Ya (casi) no quedan obras por hacer pero la Casa de la Cultura de Arrecife sigue cerrada... y va camino de los doce años. La casa, del siglo XIX, fue sede del Casino y del Ayuntamiento, perteneció a Luis Ramírez, que la cedió a los salesianos, y después fue bautizada como Casa de la Cultura Agustín de la Hoz. Tiene la escalera mejor conservada de las casas de la capital, hecha por el maestro carpintero Saavedra, y en sus paredes interiores, en 1947, César Manrique pintó sus primeros murales. En su última etapa alojaba un piano en la planta baja, alguna exposición en la planta alta y a los trabajadores del área de cultura. Un día se desplomó una parte del techo y se tuvo que desalojar. Fue en el mes de noviembre de 2005 y desde entonces la casa sólo se ha abierto para que pasen los obreros.

Las obras tardaron más de un año y medio en comenzar. El dinero, 870.000 euros, se sacó de una partida del Plan de Infraestructuras y Calidad Turística del Gobierno de Canarias destinada a la remodelación de la Plaza de Las Palmas. La remodelación se desechó y se reorientó la partida, pero no era suficiente para rehabilitar la casa. En 2009 las obras se paran por falta de fondos, y el parón no salió gratis.

Los cimientos de la casa están bajo el nivel del mar y la humedad es su mayor enemigo. En la Memoria de uno de los pliegos de condiciones de las sucesivas obras que se han hecho se destaca la necesidad de rehabilitar la fachada “debido al mal estado que presenta con el enfoscado desprendido y agrietado por partes y las carpinterías con la pintura levantada y agrietada por la falta de mantenimiento realizado durante los últimos años”, y se añade que “parece que ha sufrido intervenciones poco ortodoxas que además ya se han deteriorado”.

En 2010 ya se preveía la finalización de las obras en un plazo de seis meses. Se iba a instalar un ascensor y a rehabilitar la fachada, pero las obras se retrasaron. En 2011 había una partida de la consejería de cultura del Gobierno de Canarias que se retiró con el compromiso de aumentarla al año siguiente. Fue en 2013 cuando se adjudicó un nuevo proyecto a la empresa Iniciativas para la construcción y obra civil por 180.000 euros y tres meses de ejecución para seguir con la carpintería, los revestimientos exteriores, la pintura, la impermeabilización, los falsos techos o la instalación eléctrica, entre otras cosas. Y en 2015 se adjudicó, esta vez a Horinsa, una nueva obra, por 330.000 euros para “los requerimientos finales necesarios para poner en uso el inmueble con fines expositivos y administrativos”.

Patrimonio obliga a sustituir las losetas de basalto que se han colocado en los dinteles imitando piezas de cantería por basalto labrado de la cantera de Arucas, que es de donde son las piezas originales

Esos últimos retoques eran la adecuación de los sanitarios, la restauración de la carpintería, pintura, instalación de hilo musical y telecomunicaciones, fontanería, instalación eléctrica, iluminación, material contraincendios, colocación de un ascensor y otros. Pero no fue suficiente.

En octubre del año pasado, el Ayuntamiento solicitó permiso a Patrimonio para pintar las puertas y las ventanas, sustituir los cristales rotos y retirar el cableado y las cajas de contadores de la fachada. Patrimonio dio permiso pero obliga a sustituir las losetas de basalto que han colocado en los dinteles imitando piezas de cantería por basalto labrado de la cantera de Arucas, que es de donde son las piezas originales.

El concejal de Cultura, Rafael González Robayna, señala que “hay que hacerlo pero no es preocupante” y destaca que aún hay que pintar e intentar que Telefónica quite los cables, ya que se resiste. Lo que sí queda es dotar a la casa del mobiliario, instalar las luces de la sala de exposiciones y comprar otro piano, todo ello por otros 176.000 euros. Para ello se ha sacado un nuevo concurso que aún no se ha adjudicado, aunque se hará “en breve”.

Los proveedores tienen un mes y medio, una vez que se adjudique el contrato. El concejal señala que no quiere dar una nueva fecha de apertura, ya que estaba previsto que se abriera a principios de año. Pero aún hay otra cosa que puede hacer que su apertura se retrase y que aún se está “valorando”.

Para la apertura estaba previsto contar con una exposición de cuadros de pintores canarios del siglo pasado como Manrique, Dámaso, Millares u Óscar Domínguez, pero los museos que ceden los cuadros exigen que la sala esté climatizada y no lo está. Si se climatiza se podría retrasar su apertura otros seis o siete meses más, y si no, hay que renunciar a la exposición o hacerla más adelante. La decisión, en todo caso, aún no está tomada.

El uso de la Casa de Cultura

El concejal de Cultura, Rafael Juan González, prevé que "en breve" se adjudique la adquisición del mobiliario, se contrate la instalación de luces de la sala de exposiciones y un piano, todo por 176.000 euros de presupuesto

Hace años se encargó a la empresa Cuturalink un Plan de uso para la Casa de Cultura. Los trabajadores del área, que criticaron recientemente la gestión del concejal, señalan que las intenciones actuales del edil no pasan por ese plan y que no se está contando con ellos para su programación. El concejal aseguró en el último pleno que se va a seguir el Plan aunque matiza que con “modificaciones” ya que algunos usos han dejado de tener sentido porque se diseñó cuando El Almacén estaba cerrado y ahora está abierto y se podrían duplicar esas actividades.

En todo caso, en la planta alta habrá una sala de exposiciones y en la planta baja habrá otras dos salas para talleres o exposiciones y una más que alojará el Punto de información turística que está ahora en el kiosko de la música, además de un nuevo piano, ya que el anterior se cedió a la Orquesta clásica de Lanzarote, y una sala polivalente para proyecciones y conferencias. Hay que recordar que la actual alcaldesa, que fue concejal de cultura, anunció entonces que en la Casa también iría una Biblioteca especializada en contenidos artísticos y culturales.

Los murales de César

Cuando se empezó a restaurar la Casa de la Cultura se encontraron dos murales que César Manrique pintó en 1947 y que se han restaurado. En abril de 2010 el Ayuntamiento firmó un convenio con el Instituto de Patrimonio Cultural de España para su restauración por 26.560 euros, pero no sirvió porque después se cerró la casa y la humedad las volvió a afectar. Además, un informe posterior aseguró que la restauración se hizo con materiales “no adecuados”, así que hubo que restaurarlos de nuevo, y posteriormente quitar una parte de un falso techo que tapaba una de las pinturas.