Saula Rodríguez

El verano y un nudo en la garganta

Hoy leí un artículo que comenzaba diciendo: “ya huele a verano y se acerca el Día más feliz del año”, lo llamaban algo así como el “Yellow Day”. El artículo explicaba que, según expertos de la psicología, el 20 de Junio se inaugura una temporada en la que aumenta la calidad de vida de las personas.

Es cierto que el verano, además de un parón más que merecido para los más pequeños y no tan pequeños, trae consigo un montón de actividades para todas las familias: momentos de terraceo, mucha playa con nuestros hijos e hijas y tardes divertidas, además de muchas noches de ocio. Y es que… ¿quién no disfruta de eso?

Hasta aquí, todo bien. Todo bien si pensamos que todos disfrutamos de la misma forma y que todos tenemos acceso a los mismos espacios.  Si nos ponemos en el lugar de las familias neurodivergentes de Lanzarote, las que tenemos algún miembro  de la familia con cualquier tipo de diversidad, el verano pasa de ser “la época más feliz del año” a ser las “temidas fechas”, pues los más pequeños y no tanto, estarán dos meses sin colegio y por tanto, comienzan a abrirse múltiples incógnitas e incertidumbres relacionadas con cosas básicas pero la primordial siempre es “a dónde irá mi hija mientras trabajo”.

Muchas de nosotras ya hemos comenzado desde recién entrado mayo con un barrido por todos los ayuntamientos de la isla, buscando que no solamente opciones que se amolden a nivel económico a nuestras posibilidades; ya que las terapias no descansan y tenemos que seguir haciendo frente a este gasto, sino que además exista el espacio seguro y preparado para nuestros hijos e hijas, como lo existe para cualquier otro. No queremos campamentos de verano donde a los pocos días de dar comienzo se nos invite a que abandonen porque ellos no pueden hacerse responsables de los recursos que necesitan, cosa que pasa me atrevo a decir en un alto porcentaje de las opciones privadas.

¿Alguien se preocupa, o lo que no es lo mismo se ocupa de la odisea que pasaremos las comunidades neurodivergentes para encontrar campamentos inclusivos?

En relación a esto,  podríamos abrir el melón de cómo de inclusivos son esos espacios.  Y es que, además de dejar a nuestros hijos e hijas en lugares seguros para poder conciliar sin tener que renunciar a nuestros trabajos, queremos que ese lugar seguro para ellos sean puntos inclusivos, no adaptados. La diferencia es que un lugar inclusivo es aquél donde tienen terapeutas especializados en la diversidad (o por lo menos formados) y donde se realizan actividades que pueden participar todos los niños y niñas. Una diferencia que marca y bastante, la experiencia de los niños y niñas y sus familias.

Como decía, muchas familias ya hemos empezado a tocar puertas adelantándonos al aprieto que para nosotros supone el verano. Queremos que la conciliación laboral sea una realidad para nuestras familias.  En el día a día ya nos encontramos con muchos casos donde sigue siendo una asignatura pendiente porque no se destinan  los recursos  necesarios. Queremos conciliar y queremos hacerlo porque es un derecho. No somos las responsables que debemos renunciar a nuestros trabajos para hacernos cargo durante dos meses del absoluto olvido en el que nos tienen. 

Exigimos que haya una garantía de servicio público y que cuando a las familias neurodivergentes nos nombren el verano, no se nos haga un nudo en la garganta dificil de deshacer.

 

* Presidenta de la Asociación SentirTEA, fundada para defender los derechos de las personas autistas de Lanzarote.

 

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