Si no puedes centrarte en tus propuestas electorales o en tu discurso, nunca es mala opción centrarte en las incongruencias del contrario si lo que quieres es ocupar su lugar. En estas elecciones, parece que, más que ganar votos, se intenta no perderlos, no hacer muchas promesas arriesgadas para no ofender a nadie.

Si estás en el poder, no metas la pata: perfil bajo. Mejor el silencio que el ruido. La presidenta del Cabildo se lo está tomado al pie de la letra, y para atacarla hay que recurrir a una propuesta de hace meses: algo que parecía una ocurrencia y que, con el paso del tiempo, se está confirmando como una ocurrencia.

La declaración de isla turísticamente saturada no ha ido más. Se ha quedado en declaración ante los medios de comunicación, sin anuncio institucional y sin hoja de ruta. El candidato de CC, Oswaldo Betancort, ataca la ocurrencia, que le da para escribir un artículo. Considera que las declaraciones de Corujo fueron “impertinentes e irresponsables”, que fueron una torpeza y que tienen gran trascendencia en el mercado turístico. Nada de ocurrencias ante los merados.

Y sin embargo, el propio Betancort suelta una ocurrencia tras otra. Resulta que la Moratoria fue una metedura de pata “que provocó el crecimiento acelerado de un sinfín de camas”. A lo que contribuyó, sin duda, un compañero suyo de partido otorgando licencias sin tino. Aunque las licencias las dan los ayuntamientos, le echa en cara a Corujo que autorice “la construcción de hoteles de mil camas nuevas” y de no articular “ni una sola medida para controlar el mal uso que se le da a veces a eso que se llama vivienda vacacional”. Ahí están empatados. Tampoco Teguise ha puesto ninguna medida en marcha contra la vivienda vacacional, pero lo que sí hizo fue dar la licencia en agosto de 2019 para una hotel de 700 plazas y seis plantas. No se ha construido, pero tiene licencia.

El día que escribió el artículo se levantó ecologista. Asegurá que estará “a muerte con el sector turístico sin consumir un centímetro más de territorio”. Dice que no quiere ni más hormigón ni más camas y que ha trabajado “en la reducción de las plazas alojativas”. Estaría bien que explicara qué instrumento ha utilizado para ese trabajo. Y que no quiere “ni un turista más ni un turista menos”. Pues que diga un número y a partir de ahí ya no entra nadie en la Isla. Si eso no es una ocurrencia, yo ya no sé.