El Colegio de Arquitectos de Lanzarote ha reclamado los expedientes tanto de los dos inmuebles derribados en la calle Real como del Hotel Oriental. “Queremos saber la información por si puede haber un delito contra el Patrimonio”, señala su presidente, Miguel Ángel Fontes: “Si detectamos que tienen valores patrimoniales y se han omitido iremos hasta el final, porque nos preocupa mucho la situación del Patrimonio”, dice.

En el caso de los inmuebles derribados (el antiguo comercio Alfa en el número 52 y el edificio contiguo, en el 54), Fontes señala que cuando vio las vallas pensó que se iban a rehabilitar y no a derribar.

Los arquitectos no solo apuntan a los ayuntamientos sino también al Cabildo, de quien señalan que también puede incoar Bienes de Interés Cultural (BIC) y hacer un catálogo arquitectónico insular.

De hecho, aún se está tramitando el reglamento de la Comisión de Patrimonio del Cabildo de Lanzarote. “Nos sentimos impotentes”, dice Fontes, que cree que la Isla adolece de una falta de programas reales, cuando en otras islas hay ejemplos de buena conservación, como Vegueta o Triana, en Gran Canaria, o La Laguna, en Tenerife.

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“La protección puede traer rentabilidad”, destaca Fontes, quien subraya que falta un programa real sobre el patrimonio”. Por eso, los arquitectos plantean conjugar la arquitectura contemporánea con la protección y dar nueva vida a esos edificios, con nuevos usos.

Fontes destaca que “cada caso es distinto y hay varios grados de protección, pero, aunque se ha perdido mucho, aún se puede mantener la arquitectura popular”. También habla del entorno de esos edificios porque algunas casas tienen valor como símbolo de esa arquitectura popular por su enclave en una calle determinada y si otros edificios guardan aún esos valores en la misma ubicación.

Los arquitectos consideran que hay una obligación municipal de defender el patrimonio y quieren hacer un diagnóstico en cada municipio. También preocupa la situación del patrimonio en Tías.

Fontes, en definitiva, dice que en el ámbito del patrimonio, este año 2021 el Colegio va a ir “hasta el final”, ampliando su defensa más allá de la bonificación, aplicando líneas de educación y, si hace falta, una defensa judicial: “si nos quedamos callados seremos cómplices de la destrucción del patrimonio”.

Edificio, no solar

En las últimas décadas ha habido un patrón similar con los edificios históricos de la capital lanzaroteña. Los propietarios adquieren los inmuebles conociendo los valores que atesoran, pero después pretenden actuar como si hubieran adquirido un solar, no un edificio.

La legislación sobre Patrimonio, por otra parte, obliga a los propietarios de estos inmuebles a mantener sus valores, pero los edificios se abandonan, no se hacen labores de mantenimiento y el deterioro se acelera.

Cuando pasa el tiempo, efectivamente, la casa se ha convertido en una ruina y entonces solo queda esperar que se acepte el derribo por el supuesto riesgo para la población o por la mala imagen que da a la calle. En Arrecife no quedan tantos edificios con valores pero en algunos el conflicto está servido.

En la Avenida está la Casa Pereyra, cubierta de una malla desde hace años, y en la calle Real la Residencia Alespa o el Mercadillo. Este último ya no es Bien de Interés Cultural, pero es un “exponente significativo de la arquitectura insular urbana del siglo XIX”.

Para Patrimonio, “no existe otra manifestación arquitectónica similar en la Isla”. Por eso, se propuso su protección integral, lo que impediría la construcción de hasta seis plantas, como pretende la propiedad.

El propietario de Alespa sostiene que no tiene “ningún interés ni valor histórico artístico” y el Cabildo, en cambio, considera que, si se remodela, debería mantener sus dos plantas y no tocar la fachada. En el edificio de la Plazuela que fue Casa Cuartel de la Guardia Civil, la propiedad dice que está en ruina y pide la demolición.