Viajeros en tránsito buscan el Arrecife auténtico: miles de turistas llegan en barco a la capital
Es jueves de crucero. Cinco grandes buques atracan en el Puerto de Los Mármoles y otorgan a Arrecife un atributo de fiesta y reverberación comercial. Los pasajeros del Oceana, AidaBlu, M.S.C Armonía, Thomson Spirit y Wind Surf caminan por la ciudad, pequeñita en comparación con las escalas que han hecho en su tour.
Los informadores turísticos los derivan hacia la calle Real, arteria comercial del ‘shopping’. Los cruceristas caminan por el litoral y, en un porcentaje mucho menor, se pierden por los callejones. Dan sentido a los menús y a las pizarras escritas en inglés. Piden cervezas tempranas, visten camisillas de verano en invierno, calzan botas de montaña previstas para cualquier superficie. Son parejas, familias con niños, grupos de la tercera edad.
Por 70 euros la noche se puede navegar por el Atlántico conociendo los sabores de un día que ofrece cada una de las islas Canarias. La Graciosa no está incluida. Arrecife considera que los viajeros de crucero tienen un alto poder adquisitivo y ha maniobrado para declarar la ciudad Zona de Gran Afluencia Turística, un título tramitado en la Dirección General de Comercio y Consumo del Gobierno de Canarias y que supone libertad de horario comercial, también para los establecimientos de más de 300 metros, que hasta ahora tenían limitaciones.
En una mañana se concentran 7.000 turistas, que se convierten en protagonistas de la ciudad. Los comercios flexibilizan su vida para vender. Llegan taxis de otros municipios para operar en la capital y evitar colas. El próximo sábado 30 de noviembre se concentrarán en el puerto capitalino cuatro cruceros más: Saga Ruby, Mein Schiff 1, Silver Wind y Celebrity Constellation, y dejarán una estela de luz y guirnaldas cuando lleguen o se marchen con nocturnidad.
Cuando termine noviembre, el puerto capitalino habrá recibido 32 cruceros, 32 ciudades flotantes con piscina, casino, bares y ‘nightclubs’, que se detuvieron buscando idiosincrasias y particularidades, variedades paisajísticas, gastronómicas y humanas que no encontrarían abordo. Buscaron lugares diseñados para sus habitantes y no para sus visitantes. Encontraron una fortaleza sin contenido, casas antiguas no visitables, un parque intransitable con vistas a un lugar inaccesible. Nada que no arregle otra cerveza con vistas al mar.
El turismo de cruceros ‘cae’ un 8,7%
La estampa que ha experimentado esta semana Arrecife, llena de cruceristas, contrasta con los datos globales de enero a octubre, que son negativos en relación al mismo periodo del año pasado. Así, la llegada de visitantes a la Isla por esta vía (217.730) ha disminuido un 8,7 por ciento. El ejercicio pasado se cerró con 327.972 cruceristas, el dato más alto de los últimos años. En 2011 fueron 258.000, en 2010 se rozaron los 300.000, al igual que en 2009.
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