EL PASEO
Por Saúl García
Sería digno de estudio el odio o animadversión hacia los sindicatos por parte de muchos trabajadores y de autónomos que se creen empresarios
Llegó de nuevo el Primero de mayo. Este año los sindicatos reivindican la subida de los salarios, la bajada de los precios y el reparto de beneficios. Es difícil no estar de acuerdo. “Los sindicatos no aspiramos a ser un partido, pero no somos neutrales cuando hay tanto en juego en este país”, ha dicho Unai Sordo, secretario general de CC.OO. Hay muchos retos por delante además de esos tres: la edad de jubilación, el teletrabajo, la tecnología o la reducción de jornada.
En España la afiliación está bajo mínimos: el 13 por ciento, aunque en su mejor momento estuvo en el veinte por ciento de los trabajadores. Estamos junto a Bulgaria, Letonia o Polonia. En Suecia, Dinamarca o Finlandia, más de seis de cada diez trabajadores están afiliados a un sindicato. A lo mejor tiene algo que ver con eso que se llamó estado del bienestar.
Sería digno de estudio el odio o animadversión hacia los sindicatos por parte de muchos trabajadores, de autónomos que se creen empresarios y de pequeños empresarios que creen que sus intereses sin los mismos que los del Ibex 35. No puede ser solo por errores propios, que los tienen, y muchos, sino que debe haber algo más profundo. Vagos, corruptos o vendidos hay en todos los sitios: en los clubes de fútbol, en los partidos políticos, en la Iglesia o en las familias, y poca gente se plantea que no tengan alguna utilidad. Incluso los que se la niegan no renuncian a las mejoras conseguidas por la negociación colectiva.
‘Divide et impera’ se le atribuye a Julio César. Divide y vencerás. Una frase sobre el poder, tan antigua como el poder. En realidad, es una frase sobre la negociación. El poder de una de las partes equivale a la fuerza que la otra le reconoce. Si las fuerzas se dividen, la otra parte se crece en la negociación.
Uno de los elementos clave de la reforma laboral del PP fue el intento de eliminación de los convenios colectivos. Los convenios de empresa o, peor aún, la negociación individual puede favorecer a algunos trabajadores durante un tiempo, pero perjudicará a la mayoría, incluidos los que se creían beneficiados, a largo plazo.
Se habla cada vez más de bajas por ansiedad en el trabajo. Se combaten mejor esas situaciones, para prevenirlas, desde el sindicalismo que desde la psicología. En un mundo cada vez más individualizado, sigue siendo más eficaz para todos la negociación colectiva que el coaching. Es mejor la ayuda mutua que la autoayuda.
Los tiempos cambian. La estructura laboral y empresarial también. Los sindicatos deberán cambiar. Pero mientras no nos inventemos otra cosa y mientras la proporción negociadora siga estando descompensada, y siempre lo va a estar si a la propiedad no se le opone la unidad, los sindicatos seguirán siendo necesarios.
Comentarios
1 X Mar, 02/05/2023 - 12:17
2 Zonzamas Mar, 02/05/2023 - 12:56
3 Diálogo Mar, 02/05/2023 - 17:14
4 Anónimo Mar, 02/05/2023 - 18:58
5 Anónimo Mié, 03/05/2023 - 15:59
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