SOCIEDAD

“Ahora ya tengo una profesión”

El Ayuntamiento de Arrecife ha impartido durante tres años el programa del Servicio Canario de Empleo de formación en alternancia con el empleo ‘Animación en acción’, con un alto nivel de inserción

Cristina, Leticia, María del Mar y Ariadna. Foto: Adriel Perdomo.
Saúl García 0 COMENTARIOS 12/03/2020 - 07:01

Han sido tres años de ‘Animación en acción’, uno de los programas de formación en alternancia con el empleo (PFAE) que imparte el Ayuntamiento de Arrecife dentro de esa formación que ofrece el Servicio Canario de Empleo.

El objeto del proyecto es “continuar con la dinamización del tiempo libre educativo infantil y juvenil en espacios abiertos del municipio de Arrecife y en los centros socioculturales, bibliotecas municipales, centro de menores, y Centro Cívico y Casa de la Juventud, al objeto de impulsar la participación ciudadana en actividades culturales y de tiempo libre”.

Así está escrito en la web del Servicio Canario de Empleo, pero los objetivos, y los resultados, son más amplios. El curso no solo es para eso. Los alumnos obtienen un certificado profesional que les sirve en toda Europa, pero también se forman para ser mejores personas, para obtener habilidades sociales, para saber desenvolverse en su trabajo, con sus compañeros e, incluso, para buscar trabajo.

“Es una función complementaria, de habilidades sociales”. Lo asegura María del Mar Vera, pedagoga y directora del curso durante estos tres años. Los participantes son alumnos y trabajadores a la vez. Se forman y reciben un salario durante los once meses que dura el curso. El perfil es el de desempleados menores de 30 años. “Hay un nivel de inserción altísimo”, dice Vera.

El último curso acaba de terminar y aún hay que calibrar los resultados, pero el primer año, de 19 alumnos hay 14 trabajando y en el segundo, también son más de la mitad. En los últimos años, el Ayuntamiento de Arrecife fue el único que aprovechó este tipo de formación.

Este año, en Lanzarote se harán seis de estos programas, de formación diversa, como agricultura, edificación, atención sociosanitaria, animación y limpieza, para el Cabildo y los ayuntamientos de Tías o San Bartolomé.

Les llaman los camisetas rosas porque ese el color de la camiseta que llevan, pero son jóvenes que se llaman Cristina, Ariadna o David y han acabado trabajando en hoteles, guarderías o parques infantiles.

Antes de este programa, muchos de ellos habían pasado por varios trabajos, pero no encontraban su camino. Así le pasaba a David. Hoy tiene un contrato por seis meses en el complejo Hyde Park Lane de Puerto del Carmen. Ya sabía idiomas y eso le ha facilitado poder trabajar en el miniclub, donde los clientes del hotel dejan a sus hijos.

Al salir del instituto, David había trabajado como camarero, pintor o agente en una inmobiliaria. “Este trabajo me encanta, es el trabajo menos estresante que he tenido”, dice. David no se imaginaba que iba a tener “esta vocación” de trabajar con los más pequeños. “Me gusta que los niños lo pasen bien y que las familias estén contentas”, dice. Incluso está aprendiendo holandés.

Destaca que en el programa obtuvo una formación integral. “Ya tengo una profesión”, asegura. Cristina dice que era muy tímida y le costaba integrarse y que eso cambió durante el curso. Cuando se apuntó ya tenía curiosidad por trabajar con los niños pero le ha acabado gustando “mucho más de lo que pensaba”.

Al mes de terminar ya estaba trabajando en un parque infantil, y ahora tiene otro trabajo, pero tiene claro que quiere seguir estudiando para poder poner su propio negocio de guardería. “Para gente como yo es muy bueno este curso -dice- aquí se crece profesionalmente”. “Como un Gran Hermano de trabajo”, dicen: “Hemos reído, hemos llorado…, de todo”. 

“Este trabajo me encanta, es el trabajo menos estresante que he tenido”, dice David

La directora señala que la prioridad siempre es que sigan estudiando, que se sigan formando en otras cosas, y para eso se les da todas las facilidades. En estos proyectos se hace formación en inserción. Se contacta con las empresas del sector, se hacen visitas para que vean sus perfiles, se aplican recursos educativos que van más allá de una clase tradicional: charlas, excursiones, juegos… En este curso participa una psicóloga, una pedagoga y una educadora social.

En verano participaron en el campamento del centro de día de Maneje, una de las mejores experiencias.  También han trabajado en fiestas de barrio, las alfombras de sal, el festival Arrecife en Vivo o Halloween, entre otros eventos.

Ariadna acaba de terminarlo y ya la han llamado de la agencia de modelos de Carmen Montero. También estuvo, de forma puntual, en una ludoteca. “Acabé bachiller y no encontraba nada que me gustara y nunca pensé que esto me fuera a gustar tanto”, dice. No tenía vocación, pero el programa superó, afirma, no solo sus expectativas profesionales, sino también personales. “Todo está relacionado”.

“Muchos vienen desmotivados del instituto”, dice Mari Vera. “Es que así, se puede estudiar de mil formas”, contesta Ariadna. Leticia es una de las profesoras del programa. Dice que las empresas reconocen que salen muy bien formados. “Si ven esto como una oportunidad, la aprovechan”. Cree que muchos alumnos entran sin esperar nada y acaban muy contentos: “Evolucionan en todos los sentidos porque además de hacer hay que ser”.

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