El libro ‘Estadounidenses con pasado lanzaroteño’, publicado por el profesor y periodista José Juan Romero, busca hacer accesible la conexión de la Isla con Texas y Luisiana
“Somos emigrantes y atlánticos, eso forma parte de nuestra identidad”
El libro ‘Estadounidenses con pasado lanzaroteño’, publicado por el profesor y periodista José Juan Romero, busca hacer accesible la conexión de la Isla con Texas y Luisiana
“Hemos venido desde muy lejos. Hemos pasado muchas penalidades hasta llegar aquí. Hasta arribar a la tierra prometida...”. Casi con tintes bíblicos, Juan Leal Goraz, que había nacido en Lanzarote en 1676, asumió así el cargo de alcalde en el primer gobierno municipal de San Antonio. Llegó con 54 años a la que hoy es una de las principales ciudades de Estados Unidos y que entonces no era nada. Labrador de profesión, había sido el jefe de la expedición para crear el primer asentamiento civil en San Antonio, en la que se embarcaron, en marzo de 1730, más de una decena de familias canarias desde Tenerife, de las que siete procedían de Lanzarote. Por el camino, en Quaticlán (México), había fallecido su esposa, Luisa Catalina Hernández.
“Sé que muchos de ustedes no han estado conformes con mi actuación”, decía Juan Leal. “Pero no recordemos la penosa marcha a través de la nieve y los desiertos hasta llegar aquí”, añadía este lanzaroteño, que prefería mirar hacia un futuro aparentemente más prometedor: “Esta tierra parece ser mejor de lo que nos habían dicho. Hay agua en abundancia. (…) Lo tenemos todo para salir adelante”. Y se aventuraba a proclamar: “De lo que hagamos nosotros aquí, depende el que otros canarios puedan salir también y venirse a estas magníficas tierras, dejando la miseria que pasan en nuestras islas”.
Este evocador fragmento del discurso de este emigrante isleño del siglo XVIII se recoge en el libro Estadounidenses con pasado lanzaroteño, del profesor y periodista José Juan Romero, que con una clara vocación didáctica busca hacer accesible para todos los públicos un episodio de la historia de la Isla que durante mucho tiempo permaneció en el olvido. El volumen, que se acaba de presentar, está editado por el Ayuntamiento de Teguise y detalla la cronología de la emigración canaria a lo que entonces era parte del amplísimo Virreinato de la Nueva España. Incluye referencias históricas de la época y de las relaciones en las últimas décadas de los descendientes de aquellos colonos canarios con su lugar de origen, plasmadas en artículos en prensa, que selecciona y reproduce.
“El objetivo es que el libro se distribuya en centros educativos y que sea una herramienta para el profesorado, a punto de cumplirse 300 años de aquella expedición, que los historiadores definen como la odisea canaria, en un tortuoso viaje en barco y a pie, durante 340 días”, apunta el autor. Romero alaba el trabajo de investigadores, como Armando Curbelo Fuentes, que profundizaron en la fundación de San Antonio de Texas, aunque su libro tiene “un enfoque distinto”, pensado en quien se adentra por primera vez en este capítulo de la historia insular.
Además de aquella primera expedición a Texas, auspiciada por el Rey Felipe V en 1729, siete años después de que el marqués de San Miguel de Aguayo le pidiese canarios para poblar el territorio, también se detiene en otro destino para los isleños: Luisiana, después de su adquisición a Francia en 1762. En agosto de 1777 se buscó en Canarias a 700 reclutas, entre ellos varios procedentes de Lanzarote, que se llevaron a sus familias, lo que elevó el número de emigrantes a casi 2.400 personas. Precisamente Los Isleños, una sociedad que persigue recuperar la cultura y el patrimonio canario en Luisiana, colabora con el libro de José Juan Romero.
“Tierra de antepasados”
Los descendientes “desconocían sus orígenes, sufrieron una crisis de identidad”
El autor destaca que esta emigración desde las Islas a lo que hoy es Estados Unidos “se interrumpió”, al contrario de lo sucedido con otros países americanos como Cuba, Venezuela o Uruguay. “Se creó una distancia y los descendientes de canarios desconocían sus orígenes, sufrieron una crisis de identidad”, explica Romero. Aquella “oscuridad” se prolongó hasta que a finales del siglo pasado se desarrollan las investigaciones históricas y cobran fuerza las asociaciones de descendientes.
Romero resalta, especialmente, el papel del periodista Larry Yaskiel, director del Lancelot en inglés. Cita el contacto que entabló con Dorothy Pérez, cuyas raíces familiares se remontaban a Mateo Peres, que fue lugarteniente del Presidio de Béxar en 1722, y estaba emparentada con ocho familias de las que llegaron en 1731. En septiembre de 1997, Dorothy recibió un paquete con un vídeo de Lanzarote, así como fotografías y láminas de la Isla. “Desde que visioné el vídeo sobre Lanzarote que me enviaste, una isla que sólo conocía a través de las páginas de tu revista, la luz del sol entró en mi vida, porque jamás había visto una sola imagen de la tierra de mis antepasados”, le escribió a Yaskiel. Una foto de Dorothy, con la bandera de Teguise, es la que ilustra la portada del libro.
Comentarios
1 Mariano Vie, 22/12/2023 - 08:35
2 Uno Vie, 22/12/2023 - 09:45
3 Sergio Vie, 22/12/2023 - 10:03
4 JOSE M. Vie, 29/12/2023 - 08:17
Añadir nuevo comentario