición por parte de la iniciativa pública de otro más que ya estaba construido para el ganado. “No había luz y se desconoce cuándo se empezaron a hacer pozos negros. Los escombros y basuras se tiraban en varios puntos de la isla. La energía principal era la quema de matos y el viento. En esos momentos la desertización de la isla era total”, señalan.

El segundo salto corresponde a 1977, cuando se inaugura una planta desalinizadora de 75 metros cúbicos alimentada por dos grupos electrógenos que además proporcionaban energía eléctrica durante doce horas diarias. El tercer salto se da en los años 80. En 1985 llega el tendido eléctrico a través de un cable submarino. La luz eléctrica ininterrumpida posibilita, en una sociedad pesquera, la conservación de alimentos con frío. “Con el frío y con la televisión, comienza la sociedad de consumo en La Graciosa y, por tanto, la modificación de hábitos y costumbres en la isla. La vegetación comienza a recuperarse masivamente”.

El cuarto salto se da a principios de los 90, cuando se conecta el abastecimiento de agua a través de una tubería submarina que llega desde Lanzarote. Deja de funcionar la desaladora y muchas casas dejan de tener aljibes. Hay que sumar también a este salto la ampliación de los puertos de Órzola y Caleta del Sebo, que favorecen las líneas de transporte de pasajeros y mercancías.

Y llega el quinto salto. “Ante los desafíos que afronta el mundo actual, teniendo en cuenta los cambios socioeconómicos y culturales de la sociedad graciosera, los grandes valores medioambientales que atesora su territorio terrestre y marino, así como su complejo entramado normativo y administrativo, parece oportuno y necesario abordar nuevos retos, coger impulso para ganar un nuevo salto hacia un modelo más sostenible y menos dependiente que permita, ahora como entonces, seguir mejorando la vida y el bienestar de la población local”.

Este nuevo salto debería estar protagonizado por una desaladora de ósmosis inversa alimentada por energía renovable, un saneamiento con un sistema de depuración lo más ecológico posible, un proceso de regeneración del agua para su uso en agricultura, una energía eléctrica de fuentes renovables y el reciclaje de los residuos.

Agua

La aspiración de la comunidad energética es la de poder instalar una desaladora de ósmosis inversa que funcione mediante energía renovable, un sistema de depuración lo más natural posible y un proceso de regeneración del agua para su uso en cultivos. Esto coincide con el Objetivo 6 de Desarrollo Sostenible de la ONU: garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos.

En el marco del programa ‘Clean Energy for EU Islands’ de la Comisión Europea, La Graciosa requiere llevar a cabo un estudio integral en dos dimensiones fundamentales: uno de Ingeniería para una planta potabilizadora y desalinizadora que concrete la ubicación, el diseño, capacidad, tipo de tecnología, impacto ambiental, financiación, etc., y por otra parte una evaluación de la regulación específica de la Isla, ya que se trata de una zona protegida y hará falta “una exhaustiva revisión de la regulación local y general aplicable al proyecto”, para obtener los permisos. “Para poder implementar el proyecto es necesario conocer, de manera específica, si el proyecto es viable o no desde el punto de vista normativo y regulatorio”.

Como antiguamente con el agua, “sería óptimo que las casas dispusieran de sus aljibes privados y que se construyeran aljibes públicos necesarios para embalsar el agua potabilizada y distribuirla, y atesorar el máximo posible de reservas y otro sistema integral para aprovechar el agua de lluvia”, añade el documento.

Energía

Respecto a la energía, proponen profundizar en el estudio que hizo el Instituto Tecnológico de Canarias y adecuarla a las otras acciones como potabilización, depuración, movilidad o residuos, y proponen ampliar los espacios a utilizar para las fotovoltaicas, como la circunvalación del pueblo. Quieren instalar placas solares para el consumo y ahorro propio “y las necesarias pequeñas plantas solares, para la potabilizadora y otros sistemas, dotadas de baterías para el almacenamiento de la energía”. No obstante, por seguridad, regularización y estabilización de sistemas “sería vital continuar la conectividad eléctrica por el cable submarino al igual que la conectividad actual con Lanzarote de abastecimiento de agua”.

Tiene 700 habitantes censados y medio millón de visitantes al año

La Graciosa tiene una planta de transferencia de residuos que resulta insuficiente. Todos los residuos se compactan y posteriormente se trasladan al Complejo Ambiental de Zonzamas. No existe punto limpio. El Ayuntamiento organiza, dos veces al mes, recogidas puerta a puerta de enseres para su posterior traslado. Los residuos procedentes de demolición y construcción se amontonan en la calle durante las obras y después se trasladan a Lanzarote, pero ese traslado está condicionado por la falta de medios, así como por la elevada producción de residuos y el escaso nivel de separación en origen.

“El actual sistema de gestión no es acorde a la población actual y la actividad turística que se desarrolla en la isla”. Las instalaciones y la gestión son insuficientes. La comunidad energética ha sopesado la posibilidad de introducir una pequeña planta de valoración de fracción orgánica y espera que se haga un análisis detallado de la posible ampliación de la planta, así como la tecnología que minimice los impactos y ofrezca un mejor servicio a la ciudadanía. De la misma forma que con el agua, hay que conocer la viabilidad del proyecto con la actual legislación.

En el año 2016 se declaró la tramitación de emergencia para la contratación de la ejecución de la obra denominada ‘Depuradora y sistema de saneamiento en la isla de La Graciosa’, que consistía en construir las redes de alcantarillado y la estación depuradora, pero que después se paralizó y nunca se ha terminado. Ahora se ha acordado, para desbloquear la obra, declarar esa actuación de interés autonómico.

El Sol considera que “es necesario realizar un estudio de la situación en la que se encuentran las instalaciones ejecutadas, pues al no haberse concluido en su día, puede que parte de estas no sean viables para su uso”, de la misma forma que igual que es necesario “encajar las obras ejecutadas y las que restan por ejecutar con las diversas figuras de planeamiento, tanto sectorial como territorial”.

 El actual sistema de saneamiento se basa en pozos negros en cada vivienda de la isla. Cuando se colmatan, un hecho cada vez más frecuente, se recogen esas aguas y se trasladan a Lanzarote en un camión cisterna. “No obstante, este sistema produce numerosas filtraciones de contaminantes directamente al suelo y luego al mar”.

Movilidad

La Isla “reúne los elementos necesarios” para convertirse en un referente

La movilidad es el último punto. Según dice la comunidad energética, el contenido de un estudio de movilidad sostenible para la transición socioecológica de La Graciosa debería incluir en su diagnóstico, objetivos y propuestas para los siguientes aspectos: características de la movilidad interna y de conexión con Lanzarote, las cifras de desplazamientos y la capacidad de carga del territorio, el parque de vehículos existente y la flota de conexión, la red de pistas para el tránsito de vehículos y la red de caminos para la movilidad activa.

En cuanto a las actuaciones necesarias, indican la señalización, eliminar las emisiones de gases de efecto invernadero y contaminantes por el transporte, la gobernanza de la movilidad, la regulación de los vehículos, de sus actividades privadas, comerciales y del uso de las pistas y caminos. También destacan que se ha iniciado la redacción de un proyecto de remodelación para lograr la calificación de ecopuerto.