Un curriculum, una relación de méritos o un balance de gestión son susceptibles de un pequeño maquillaje. Nunca viene mal inflarlos un poco pero atendiendo a las sutiles diferencias entre la hipérbole y la desfachatez.

En la pasada sesión del Debate del Estado de la Isla, el presidente Oswaldo Betancort destacó los “logros reales” de su Gobierno en políticas sociales, avances en ordenación del territorio y adquisición de suelo para vivienda. Lo de las políticas sociales es más relativo, pero en ordenación o vivienda, si no hay un instrumento aprobado de manera definitiva o una puerta que poder abrir, no hay nada que celebrar. Será real, pero es incompleto. La gente demanda viviendas, no suelo para viviendas.

Por supuesto, el presidente afirmó que ha sacado a Lanzarote de su parálisis y de su estancamiento. Es la enésima vez ya que la Isla sale de su estancamiento. De lo que no sale es de la nula originalidad de los discursos triunfalistas. 

La Isla afronta problemas cruciales para su futuro, como sus propios límites, su modelo económico, turístico, energético, de transporte, de formación, el agua o los residuos, y el presidente dice que es un “hito histórico” que se haya redactado el borrador del PIOT o el “desbloqueo de obras tan importantes como la residencia de mayores de Tahíche o el Centro de Atención Social de Cáritas en Altavista”. Casi nada. Nótese que “desbloqueo” no significa que ya está en funcionamiento. Como logren hacer algo de verdad se les va a quedar corto el diccionario.

Para muestra, unas frases: “Hoy, Lanzarote se dirige hacia un desarrollo sostenible real, y esto es solo el inicio de un futuro mejor”. “Lo imposible lo hemos convertido en posible en materia de vivienda”. “Nuestro compromiso con la sostenibilidad se demuestra con hechos, no con palabras”. Y esta del vicepresidente Jacobo Medina: “Este Gobierno está transformando la realidad de Lanzarote y La Graciosa”.

Nos conformamos con poco hasta en la exageración.