El reconocimiento de un pueblo
Es muy triste admitirlo, pero la muerte forma parte de nuestra vida.
Uno de los momentos más difíciles sin duda en nuestras vidas es el fallecimiento de una persona muy cercana. Cuando uno de nuestros amigos fallece, nos invade una enorme tristeza y una profunda desolación porque sabemos que en esta vida ya no será posible volver a verlo ni compartir con él esos instantes tan maravillosos.
El reconocimiento de un pueblo no se alcanza por las grandes obras, las grandes hazañas o los grandes discursos. Solo se consigue por el cariño, la humildad, la entrega, la delicadeza y la grandeza de espíritu. Esas personas son las únicas que lo logran y Cándido tenía todos esos dones que hicieron posible que el día de su velación y de las exequias, recibiera el reconocimiento de toda la clase política, empresarial y de los ciudadanos de la Isla de Lanzarote.
El Alcalde del Pueblo fue despedido como se merecía con ese recorrido por toda la marina de Arrecife y parte de la vía Medular, escoltado por Protección Civil y la Policía Local de Arrecife, su ciudad del alma.
Cándido fue una persona que siempre se esforzaba por hacer el bien a los demás, dando lo mejor de sí y por eso debe de ser, y es, un gran ejemplo a seguir.
Nunca podremos olvidar a una persona tan maravillosa. Todos los que llegamos a conocerte debemos sentirnos muy dichosos por los innumerables buenos momentos que pudimos compartir a tu lado.
Siempre te recordaremos porque luchaste hasta el final, fuiste un verdadero guerrero que siempre se aferró a la vida a pesar de la enfermedad y nunca te diste por vencido ante la adversidad. Hasta la adversidad se convertía en tus manos en una oportunidad para seguir adelante. Nos has dejado un gran legado político pero sobre todo humano, de huella imborrable, pues nos enseñaste a ser perseverantes sin importar las circunstancias.
Cándido, te nos has adelantado pero aún con todo tengo la certeza de que en algún momento de nuestras vidas llegará el día en que volveremos a estar juntos. Hasta ese entonces amigo mio.
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