Javier Encina, en Lanzarote: “La participación puede ser un antídoto contra la corrupción”
Javier Encina (Sevilla, 1965) es “ilusionista social”. Pertenece a Unilco, la Universidad libre para la construcción colectiva, una organización que promueve la participación ciudadana. Impulsó la primera experiencia de presupuestos participativos en España, en la localidad sevillana de Las Cabezas de San Juan. A eso mismo ha venido a Lanzarote, para impartir, invitado por Alternativa Ciudadana, unos talleres sobre presupuestos participativos, participación y poder.
-¿Qué son los presupuestos participativos?
-En la provincia de Málaga se están haciendo presupuestos participativos en veinte municipios. Hay un pueblo muy pequeño de 500 habitantes, y un vecino se había empeñado en que se hicieran así, y para explicarlo decía: ¡Con lo fácil que es!, presupuestos y participativos, que el dinero del Ayuntamiento se decida por todo el mundo cómo se tiene que gastar. Pero no sólo es el dinero, sino todos los recursos, incluso los de las asociaciones, y decidir aquellas cosas que tienen que ver con la vida cotidiana.
-¿Sólo se aplica en ayuntamientos o se puede aplicar en otras administraciones?
-En España no se aplica en comunidades autónomas. En Brasil se hicieron en Río Grande do Sul, que es como si fuera una comunidad autónoma, y también se hacen en la Diputación de Málaga, o se hacían. También se han hecho en el Ayuntamiento de Sevilla, aunque sólo se decidía el siete por ciento del presupuesto, y sólo había participación en dos momentos, en una asamblea de propuestas y en otra para priorizar el gasto.
-¿Cuáles son las resistencias más habituales para aplicarlos?
-Hay de varios tipos. Una sería, como en Las Cabezas de San Juan, que los políticos, incluso los del grupo de gobierno, decían que entonces para qué sirven ellos si la gente lo decide todo. La oposición suele estar en contra, como de cualquier cosa que haga el Ayuntamiento, y hay una oposición técnica, de trabajadores, porque ven que pierden poder o que van a tener que trabajar más. Además, también hay resistencia en asociaciones que piensan que pierden poder porque hasta entonces tenían interlocución directa con el alcalde o el concejal.
-¿En los lugares en los que se han puesto en marcha, cuál ha sido el resultado?
-Los presupuestos se han hecho de forma diferente en diferentes sitios. Si se hacen como una forma de completar la gestión, cuando desaparecen, desaparece todo, y esos son la mayoría porque son los más cómodos de hacer. Cuando se hacen como una herramienta para autogestionar la vida cotidiana, se mantienen muchas cosas. Si aprendemos de las culturas populares, muchas cosas son efímeras, y no se le da un valor en sí mismo a la duración, sino a que lo que se haga en ese momento sea satisfactorio, y no quiere decir que lo anterior haya fracasado. Desde el poder con mayúsculas se evalúa que las cosas sean perdurables, y eso me hace sospechar que es así porque así se puede ejercer un control mayor. La gente que ha participado en presupuestos participativos sigue haciendo otras cosas, sigue haciendo cosas interesantes.
-¿Y la participación ciudadana ha avanzado en los últimos años, o ha retrocedido?
-Partimos del franquismo, donde la participación era complicada. En la Transición, que fue un pacto con el franquismo, siguen los mismos profesionales, que pasan de defender el Movimiento a defender la Constitución al día siguiente-Hubo una explosión de participación pero a la gente se le roba la autoestima. Por ejemplo, en mi barrio de Sevilla, hacíamos nuestras fiestas. Ahora las fiestas las monta el Ayuntamiento o no se hacen. Los partidos políticos rompieron la autoestima diciendo que lo que hacíamos eran cosas bastas y que había que hacer algo fino y bien hecho...
-Pero para acabar promoviendo lo mismo...
-Claro, así es, pero ya sin raíz.
-La participación ciudadana se asocia a la izquierda pero no tendría por qué ser así...
-Cuando se decide sobre la vida cotidiana, lo que prevalece no es la ideología sino la forma de relación, que es horizontal, y eso no le interesa ni siquiera a mucha gente de izquierdas. Yo he visto a todo tipo de gente trabajando colectivamente de igual a igual y salen cosas que no tienen que ver con lo que ellos piensan.
“La transparencia no es más que el espectáculo de la democracia vacía de contenido”
-¿Algunas veces la participación sirve de excusa, de escaparate de una política que sigue siendo oscura porque las obras, por ejemplo, se siguen concediendo de forma oscura?
-Sí, pero en Las Cabezas de San Juan también se decidieron las obras. Reinventamos una herramienta como Eurovisión, donde cada barrio sólo podía votar la sobras de los otros barrios pero no las suyas.
-¿La participación es un antídoto contra la corrupción?
-Efectivamente.
-¿Y la transparencia?
-A mí me extraña mucho esta nueva ley de transparencia. Cuando surgió el eurocomunismo, el líder del Partido Comunista portugués, Alvaro Cunhal, escribió un libro, 'Un partido con paredes de cristal”. Ese libro es el de un burócrata estalinista que quiere enseñar a la gente el espectáculo del partido y esto es lo que toman ahora los defensores de la transparencia, que no es más que el espectáculo de la democracia vacía de contenido, que la gente pueda ver pero no pueda hacer nada con respecto a lo que ve.
Más información en el blog Ilusionismosocial.
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