El 'Arctic Sunrise', el buque de Greenpeace, ha zarpado del puerto de Los Mármoles pasadas las cinco de la tarde del miércoles rumbo a Valencia, donde acude a apoyar a los 17 activistas que se enfrentan en la Audiencia provincial a un juicio en el que les piden una pena de tres años de prisión por una acción de protesta en el interior de la central nuclear de Cofrentes en 2011.

La travesía, según el capitán, Pep Barbal, durará unos cinco días, aunque se espera un temporal en el estrecho de Gibraltar.

La decisión de pagar la fianza de 50.000 euros y partir se tomó, según el portavoz Miguel Ángel Soto, “después de intentar negociar con Fomento y cerciorarnos de que querían retenernos aquí y de que éramos objeto de un chantaje”.

Así, han decidido recurrir la multa en los tribunales y dirigir el barco “adonde tiene que estar, que es defendiendo el medio ambiente”.

Soto recordó que la acción de la Armada pudo provocar una desgracia aún mayor porque “no se puede enviar a personas preparadas para la guerra a parar acciones pacíficas”.

“No entendemos esa violencia”, señaló, y por eso tanto el capitán Joel Stewart como los tres heridos van a denunciar a la Armada española en los tribunales.

“El barco se va pero Greenpeace se queda trabajando en otros ámbitos contra las prospecciones”

Según Soto, parece que España quiere repetir en estas aguas lo que Putin en el Ártico colocando una bandera en el fondo del mar para evidenciar que el Ártico es de Rusia. “Soria y Brufau se han empeñado en poner una bandera en el fondo marino para decir que es suyo” porque la apuesta por el petróleo se está acabando. “El petróleo es del siglo XX y las renovables son la energía del XXI”, aseguró.

El portavoz de Greenpeace quiso agradecer la hospitalidad del pueblo de Lanzarote y las constantes muestras de cariño. Al barco se ha acercado gente estos días a llevar tartas, pasteles y hasta huevos. “El barco se va pero Greenpeace se queda trabajando en otros ámbitos contra las prospecciones”, dijo Soto. Un grupo de personas se acercó a despedir al barco, formando un mural con la frase “Gracias, buen viaje”.