Desde mi ventana
Es domingo, la marea está baja y desde la ventana veo a un hombre coger "carnada de vieja". Levanta las piedras y las deja de cualquier manera. Mi estómago ya desayunado se revuelve. Me digo: voy a decirle que así no se hace, que al dejar las piedras "viradas" está exponiendo la Vida oculta a los rayos del sol. Esa Vida que ha crecido sésil y en oscuridad se irá a la mierda. Pero en el tiempo que he tardado en bajar las escaleras y adentrarme en la avenida marítima en obras, el hombre ha avanzado hacia la otra punta de la playa. La marea sube, poco tiempo le queda al señor para seguir destrozando. Sin embargo, me deja una inquietud que se prolonga durante horas. Es impotencia.
Mi abuelo me enseñó a pescar y a mariscar, me enseñó cómo hacer para que la vida en el mar no se acabara, me enseñó a respetar las tallas, a dejar en paz a las carnadas "embarazadas". Alguien le enseñó a él. Yo enseñé también. Una vez le pregunté a un señor por qué no ponía las piedras en su sitio después de levantarlas. Me contestó: "Porque así voy más deprisa".
"Maestro", le decían a mi abuelo cuando pescaba, y no era profesor. Era la forma de llamar a los que hacían bien cualquier trabajo, a los que conocían bien su medio. Cómo hemos llegado hasta aquí, me pregunto. Cómo hemos perdido los conocimientos de vivir de la naturaleza sin destrozarla. En qué momento nos desprendimos de ese respeto a la vida del mar, a ese mar que ha sido un refugio a nuestra angustia existencial, un lugar en el que llorar o con el que soñar un nuevo comienzo.
Fue la curiosidad lo que llevó a la especie humana a explorar otros territorios cruzando mares, pero esa curiosidad se transformó en ansia de conquista y extracción de todo lo contenido. Explorar para dominar y explotar. También las aguas saladas. Y como el mar se pensaba infinito e inacabable en vida, se pensaba como un ente que se tragaba y aguantaba todo, ante un mundo líquido y dolido nos encontramos.
Cuenta Patrik Svensson en Un inmenso azul que el zoólogo y filósofo Thomas Henry Huxley participó en un seminario celebrado en Londres en el año 1883 acerca del impacto del hombre en la naturaleza. Ante la pregunta de si la pesca a gran escala podría poner en riesgo una especie como el bacalao, Huxley contestó: "A mi modo de ver, la pesca del bacalao, y probablemente del conjunto de peces de mayor tamaño, es inagotable. Nada de lo que hagamos puede influir seriamente en la cantidad de peces que hay en el mar".
La Comisión Europea propuso mantener la interrupción de todas las capturas de bacalao del Báltico oriental para este año porque, a pesar de las medidas adoptadas en los últimos años, la población no ha mejorado. Según la FAO, "estamos consumiendo más alimentos acuáticos que nunca, en torno a 20,2 kg per cápita en 2020, es decir, más del doble de nuestro ritmo de consumo de hace 50 años".
Quizás el mito de la creación relatado en el Génesis haya condicionado nuestra cultura extractiva. "Sed fecundos y multiplicaos, henchid la tierra y sometedlas; mandad en los peces del mar y en las aves del cielo y en todo animal que repta sobre la tierra" (Gen I,28). La biomasa de peces en océanos y mares ha disminuido, también porque capturamos pescado para convertirlo en pienso; los datos son escalofriantes. No solo se extrae del mar la vida y se tritura para engordar atunes, sino para engordar pollos, cochinos y demás animales herbívoros. Es ridículo: "Para engordar un solo atún rojo en una piscifactoría de Japón es necesario capturar el pescado equivalente a treinta veces su peso". Este dato lo da el autor de El Evangelio de las anguilas.
Hemos menospreciado el trabajo de nuestros antepasados, ellos tenían un mayor vínculo con la naturaleza y muchos conocimientos acerca de ella. Del mirafondo hemos pasado a los sónares y ecosondas, del anzuelo al arrastre. Nos alimentamos del mar mediante una industria que emplea la fuerza bruta. Además, los grandes pesqueros que navegan océanos disponen de tecnología puntera para localizar los bancos de peces, sus cadenas y redes arrasan el lecho marino, llevándose por delante todo lo que encuentran. Captura incidental la llaman.
En fin, he esperado a que la marea vuelva a bajar, dentro de poco oscurecerá. He recorrido la bajamar para dejar las piedras como estaban, pero el trabajo es inmenso. Son muchas las piedras volteadas, toda la vida que hay pegadas a ellas morirá en pocos días. Hago lo que puedo, de eso se trata también la vida, de hacer lo que podamos.
P.D.
La "carnada de vieja" (Xantho spp.) es un invertebrado marino de la familia Xanthidae. En Lanzarote se han identificado tres especies, siendo la más abundante X. poressa. Los estudios realizados aprecian síntomas de sobreexplotación de las tres especies. Escasean los ejemplares adultos y las hembras ovígeras.
Patrik Svensson es el autor de los dos libros mencionados: El evangelio de las anguilas y Un inmenso azul.
Hembras ovígeras: hembras que están incubando huevos.
Foto: Mi abuelo Nicolás Martín pescando
Comentarios
1 Seaside picnic Dom, 12/05/2024 - 15:29
2 Marta Dom, 12/05/2024 - 16:37
3 Mariano Vázquez Dom, 12/05/2024 - 16:53
4 al 3 Dom, 12/05/2024 - 20:23
5 L.B. Lun, 13/05/2024 - 10:59
6 Peaton Mar, 14/05/2024 - 17:45
7 Azul azulete... Mié, 15/05/2024 - 02:54
8 Juan Mié, 15/05/2024 - 15:08
9 FJBarbadillo Jue, 26/09/2024 - 08:01
Añadir nuevo comentario