EL PASEO
Por Saúl García
Ahora resulta que aceptar bajarse el sueldo o subirse la jornada es un acto de responsabilidad. Lo han hecho en las últimas semanas los trabajadores de los Centros Turísticos y los de la recogida selectiva de residuos y en los dos casos se les ha reconocido su “responsabilidad”. Y lo han hecho millones de españoles en los últimos años. Es curioso que una sociedad que no discute la sacrosanta legitimidad de la plusvalía, comienza a alabar el recorte en las condiciones laborales de trabajadores, tanto de servicios públicos como del sector privado.
Ahora resulta que aceptar bajarse el sueldo o subirse la jornada es un acto de responsabilidad. Lo han hecho en las últimas semanas los trabajadores de los Centros Turísticos y los de la recogida selectiva de residuos y en los dos casos se les ha reconocido su “responsabilidad”. Y lo han hecho millones de españoles en los últimos años. Es curioso que una sociedad que no discute la sacrosanta legitimidad de la plusvalía, comienza a alabar el recorte en las condiciones laborales de trabajadores, tanto de servicios públicos como del sector privado.
Se supone que la supuesta responsabilidad sirve para poder seguir ofreciendo esos servicios públicos o para seguir manteniendo el trabajo para todos aunque parece que ya importa poco ofrecer algún servicio decente. Lo que importa es que el servicio no sea deficitario desde el punto de vista contable, y ya está. Curiosamente los que alaban esa responsabilidad son los que realmente tienen más responsabilidades, jerárquicamente hablando, aunque con una acumulación de méritos que habría que revisar, y con un sueldo seis o siete veces mayor que el salario mínimo interprofesional.
Que los empleadores sueñan con trabajadores que estén dispuestos a trabajar mucho y cobrar poco está bastante claro pero que el sueño lo empiece a compartir con normalidad el resto de la sociedad comienza a ser más que preocupante. No se extrañen si en un futuro próximo (o ya mismo) el modelo de trabajador digno y responsable, socialmente reconocido incluso por los propios trabajadores, es el que acepta trabajar sin cobrar. Por supuesto, el que no se queja, por responsabilidad, el que no pide mejoras de ningún tipo, por responsabilidad, y el que acepta que le humillen, por responsabilidad.
Pues no es por responsabilidad, es por miedo. Aquí cada uno tiene sus responsabilidades, y la de un trabajador de recogida de basura es recoger bien la basura y la de un camarero, atender bien a los clientes y la de un auxiliar administrativo, pues auxiliar administrativamente. Y la de los directivos, dirigir. Esa es su responsabilidad dentro de la empresa. Y si los trabajadores ahora aceptan bajarse el sueldo hasta un 15 por ciento, que es un dineral, es por miedo, completamente entendible, a perder sus puestos de trabajo en un mercado en el que es muy difícil encontrar un nuevo trabajo. Cuando se claudica ante una amenaza, ante una situación de presión, no es por responsabilidad, es por instinto de supervivencia, por obligación.
Pero ya que le gusta tanto al poder la responsabilidad, a ver si cunde el ejemplo y se inicia una campaña pública para rebajar todos los sueldos hasta una cifra razonable que permita, junto a otras muchas medidas que, por ejemplo, en Lanzarote, se deje de dar la paradoja de que la ocupación turística está en el noventa por 90 por ciento y el paro en el 35. Porque esto ¿de quién es responsabilidad?
Comentarios
1 Flaneur Vie, 18/04/2014 - 09:51
2 Diógenes Mar, 22/04/2014 - 11:58
3 Flaneur Mié, 23/04/2014 - 19:49
4 Diógenes Jue, 24/04/2014 - 10:01
5 Rafa Pascual Mié, 30/04/2014 - 15:16
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