Ana Carrasco

Desde mi ventana

Es domingo, la marea está baja y desde la ventana veo a un hombre coger "carnada de vieja". Levanta las piedras y las deja de cualquier manera. Mi estómago ya desayunado se revuelve. Me digo: voy a decirle que así no se hace, que al dejar las piedras "viradas" está exponiendo la Vida oculta a los rayos del sol. Esa Vida que ha crecido sésil y en oscuridad se irá a la mierda. Pero en el tiempo que he tardado en bajar las escaleras y adentrarme en la avenida marítima en obras, el hombre ha avanzado hacia la otra punta de la playa. La marea sube, poco tiempo le queda al señor para seguir destrozando. Sin embargo, me deja una inquietud que se prolonga durante horas. Es impotencia.

Mi abuelo me enseñó a pescar y a mariscar, me enseñó cómo hacer para que la vida en el mar no se acabara, me enseñó a respetar las tallas, a dejar en paz a las carnadas "embarazadas". Alguien le enseñó a él. Yo enseñé también. Una vez le pregunté a un señor por qué no ponía las piedras en su sitio después de levantarlas. Me contestó: "Porque así voy más deprisa".

"Maestro", le decían a mi abuelo cuando pescaba, y no era profesor. Era la forma de llamar a los que hacían bien cualquier trabajo, a los que conocían bien su medio. Cómo hemos llegado hasta aquí, me pregunto. Cómo hemos perdido los conocimientos de vivir de la naturaleza sin destrozarla. En qué momento nos desprendimos de ese respeto a la vida del mar, a ese mar que ha sido un refugio a nuestra angustia existencial, un lugar en el que llorar o con el que soñar un nuevo comienzo.

Fue la curiosidad lo que llevó a la especie humana a explorar otros territorios cruzando mares, pero esa curiosidad se transformó en ansia de conquista y extracción de todo lo contenido. Explorar para dominar y explotar. También las aguas saladas. Y como el mar se pensaba infinito e inacabable en vida, se pensaba como un ente que se tragaba y aguantaba todo, ante un mundo líquido y dolido nos encontramos.

Cuenta Patrik Svensson en Un inmenso azul que el zoólogo y filósofo Thomas Henry Huxley participó en un seminario celebrado en Londres en el año 1883 acerca del impacto del hombre en la naturaleza. Ante la pregunta de si la pesca a gran escala podría poner en riesgo una especie como el bacalao, Huxley contestó: "A mi modo de ver, la pesca del bacalao, y probablemente del conjunto de peces de mayor tamaño, es inagotable. Nada de lo que hagamos puede influir seriamente en la cantidad de peces que hay en el mar".

La Comisión Europea propuso mantener la interrupción de todas las capturas de bacalao del Báltico oriental para este año porque, a pesar de las medidas adoptadas en los últimos años, la población no ha mejorado. Según la FAO, "estamos consumiendo más alimentos acuáticos que nunca, en torno a 20,2 kg per cápita en 2020, es decir, más del doble de nuestro ritmo de consumo de hace 50 años".

Quizás el mito de la creación relatado en el Génesis haya condicionado nuestra cultura extractiva. "Sed fecundos y multiplicaos, henchid la tierra y sometedlas; mandad en los peces del mar y en las aves del cielo y en todo animal que repta sobre la tierra" (Gen I,28). La biomasa de peces en océanos y mares ha disminuido, también porque capturamos pescado para convertirlo en pienso; los datos son escalofriantes. No solo se extrae del mar la vida y se tritura para engordar atunes, sino para engordar pollos, cochinos y demás animales herbívoros. Es ridículo: "Para engordar un solo atún rojo en una piscifactoría de Japón es necesario capturar el pescado equivalente a treinta veces su peso". Este dato lo da el autor de El Evangelio de las anguilas.

Hemos menospreciado el trabajo de nuestros antepasados, ellos tenían un mayor vínculo con la naturaleza y muchos conocimientos acerca de ella. Del mirafondo hemos pasado a los sónares y ecosondas, del anzuelo al arrastre. Nos alimentamos del mar mediante una industria que emplea la fuerza bruta. Además, los grandes pesqueros que navegan océanos disponen de tecnología puntera para localizar los bancos de peces, sus cadenas y redes arrasan el lecho marino, llevándose por delante todo lo que encuentran. Captura incidental la llaman.

En fin, he esperado a que la marea vuelva a bajar, dentro de poco oscurecerá. He recorrido la bajamar para dejar las piedras como estaban, pero el trabajo es inmenso. Son muchas las piedras volteadas, toda la vida que hay pegadas a ellas morirá en pocos días. Hago lo que puedo, de eso se trata también la vida, de hacer lo que podamos.

 

P.D.

La "carnada de vieja" (Xantho spp.) es un invertebrado marino de la familia Xanthidae. En Lanzarote se han identificado tres especies, siendo la más abundante X. poressa. Los estudios realizados aprecian síntomas de sobreexplotación de las tres especies. Escasean los ejemplares adultos y las hembras ovígeras.

Patrik Svensson es el autor de los dos libros mencionados: El evangelio de las anguilas y Un inmenso azul.

Hembras ovígeras: hembras que están incubando huevos.

Foto: Mi abuelo Nicolás Martín pescando

 

Comentarios

Génesis 1:28, si tenemos en cuenta la cultura judía de aquel entonces, se refiere a dominar la tierra exactamente como tú propones: de forma benevolente con el propósito de proteger la vida de los humanos. Se supone que la naturaleza busca el equilibrio en vez de ser un sistema inherentemente caótico, y que por ello necesita ayuda para mantener ese equilibrio. La ideología del ecologismo profundo a la que te adscribes se radica precisamente en la religión cristiana y su ontología de naturaleza. Es una ideología profundamente antropocentrista, ya que, como cuentas en el artículo, te sentiste impotente cuando viste a un pescador no tener cuidado con las piedras. No te molestó que pescara, que también es acabar con la vida con cuestionable necesidad de ello. No te molestó el ecocidio que representó esa lava cuando fluyó hacia la costa o que esas especies bajo la roca sean producto de innumerables extinciones. ¿Por qué? Porque crees que el ser humano debe dominar benevolamente sobre la tierra. Crees que nosotros, no los pulpos, las cabras o los cuervos, tenemos la responsabilidad de velar por el resto de las especies. ¿Qué nos hace tan especiales para autoproclamarnos guardianes del planeta? ¿Por qué es distinto que un humano mate la vida bajo una piedra a que lo haga una foca o incluso la marea cuando hay tormenta? ¿No será que precisamente esa ontología de naturaleza que nos lleva al colapso también está presente en la ideología ecologista que pretende cambiar el sistema? Y por último: ¿Cuanta vida matamos cuando eliminamos escombros? ¿Cuantas hormigas, caracoles, escarabajos, etc.? ¿Cómo justificamos fusilar cabras? ¿O solo vale la vida que no sea producto de actividades humanas? ¿Qué nos hace tan especiales para dominar el mundo de esa manera?
Precioso y triste a la vez. Gracias Ana
Curioso y erudito comentario: "...si tenemos en cuenta la cultura judía de aquel entonces...": ni siquiera sabemos quién escribió el Génesis y cuándo, como para saber cómo era la cultura entonces. Pero, una respuesta clave la da uno de los señores que levanta piedras: "..así voy más deprisa...". En la Biblia de Jerusalem que tengo ante mis ojos está la idea en Gen 1:26. Y ahí figura un "manden" que no deja lugar a dudas. En la versión hebrea no es muy distinto: רָדָה radá: pisotear, i.e. subyugar; específicamente destrozar. No acierto a ver la benevolencia por ninguna parte, la verdad. El mensaje se nos da directamente en Gen 1:28. En la hebrea tenemos: כָּבַשׁ kabásh: pisotear; de aquí, neg. desdeñar; pos. conquistar, subyugar, violar... Junto al bien conocido "creced y multiplicaos" hemos llegado hasta aquí: en ninguna de las tres religiones del libro se puso freno. De hecho, el problema del crecimiento demográfico se ignora casi por todo el mundo. Y así seguimos: citius, altius, fortius: el lema de los juegos olímpicos modernos... ¿Qué otro punto de vista puede tener un organismo que el suyo propio? Ni se me ocurre... Gracias Carrasco
La hermenéutica va más allá de la concordancia de Strong. Solo hay que leer el Génesis 2:15, al que aludía el Papa Franciso en el párrafo 66 y 67 de su Laudato si', para entender que el Génesis 1:28 no nos ordena pisotear o a violar a la tierra. En cuanto al crecimiento demográfico, es un mito propagado por los malthusianos como el Club de Roma, ya que la gente tiene muchos menos hijos cuando sale de la pobreza: https://www.youtube.com/watch?v=2LyzBoHo5EI Los datos apuntan a lo contrario: un colapso demográfico fruto del envejecimiento de nuestras sociedades a nivel mundial. Solo hay que ver las pirámides de población. Incluso la China empieza a invertirse. Tengan mucho cuidado con esa ideología del ecologismo profundo que profesan, porque están a un milímetro del blut und boden de Walther Darré.
Buen artículo, felicidades
Seaside picnic, es más sencillo que todo eso, rojo o verde en rojo esperas en verde pasas si pasas en verde y los coches no paran, pues espachurrao. La piedra parriba la piedra pabajo. Si pasas y la dejas parriba pues espachurraos.si ibas leyendo el génesis o el quijote da igual. Espachurrao. Si el chófer tenía o no que velar por el peatón o por las ratas y bacterias que se lo iban a comer pues igual, espachurrao.en rojo paras y dejas pasar a la gente. Atento por si algún flipao va con el génesis en la cabeza y te va a abolla el coche.
Al 6: Hablando de colores: aparece un pitufo con los pantalones bajados. Baja el telón. ¿Cómo se llama la película? "Verano Azul".
Gracias por la información, muy bien explicado. Más artículos así.
Hermoso y realista artículo. La pesca se agota, la avaricia no.

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