Santiago Alemán, pintor  y docente, aprovechó un periodo de enfermedad en 2011 para dibujar contra el olvido. Cuatro años después se publica ‘Arquitectura tradicional de Canarias’, una extensa y documentada obra que el autor desea que se convierta en una “herramienta” de utilidad en los centros educativos para que los alumnos descubran, “a través del dibujo, cómo vivían nuestros antepasados”.

Alemán padeció un cáncer y, “entre quimioterapia y quimioterapia, había días que podía” dibujar. Para tener la “cabeza ocupada” retomó una idea que tenía desde que a comienzos de siglo publicó ‘Tesoros de la Isla’. “A medida que empecé a dibujar se produjo el efecto bola de nieve”, señala el autor, que presenta su nuevo libro este jueves a las 20.30 horas en el Convento de Santo Domingo, en Teguise.

Así, partiendo de una “guía pequeña”, cada día “se te va hinchando la cabeza” y el resultado es un volumen, editado por Ediciones Remotas, que hace un recorrido por las edificaciones tradicionales de las ocho islas del Archipiélago y un repaso por vestigios aborígenes, con textos que explican cada una de las ilustraciones.

Santiago Alemán dice que dibujó “con rabia, pena e indignación” y con “unas buenas dosis de mala leche”. Su objetivo era plasmar un “muestrario” de las construcciones canarias “a lo largo de los siglos”. “Desgraciadamente”, destaca, “se han ido perdiendo y abandonando”. Pone de ejemplo que la “inmensa mayoría” de las edificaciones dibujadas en ‘Tesoros de la Isla’ se han ido perdiendo.

Alemán tiene palabras de reproche para las instituciones públicas –“el espíritu crítico y autocrítico debe imperar siempre”-, encargadas de velar por el patrimonio. El artista destaca cómo hay intervenciones más perjudiciales que beneficiosas, como la ejecutada en una edificación, “ejemplo vivo de cómo eran las viviendas de los campesinos”, reconvertida en centro sociocultural en las casitas de Femés.

El abandono del patrimonio

El autor de ‘Arquitectura tradicional de Canarias’ destaca el abandono de calles con buenas muestras de edificaciones con valor patrimonial, como la calle Peraza, “donde prácticamente todos los edificios se han venido abajo”, o la calle Brasil en el Charco de San Ginés donde, lamenta, “aparecía la torre de la Iglesia al fondo y ya no se puede ver”.

“La sensación” que tiene Alemán cuando pasea por Arrecife o por el campo “es de muchísima tristeza”. “Parece que soy un amargado, pero es que termino malo”, dice el arista, que recuerda “el Arrecife marinero, con olor a pescado y a fábrica cuando el tiempo se ponía del sur e invadía toda la ciudad”.

“Quienes nos movemos en las artes gráficas y visuales, tenemos la obligación de actuar a veces como notarios de una realidad que es palpable y que es conveniente hacer constar”, resalta Alemán, quien denuncia “la poca sintonía, la escasa formación y la falta de interés” de quienes desde el ámbito político “tienen que velar por la etnografía y la cultura”.