Juan Manuel Hernández Auta, tras la historia de la pelotamano
El profesor comenzó a jugar a los 18 años al juego de la pelota y sus esfuerzos se han centrado en investigar y mantener viva esta tradición canaria
Juan Manuel Hernández Auta es un profesor, ya jubilado, que ha dedicado su vida al tradicional y casi desconocido por la sociedad en general deporte de pelotamano. Una actividad cuya primera referencia en Lanzarote data del siglo XVII en el municipio de Teguise.
Auta ha empleado años en buscar en archivos cualquier referencia posible a la pelotamano en las Islas, así como en intentar que este deporte vernáculo no se pierda. Cuando tenía 18 años conoció a Paco Osorio, un joven de Gáldar que andaba por Tenerife en aquel entonces y que estaba intentando recuperar el juego del palo. Fue en ese momento cuando decidió hacer lo mismo con aquel deporte que solía ver frente a la casa de su abuela en Tiagua cuando tenía seis o siete años.
Juan Manuel se fue después a estudiar a Gran Canaria, donde comenzó su investigación sobre el juego de la pelota, revisando todos los protocolos notariales de Lanzarote. Fue así como encontró la referencia más antigua, de 1616, donde se vendían unas casas en Teguise “que pertenecían al juego de la pelota”.
Seguidamente prosiguió en el Museo Canario, donde repasó toda la prensa escrita, que no se encontraba digitalizada en aquel momento. Dedicó tres cursos escolares a pasar página tras página.
Auta recuerda que cuando comenzó a practicar este deporte fue contactando con los jugadores que había en la Isla. “Teníamos una media de 60 años contando conmigo, que rompía todas las estadísticas. Es decir, había gente de 70, 80 y 90 años, y eran principalmente de Tiagua, Soo, Teguise, La Vegueta y de Arrecife”, resume. Además, quedar para jugar no era tarea sencilla. “No existían los teléfonos móviles”, recuerda el profesor. Para concretar una fecha se tenía que avisar con antelación: “Iba a Soo, Tiagua, Muñique... casa por casa, diciéndoselo a cada uno, y así fue como nos mantuvimos un montón de años con el fin de que no se perdiera, que era mi objetivo”.
El juego de la pelota o pelotamano fue muy popular en la isla de los volcanes. Según cuenta Juan Manuel, se jugaba en toda la Isla, “en lo que es la Casa del Cabrerón, y en la calle Colegio, que es paralela a la Fajardo, en pleno centro de Arrecife”. Además, dicen que los de Teguise acudían a jugar a Arrecife. Y también se practicaba en el resto de municipios.
Se trata de un deporte con un importante componente social pues se practicaba, por norma general, en días festivos o los domingos. Un ejemplo claro de esto es el partido organizado en abril de 1934, donde un grupo de jugadores de Lanzarote y Fuerteventura organizaron un encuentro en Gran Canaria, en el Campo España, como se llamaba, para recaudar fondos para los parados de Lanzarote. “Hubo un dinero, no recuerdo la cantidad, y consta quién lo trae, un tal Dominguito García, un botador excelente, lo más largo que había por allí”, señala Auta.
En 1934 lanzaroteños y majoreros organizaron un partido para recaudar fondos
Los únicos pueblos donde, según este profesor, no hay referencias del juego de la pelota son Muñique y El Cuchillo, posiblemente “por ser núcleos poblacionales muy pequeñitos”, indica. Incluso en las Casitas de Femés hay un topónimo vinculado con la pelotamano. También en La Santa que, como era donde la gente iba a pasar los fines de semana, tenía su cancha de pelota. “Iban los de Tinajo y también los de Soo para jugar. La pelota tuvo una actividad tremenda”, recalca.
Otra peculiaridad de este deporte la presentan los jugadores del municipio de Yaiza, quienes tenían dos canchas: una para jugar los del pueblo, al lado de la iglesia, y otra, donde se encuentra ahora la gasolinera en dirección a las Montañas del Fuego, donde jugaban contra los equipos foráneos.
Algunos jugadores de Lanzarote y Fuerteventura organizaban su propia liga en Guanarteme y La Isleta, en Gran Canaria. Era la década de los años 30 del siglo pasado, con equipos como Los Harianos, El Rubicón o Los Veteranos. Se trataba de una competición que incluso aparecía en la prensa de la época, concreta el profesor. Sin embargo, el estallido de la Guerra Civil supone un duro impacto para la práctica de este deporte. Solo se mantuvo en Tiagua, Soo y Teguise “de manera esporádica”.
No perder la tradición
En los últimos años los esfuerzos de Juan Manuel se han centrado no solo en investigar sino también en mantener vivo este deporte. El Cabildo de Lanzarote junto con el Cabildo de Fuerteventura y el Ayuntamiento de Telde han tenido programas para enseñar el juego. Hubo ligas allá por 2013. A día de hoy se realizan intercambios con Fuerteventura, en la feria FEAGA, de manera que jugadores de pelota de ambas islas se reúnen.
El futuro de este deporte pasa por una mayor implicación de los docentes
“Los de Lanzarote hemos jugado contra holandeses, tanto equipos de hombres como de mujeres, hemos jugado contra italianos en Valsequillo, nos trajeron a los valencianos y ahora estuvimos con los de Teruel, con un encuentro en Fuerteventura al que vino también gente de Lanzarote”, explica.
En su opinión, el futuro del deporte pasa por una mayor implicación por parte de sus colegas de la enseñanza. Antes de la pandemia, Auta y algunos profesores organizaron unas jornadas en Tinajo. Para Juan Manuel, “lo bueno sería que se formara a unos técnicos, por lo menos en la isla de Lanzarote, para que puedan ir por los colegios e impartir clases, y a la vez a hacer unos talleres con clubes de forma reglada y que se forme una liga”, como ya sucediera hace diez años para mantener a los jugadores “activos” y que se atraiga al público.
Señala Juan Manuel que Gadifer de La Salle fue jugador de pelota o así lo recoge Le Canarien cuando el líder de la primera expedición de conquista de las Islas le ganó 31 francos al Duque de Borgoña. “Cuando en 1402 viene el normando con Gadifer de la Salle, lo que yo pienso es que, si vienen a conquistar las islas, lo que menos viene es a enseñar su cultura. Lo más claro es que vengas a saquear, robar y todo lo que se les ocurriera por delante”, cuenta el profesor y añade que los que se quedan son “vizcaínos, sevillanos...”, quienes para el lanzaroteño fueron los que en realidad “enseñaron a jugar a la pelota”. Además, si su origen fuera francés “tendría que tener alguna palabra de origen galo y que se haya castellanizado, pero no tiene nada” y sentencia: “Poco importa de dónde vino, lo que sí sé es que los únicos juegos que tenía Lanzarote eran la bola, la lucha y la pelota”.
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