REPORTAJE

Doctores, pintores, escritores y obispos de Lanzarote en Uruguay

Saúl García 1 COMENTARIOS 04/11/2013 - 06:25

Entre las familias que fundaron Montevideo en el Siglo XVIII había 92 canarios. Ese es el primer contacto documentado entre Canarias y Uruguay, una relación fluida que se ha mantenido hasta hoy. Pablo Rivero, director de la Casa de la Cultura de San José y miembro del Instituto de Estudios Genealógicos, participó la semana pasada en las IV Jornadas de Genealogía de Arona, así que su primo (en un grado alto) Rafael Feo aprovechó para que pudiera impartir una conferencia en Teguise.

Ambos vienen de los Feo, tienen un tatarabuelo común y están interesados en los árboles genealógicos. Feo viajó a Uruguay en 1998 y Rivero vino a Lanzarote dos años después. El lunes habló de algunos lanzaroteños que alcanzaron fama en Uruguay.

El primero, el pionero, fue el doctor Alfonso Spínola (Teguise, 1845-Uruguay 1905). La suya es una historia que hoy se repite. Le rebajaron su sueldo de funcionario municipal y, junto a otros motivos,  se marchó a Uruguay. Tras varias etapas, acabó instalándose en San José, donde destacó no sólo como médico sino también por su humanidad. En el país hay dos hospitales que llevan su nombre, así como varias calles y monumentos; y en Teguise el colegio lleva su nombre. Su busto está en el hall de la Facultad de Medicina.

“Era polifacético”, dice Rivero, porque daba clases de Medicina, pero también de Filosofía o Astronomía, y sabía tocar varios instrumentos musicales. Tuvo gran éxito con sus tratamientos durante una epidemia de varicela. Pasó varios días y varias noches seguidas cuidando de los enfermos, que quedaron sin marca alguna.

Pero su legado no quedó ahí. Su hija Margarita fue una maestra muy reconocida, y también fue directora de colegios, inspectora, y la primera mujer en formar parte del Consejo Nacional de Educación. Se preocupaba no sólo de la educación de los hijos sin también de los padres, advirtiendo de la importancia de la vacunación o la potabilización del agua. Se jubiló en 1926 y “era una adelantada a su tiempo”, dice Rivero, porque pedía que los estudios de Magisterio fueran universitarios, y es algo que se va a conseguir el próximo mes de enero, con cien años de retraso. “Pasó el tiempo pero le van a dar la razón”, dice.

El doctor fue reuniendo a más miembros de la familia en aquel país. Su cuñado, y primo también, Francisco Spínola, luchó en las guerras civiles en el bando del Partido Blanco y fue varias veces Intendente (gobernador) del departamento de San José. Su hijo, conocido como Paquito, fue un escritor “destacadísimo”. Murió el 26 de junio de 1973, el día que comenzó la dictadura. Su especialidad fueron los cuentos cortos y su gran éxito, una novela titulada “Sombras sobre la tierra”, que habla del ambiente del barrio donde se aloja la prostitución en Montevideo. Tuvo a su vez un hijo, Manuel Spínola Gómez, pintor y escultor que llegó a ser asesor plástico de la presidencia de la República.

Las familias Spínola, Socas y Vera dejaron huella en el país sudamericano

No todos los lanzaroteños ilustres de Uruguay pertenecieron a esa familia. Hubo otro médico, el doctor Socas, que perdió la ese de su apellido cuando cruzó el Charco. Su apellido, Soca, es el nombre de un pueblo que antes se llamaba Mosquitos. Este doctor también tuvo una hija, Susana, que fue poetisa y vivió en Uruguay y en París. Y otro más fue Jacinto Vera, el primer obispo de Montevideo, jefe de la Iglesia uruguaya, que está actualmente en proceso de beatificación y que llegó a ser expulsado a Buenos Aires por sus diferencias con el Gobierno. Sus padres eran de Tinajo y él nació en medio de los dos continentes: en el barco camino de Uruguay.

Las influencias canarias

En Uruguay permanecen muchas costumbres de influencia canaria. La más clara, el gofio, pero también, según dice Pablo Rivero, la forma de construir el rancho y muchas palabras, además de las sociedades de canarios en varias ciudades. La mayoría de los que llegaron eran de Lanzarote y Fuerteventura. Trabajaban como arrendatarios o medianeros en una finca, en una chácara, o con el millo y el trigo. Algunos hicieron fortuna y pasaron a ser pequeños propietarios.

Otros volvieron, y el intercambio de habitantes entre las dos orillas ha continuado en ambas direcciones en el Siglo XX y en el XXI. A los habitantes del departamento de Canalones, junto a la capital, se les llama canarios, que también es como llaman los de ciudad a los del campo en  Uruguay. En el interior del país, en las zonas rurales, la mitad de la población procede de canarios y la otra mitad de italianos

Comentarios

Estimado, cuando se refiere al pintor Manuel Spínola Gómez, no entendí bien hijo de quién era, si del Dr. Alfonso Spínola o de su primo Francisco Spínola que luchó en las guerras civiles de Uruguay. Le agradezco la respuesta a anabella@anabellacorsi.com

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