Luis Ramírez cuenta con una plaza a su nombre en El Islote por su “legado”
El sábado tuvo lugar el acto de inauguración y rotulación del monolito en honor al filántropo Luis Ramírez González, que nació en 1884 y falleció en 1950, quedando instalado en la plaza de la entrada a la localidad de El Islote, dando nombre a la misma.
El monolito lo descubrió la alcaldesa de San Bartolomé, María Dolores Corujo Berriel acompañada por ediles municipales, autoridades y vecinos de la localidad. A continuación los presentes en el acto se desplazaron a pie hasta la que fuera residencia de Luis Ramírez González, hasta su fallecimiento, actualmente Bodegas La Florida.
El acto contó con la presencia de Domingo Antonio Díaz Tejera, Estanislao García González, o Silvano Corujo Rodríguez, cuyos estudios son fruto de la generosidad de Luis Ramírez, que dejó así establecido en su testamento que se otorgaran becas. También vecinos de la zona, entre los que se encontraban José Parrilla y Domingo García fieles testigos de la historia de la finca y casa, en la que trabajaron, disfrutaron del acto durante toda la velada.
La alcaldesa en su discurso señaló “San Bartolomé hoy homenajea con sencillez el altruismo de una de sus personalidades notorias, Don Luis Ramírez González, gran amante de la cultura en todas sus vertientes, legó sus propiedades a sus cercanos, al pueblo de Teguise, San Bartolomé o Arrecife, donde poseía inmuebles y a la iglesia católica”.
Corujo continuó con un esbozo de su trayectoria y figura. “Le debíamos un reconocimiento y este es el homenaje de San Bartolomé a un hijo de este pueblo, filántropo comprometido con la educación, el patrimonio cultural e histórico, la naturaleza y conservación”, indicó.
Ramírez vivió en la casa de La Florida, hasta 1950, año en que murió, en Barcelona, camino de Roma con motivo del Año Jubila. Pasó su vida entregado a la propia misión de un cooperador salesiano y destacó por su atención a los niños más necesitados de isla.
“Por voluntad y deseo testamentario, todo su enorme patrimonio se dedica a ocho becas perpetuas para otros tantos niños conejeros en la Institución Salesiana de Las Palmas”.
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