Aminatu Haidar volvió este martes al aeropuerto de Lanzarote cinco años y cuatro días después de su primera llegada, cuando mantuvo una huelga de hambre que duró un mes. Convertida ya en un símbolo del pueblo saharaui y de la defensa de los derechos humanos, dio una rueda de prensa en la que comenzó agradeciendo, en primer lugar, a la prensa y al pueblo de Lanzarote, su cariño, apoyo y acogida durante aquellos días de “refugio forzoso”.

Haidar dijo que estaba muy emocionada porque el aeropuerto es “muy significativo” para ella, pero inmediatamente señaló que es “lamentable que cinco años después la situación de los derechos humanos siga igual en el Sáhara occidental, “con actos violento, represión, sin libertad de expresión y con jóvenes, incluso menores, encarcelados y torturados”.

Criticó duramente el último discurso de Mohammed VI, el Rey de Marruecos, en el que dijo que no hay opciones para el pueblo saharaui, insiste en acabar con la libertad de expresión y sigue dando instrucciones a sus servicios de inteligencia para llevar a cabo agresiones contra los activistas saharauis. “Es un discurso lleno de odio”, dijo, y aseguró que siente miedo de que se pueda producir un enfrentamiento entre los dos pueblos.

Señaló que tanto el Frente Polisario como los activistas saharauis están bajo la presión de los jóvenes saharauis que no creen en la resistencia pacífica. “Hasta ahora no ha habido actos terroristas contra la Administración marroquí pero los jóvenes están desesperados y oprimidos y tienen unas condiciones de vida muy malas”.

Dijo que sintió tristeza cuando, recientemente, vio a un grupo de jóvenes saharauis en una manifestación en Madrid llamando a la guerra y gritando contra el Frente Polisario. “No deseo volver a las armas”, aseguró Haidar.

“La ONU debe hacer una resolución firme en favor del referéndum o buscar otra solución que respete el Derecho de autodeterminación del pueblo saharaui”

Sobre la Minurso, la Misión especial para el Sáhara de la ONU, que permanece en El Aaiún desde 1991, señaló que es “un testigo con los ojos vendados” y que se debe ampliar su misión o nombrar otra con otras competencias.

“La comunidad internacional es responsable de que el Consejo de seguridad de la ONU tome la decisión definitiva para poner fin a este conflicto y hacer una resolución firme en favor del referéndum o buscar otra solución que respete el Derecho de autodeterminación del pueblo saharaui”, dijo. “España tiene que reconocer su error porque sigue siendo la potencia administradora del Sáhara: tiene la clave y puede ayudar mucho”, añadió.

Preguntada por las secuelas de la huelga de hambre y su utilidad señaló que le afectó mucho al estómago y a las cervicales y que tiene migrañas que le impiden aguantar los viajes o conferencias de larga duración, pero que sigue teniendo fuerzas y voluntad. “Como defensora de los derechos humanos no tengo más armas que la palabra, y mi arma más poderosa es la huelga de hambre, así que si se diera el caso, en una situación indignante, la volvería a hacer”.