El árbol del alcalde. Las palmeras de nadie
Comenzaría, Sr. Alcalde, indicando que hay una guerra y que usted no forma parte de ella. El conflicto lo generan técnicos municipales que no quieren reconocer las competencias del Cabildo en materia de Patrimonio. Es más, viene durando décadas tal conflicto y parece irles muy bien enredando a cada equipo de gobierno que llega. Lo que sí parece, para éxito de otros, es que también le han liado para continuar con la dinámica de desencuentros entre las dos administraciones, y por eso le tienen afirmando que va a pedir una segunda opinión sobre una especie vegetal en la Plaza de las Palmas de Arrecife, la plaza de la iglesia. A su antecesora en el cargo, Doña Ástrid Pérez, también le costó entender que hay partes de la ciudad donde el Ayuntamiento ha de cumplir con las competencias de otras administraciones, y no por eso iba a ser menos alcaldesa, pero ya sabemos como se las ventila.
A mi entender le han invitado a hacer el ridículo porque no parece que tenga asesores cualificados que le recuerden cómo proceder en cada caso. En el que nos ocupa, lo que toca es seguir los dictados de los procedimientos, y no lo es intentar puentear al Cabildo para que la Dirección General de Patrimonio del Gobierno de Canarias emita informe alguno que no es de su competencia. A este órgano la cosa le va en autorizar excavaciones arqueológicas y poco más, pero eso se lo tenían que haber dicho en su casa, en la sede municipal. Entre todos le han echado a los lobos.
El que el asunto es un sinsentido lo explica también el hecho de que tenga una persona responsable del contrato con la empresa que realiza el mantenimiento de los parques y jardines y que se le deje hacer los disparates de podas que realiza; que no haya atendido las necesidades de las palmeras del municipio que mueren a ojos vista sin que ni la técnico ni la empresa, ni representante público alguno abra la boca. Pero si les va la vida en la casuarina (pino marino) de la plaza de la iglesia, que tiene destrozado el pavimento y que por no dar, no da ni sombra. Pocos valores concurren en el ejemplar que tampoco es centenario, por cierto. En Gran Canaria el aprecio le viene en que se usa como cortavientos en los cultivos. A nadie le tembló el pulso con la bellísima tipuana que talaron en la confluencia de las calles Coronel Bens y Manolo Millares, mucho más valiosa para el paisaje urbano que esta casuarina. Fue una gran pérdida.
La cosa no parece complicada, intente buscar un sitio a la casuarina que se estime adecuado, aunque puestos a ser franca, yo no la querría en mi espacio público, y en la parte exterior de la plaza, en el lugar de los aparcamientos colindantes, se puede arbolar convenientemente con especies de sombra que cualifiquen este espacio, tal y como hacen los laureles existentes, pero en primer lugar pregunte a Patrimonio sobre la viabilidad de esa medida.
No estoy como para para recomendar nada a nadie, pero como mi alcalde que es y responsable de la ciudad en la que vivo y que me importa, cuídese de los técnicos de obras y cuídese de los de jardines. Son los dos grandes ejes para la cualificación de la ciudad que, de perder el control, le van a dinamitar cualquier proyecto de ciudad.
Comentarios
1 Pelotas y jardineras Mar, 13/02/2024 - 08:29
2 Anónimo Mar, 13/02/2024 - 15:18
3 Al 2 Mié, 14/02/2024 - 08:03
4 Busting balls Mié, 14/02/2024 - 08:23
5 Anónimo Mié, 14/02/2024 - 13:31
6 Anónimo Mié, 14/02/2024 - 13:38
7 Al 6 Jue, 15/02/2024 - 07:25
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