La hora de los valientes
Lanzarote ha presenciado en los últimos tiempos ciertos comportamientos que parecen indicar que algo en la política local está cambiando.
El miedo atávico a salirse de los cauces, a romper la disciplina de partido instalada en la defensa de las cúpulas y del delicado equilibrio interno, no parece ya freno suficiente a decisiones marcadas por la ética o la ideología.
Algo ha debido suceder en el seno del PSOE para que los concejales de Arrecife respaldaran a Alternativa Ciudadana en su reiterado intento de nombrar a José Manuel Soria “persona non grata”, pese a que sus compañeros del Cabildo rechazaran la iniciativa en dos ocasiones.
Sin embargo, no hubo valor suficiente para dar la campanada definitiva denunciando la tasa del combustible, planteada en un mal momento y aún peor explicada por el consejero responsable, un socialista veterano en lides públicas pero muy mal aconsejado en este asunto.
Quien sí lo hizo fue otro reconocido “rebelde”, el edil de Coalición Canaria Mamé Fernández, que desatendió las indicaciones de su dirección y levantó la mano contra el impuesto aprobado en su día por CC y PSOE.
Las declaraciones del alcalde del PP, Pancho Hernández, en contra de las plataformas de Repsol y en claro desafío de su jefa de filas -“si no le gusta a mi partido, que me lo digan y me vuelvo al taxi”- son otra prueba de que esa casta de la que hablan, ejército de políticos obedientes a oscuros intereses ajenos a la ciudadanía, empieza a resquebrajarse.
Algo está cambiando. La única ocasión en que en esta isla un político ha colocado la ética por encima del interés partidario, -recuérdese a Carlos Espino rompiendo hasta cinco pactos de Gobierno con el PIL tras el caso Unión y propiciando con ello el paso de su partido a la oposición- su cabeza rodó por el piso por el hachazo certero, firme y convencido de sus siete secretarios locales, a apenas cuatro meses del Congreso de renovación de la dirección insular socialista.
Sin embargo, nada hace presagiar que los concejales del PSOE de Arrecife, el portavoz de CC en Tías o el único alcalde del PP de la isla vayan a pagar cara su osadía. Y menos cuando se han ganado el aplauso ciudadano y mediático por la exhibición de independencia y, en los tres casos, de defensa de los intereses sociales.
Ha llegado la hora de reflexionar acerca de la idea de renovación que exige el electorado, que no apunta a rostros sino a comportamientos y decisiones. El camino es difícil, lleno de trampas para quienes se arriesguen a tomarlo en el seno de partidos tradicionales y entre correligionarios anclados en el pasado. Ha llegado la hora de los valientes.
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